Christopher.
Salí del refugio con Connie, y de inmediato me sentí incómodo. La ciudad estaba vacía y silenciosa, pero no era un silencio pacífico. Era un silencio tenso, cómo si la ciudad misma estuviera conteniendo la respiración, esperando a que algo sucediera.
Yo también.
Mientras caminaba, mi ojo siempre estaba en Connie, listo para defenderla de cualquier cosa que pudiera surgir. La ciudad estaba llena de desastre. Edificios saqueados y arruinados, tal vez por el vandalismo de las personas que aún se encontraban asustadas. Ya no se les podía culpar por su desesperación. Había también coches volcados o quemados, y más basura que antes. Era como si una tormenta hubiera pasado por aquí, dejando una estela de destrucción a su paso.
Pero no era solo la destrucción física lo que me preocupaba. Era la sensación de que algo estaba acechando en las sombras, esperando a que nosotros bajáramos la guardia. Me sentí tenso, mi instinto de protección hacia Connie aumentando.
Connie se detuvo de repente, su mirada fija en algo en la distancia.
-Chris, mira-, dijo, su voz baja y tensa.
Seguí su mirada y ví lo que había visto ella. Un grupo de personas, vestidas con ropa sucia y desgastada, se escondían en un portal, mirándonos con ojos llenos de miedo y desconfianza.
Me puse tenso, de inmediato tomé a Connie para pegarla a mi costado.
-Vamos. No tengas miedo.
- Pero pueden ser...-
- No siento mala intención con esas personas, bella. Tranquila. Sólo... tienen miedo. Es lo que también huelo. No se atreverían a hacer algo-, dije, tomándola del brazo también -. Igual... no queremos llamar la atención. Hay que seguir sólamente.
Continuamos caminando por la calle hecha desastre, encontrándonos con un ambiente más pesado y que sólo nos hacía sentir más inseguros. Connie junto a mí, no dejaba de escanear el entorno con una mezcla de curiosidad y aprensión. Trataba de disimular, pero aún así yo podía oler su nerviosismo y su miedo, pero también su determinación por seguir.
No me sentía todavía muy seguro de esto, no estaba de acuerdo con exponerla así. Sabía que era ella la que corría más peligro en este momento, pero ya habíamos actuado. Y, aunque quisiera... no podría retractarme para volver al refugio. En primer lugar, porque ya no estábamos seguros los dos de que eso seguía siendo seguro ahí, y, en segundo lugar, porque ésto lo hacíamos por Milton. No sé lo que habrá pasado con él, pero ahora no podía rendirme. No quiero pensar en que ya ha pasado algo en verdad, no puedo...
Tengo que encontrarlo.
De pronto Connie nos hizo detenernos y después se acercó a mí, su rostro lleno de inquietud, y me dijo en un susurro:- Chris, hay que tener más cuidado. Recuerda lo que había pasado en Berlín. Los humanos pueden descubrirte- Me sentí tocado por la preocupación de Connie. Ella sabía que yo era un ser diferente, un ser con habilidades y características que me hacían destacar en medio de la multitud. Y sin embargo, ella se preocupaba por mí, intentando protegerme de una manera adorable.
Connie se puso delante de mí, como si intentara bloquear cualquier peligro que pudiera venir hacia mí. Sólo le sonreí. Me sentía conmovido por su preocupación. Connie no se cansaba de pensar primero en los demás. Era increíble, era tan valiente, aún después de todo el horror que había tenido que vivir. Pero ahora era mi turno de estar para ella.
Es lo que me había prometido.
- Connie, espera -. dije, intentando razonar con ella-. Tranquila. Cuando sienta algo extraño con alguno de ellos, te lo diré, lo prometo. Pero no es necesario que hagas esto. Confía en mí, podré controlar cualquier situación que se presente.
Pero Connie se limitó a negar con la cabeza.
- Eres un tonto si crees que te dejaré todo a ti.
- Lo tendrás que hacer. Te guste o no.
- ¿Y cómo se supone que voy a protegerte yo?
- Manteniéndote a salvo a ti. Nada más, bella. Es lo único que me importa y que me impulsará si la situación llega a ponerse difícil. ¿Bien?- me acerqué a ella para tomarla delicadamente con mis manos, y después acerqué su rostro al mío para juntarnos. Escuché cómo tragó grueso y eso me hizo sonreír, pues ya he percibido como ha bajado un poco la guardia -. Tenerte con bien es lo único que quiero. Por favor, es lo único que te pido. No interfieras, no puedes hacer nada si se tratan de demonios o Anónimos. Fue el trato. Así que te ruego que sólo...-
- Pero si llega a complicarse... no voy a permitir que tú pelies solo, y...-
- ¿Es que acaso no confías en mí?- la interrumpo, soltando una risa. Ella sólo me mira con esos ojos tan hermosos e intensos, en los que sólo veo inocencia y nerviosismo ahora. Acaricio su rostro con mi mano y percibo cómo se pone tensa ante mi contacto -. ¿Es así? ¿O qué más pasa?
- Que me siento impotente de ser tan inútil - suelta con un tono serio y molesto que logra sorprenderme de verdad -. Apuesto a que... a que ella sí podía hacerlo antes, y sin problema.
Esas palabras logran golpearme con brutalidad, y hacerme caer en cuenta al fin del porqué de su frustración. Al parecer... sigue siendo por ella, por Lamia.
Niego y después la miro a los ojos, para decirle con firmeza;- Bella... Eso no importa ahora. No importa también si pudo ser así antes. Ahora soy yo el que desea salvarte, ahora soy yo el que tiene que hacerlo, y no por lo que habrá ocurrido antes. Tampoco porqué me sienta endeudado o... enamorado de la persona que fuiste antes. Sabes que ambos necesitamos que te salves para que se resuelva todo esto, y porque también yo te necesito. ¿De acuerdo? Te necesito a tí, y solo a tí, porque ya fuiste mi salvadora muchas veces. Porque ahora también lo eres, incluso si no puedas hacerlo cómo antes.
Connie no dijo nada, sólo me miró con lágrimas cautivas. Ante ese silencio me decidí en actuar solamente para atraerla hacia mí y besarla en la frente.