Hermosa oscuridad

Capítulo 34

Christopher.

Un estruendo resonó y después sólo fuí capaz de mirar cómo el sargento que estaba frente a nosotros, apuntandonos, cayó al suelo, con lo que parecía una herida de bala en su nuca.

Detrás de él pude ver a la persona que le había disparado.

Oh mierda...

No sabía si ya estaba alucinando, pero esto me parecía tan imposible ahora...

Sentí una mezcla de emociones: alegría, sorpresa, confusión y un poco de miedo. No sabía qué hacer, no sabía cómo reaccionar.

Este sin más contemplaciones se lanzó hacia los otros sargentos después, luchando contra ellos con una brutalidad que me dejó sin aliento. Era como si hubiera estado esperando este momento durante mucho tiempo, y ahora estaba dispuesto a hacer todo lo que fuera necesario para protegernos. Seguía un poco aturdido, un poco confundido. No sabía qué estaba pasando, no sabía cómo había llegado para ayudarnos, pero realmente se trataba de él.

Al fin.

Koran...

¿Koran?

— Chicos... Ustedes sí que son expertos en meterse en problemas. Al menos me dejaron algo.

Koran seguía atacándolos con una ferocidad que me dejó sin aliento. Sus movimientos eran rápidos y precisos, y los sargentos no pudieron hacer nada para detenerlo. La pelea era intensa, brutal. Estos estaban siendo derrotados, uno a uno, y yo no podía hacer nada más que mirar con asombro y confusión.

Emmett y yo nos miramos, aún sin entender cómo esto era posible.

Koran siguió peleando, derribando a los sargentos. Su energía luminosa se sentía más fuerte que antes, más intensa. Abrumaba demasiado. Podía sentir su poder emanando de él. ¿Qué es esto? ¿Por qué ahora se sentía más poderoso? Y no sólo lograba percibirlo, pues él también lo estaba demostrando con la batalla que estaba teniendo ahora.

Sabía que Koran era un ser superior a los soldados Anónimos, justo porque era un sargento, pero ésto que sentía ahora emanando de él... era impresionante. Era diferente. Algo había cambiado o evolucionado en él , de eso no podía tener dudas. Su poder era enorme, más que antes. Podía ver la energía luminosa que emanaba de su cuerpo, esta lucía más potente, más... alucinante.

La batalla era caótica, con sargentos Anónimos luchando por todas partes. Pero Koran se movía con facilidad, derribando a sus enemigos con golpes precisos y brutales. Su espada era una extensión de su cuerpo, y la utilizaba con una habilidad que me dejó más desconcertado. Pude ver después cómo se enfrentaba a uno de los sargentos, un hombre grande y robusto que parecía ser muy fuerte. El sargento era capaz de pelear, pero Koran era demasiado poderoso. Lo derribó con un golpe, y luego se volvió hacia los demás.

La pelea continuó, con Koran actuando cómo un verdadero sanguinario. Los demás sargentos intentaron intimidarlo, diciéndole que ya no tenía salida, que ahora que estaba en el refugio del Guardián, lo llevarían con él, pero Koran no se intimidó. En su lugar, se rió de ellos, con una risa cínica y egocéntrica.

— Fue un error el haberse metido con los míos— , dijo, señalando a Evan y a mí—. No tienen idea de lo que ha pasado en realidad. Y si no quieren entender la verdad por las buenas, lo entenderán por las malas.

Los demás sargentos se miraron entre sí y luego intentaron atacar a Koran de nuevo. Pero él estaba preparado y los derrotó con facilidad.

— ¡No se atrevan a tocar a mis soldados de nuevo! ¡Lo digo enserio!— , dijo, su voz llena de amenaza— ¡Porque si lo hacen, les aseguro que lo lamentarán!

Me sentí sorprendido por eso y por su forma de defendernos. Era nuestro líder Anónimo, sí, pero pensé que después de todo lo que ha pasado, él ya ni siquiera nos reconocería cómo sus soldados, al menos a Evan y a mí no. Ahora parecía que estaba dispuesto a hacer todo lo que fuera necesario para protegernos.

Intenté levantarme para tomar a Connie, quien yacía cerca de mí, junto a Evan y Emmett.

Los miré y después miré el desastre que seguía gracias a esa batalla. Tragué grueso.

— Tengo que ir a ayudarlo.

— Chris...

— Quédate aquí con ellos, bella.

— Chris, e-estás débil también. No lo hagas.

— Aún así debo asegurarme. Por favor, hazme caso. Quédense aquí con Evan. — les dije y, antes de escuchar una nueva protesta, me puse de pie y me dirigí hacia donde se encontraba Koran luchando con dos sargentos a la vez.

Koran pareció percatarse de inmediato de mí, ya que de pronto se volvió hacia nosotros.

— Sigues débil, Chris. No te atrevas a...—

— Es increíble que aún quieras intentar reprimirme con algo.

— Cierto. Siempre has sido una joda desobediente.

— Vete al carajo, y apártate ahora. Es mi turno.

Él sólo me miró con frustración y, antes de darles un último golpe, se dirigió a mí de nuevo;

— Está bien. Demuestrales quien eres. Aquí ya me vale mierda si provocas desastre.

— Agradecele eso a tu querido Guardian.

Y después de que lo ví alejarse de ellos, liberé a mis alas y después las agite para sacar lejos a los sargentos restantes. Me sentía enfurecido, mi corazón latiendo con una rabia que no podía controlar. Veía a los sargentos como una amenaza más grande ahora, cómo los verdaderos traidores. Mi parte oscura se quería desatar, pero aún así traté de luchar con todas mis fuerzas para reprimirla. No iba a poder contener ese poder si lo dejaba actuar. Los sargentos intentaron retroceder, pero yo los perseguí, mi energía oscura envolviéndolos y haciéndolos caer al suelo.

Koran aún tenía acorralados a varios de ellos, y escuché cómo los amenazaba.

— Nos dejarán ir— dijo, su voz llena de autoridad—. O lo lamentarán. No detendré a Christopher con su masacre. Sabemos que puede calcinarlos a todos.

Que Koran lo corroborara de viva voz me hizo sentir un golpe de miedo. Sabía que mi poder era grande, y que podía causar un gran daño. Y sabía que Koran tenía razón, que no podía dejar que mi furia me consumiera.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.