Connie.
La multitud era un mar de rostros contorsionados por el miedo y la ira. La gente gritaba y señalaba hacia la plataforma donde Evan estaba amarrado. El aire estaba cargado de una energía oscura y palpable, cómo si la multitud estuviera alimentando su propio miedo y odio.
Connor y yo nos sentimos abrumados por el caos y la confusión. No entendíamos cómo Evan había llegado allí, ni el cómo la gente lo había logrado someter de esa manera. La plataforma estaba rodeada de personas armadas y enfadadas, que parecían dispuestas a hacer cualquier cosa para mantener a Evan cautivo.
Y entonces, vimos a Dorian. Estaba de pie en la plataforma, pero ya no parecía un demonio. Estaba vestido como un humano, y su rostro parecía diferente, más... familiar. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda al reconocer algo en él, algo que me hizo sentir mucho coraje.
Dorian estaba gritándole a la multitud, diciéndoles que al fin habían capturado a uno de los seres responsables del caos que había estado azotando la ciudad. Su voz era fuerte y convincente, y la multitud parecía creerle. Me sentí enferma al verlo, al ver cómo estaba manipulando a la gente para que odiara a Evan aún más.
Connor me miró, y pude ver la confusión y la preocupación en sus ojos azules marinos. No entendíamos qué estaba pasando, ni cómo Dorian había logrado esto. Pero sabíamos que teníamos que actuar rápido, antes de que fuera demasiado tarde para Evan.
Me sentí horrorizada al ver a Dorian ahí. Por supuesto que él había sido el responsable de llevar a Evan a esa situación, de exponerlo a los humanos y de manipularlos para que se volvieran en su contra, pero... ¿cómo lo había logrado? ¿En qué momento? Su intención era clara, pero... aún no podía creer que él hubiese podido vencer y traer a este caos a Evan.
El chico de cabello oscuro estaba herido y amarrado, y parecía no poder ni siquiera mantenerse firme. Su mirada estaba baja, y su cuerpo estaba cubierto de heridas. Sentí un dolor en el pecho al verlo así, sabiendo que estaba sufriendo por culpa de Dorian y por esa gente que al parecer ya lo había atacado.
Dorian, por otro lado, parecía disfrutar del espectáculo. Estaba gritándole a la gente, diciéndoles que debían vengarse de uno de los demonios que había terminado con la paz de su tierra. Su voz era fuerte y convincente, y la multitud parecía creerle.
Me sentí llena de rabia y odio hacia Dorian, pero... ¿Qué haría ahora?
Sabía que teníamos que actuar rápido, antes de que fuera demasiado tarde para Evan. Pero ¿cómo podríamos detener a Dorian y a la multitud enfurecida? La situación parecía desesperada. Me sentí abrumada por una mezcla de emociones: rabia, impotencia, miedo y desesperanza. Ver a Evan herido y amarrado, expuesto a la ira de la multitud, me hacía sentir un dolor profundo en el pecho. No podía creer que Dorian hubiera podido manipular a los humanos de esa manera, haciéndoles creer que Evan era un demonio malvado.
Me sentí impotente al ver a Evan en esa situación, sin poder hacer nada para ayudarlo. La multitud era demasiado grande, y Dorian parecía tener un control total sobre ellos. Me sentí atrapada, sin saber qué hacer ni cómo actuar. Miré a Connor, y vi la misma desesperanza y rabia en sus ojos. Estaba claro que él también estaba afectado por lo que estaba pasando.
De pronto Dorian se puso de pie en la plataforma, con una sonrisa maliciosa en su rostro. Comenzó a hablar, su voz fuerte y convincente, y la multitud se calló para escucharlo.
—Este demonio —dijo, señalando a Evan—. Ha estado causando estragos en nuestra ciudad. Ha matado a inocentes, ha destruido hogares y ha sembrado el terror en nuestras calles.
La multitud comenzó a murmurar, y algunos incluso gritaron "¡Mátenlo! ¡Mátenlo!".
Sentí una rabia intensa al escuchar las mentiras de Dorian. Sabía que Evan no era así, que él era un ser bueno y noble.
Me acerqué un poco más a Connor, y pude ver la furia en sus ojos.
—Es un demonio peligroso —continuó Dorian—. Un demonio que debe ser destruido antes de que cause más daño.
La multitud comenzó a gritar y a exigir la muerte de Evan. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda al ver la ferocidad en sus ojos. Sabía que teníamos que actuar rápido, antes de que fuera demasiado tarde.
Miré a Evan, y pude ver la tristeza y la resignación en sus ojos. Él estaba sufriendo, claro estaba. También me percaté de la impotencia en sus ojos porque no podía hacer nada para defenderse.
Dorian se acercó al borde de la plataforma y miró a la multitud con una sonrisa maliciosa.
—Pero eso no es todo —dijo—. Este demonio no solo ha causado daño a nuestra ciudad, sino que también tiene un poder oscuro y peligroso. Un poder que podría destruirnos a todos.
La multitud comenzó a murmurar y a gritar, y pude ver el miedo y el pánico en sus ojos. Dorian continuó hablando, alimentando el miedo y la ira de la multitud.
—Si no lo detenemos, este demonio podría liberar su poder y destruir nuestra ciudad. ¡Debemos actuar ahora!
La multitud comenzó a gritar y a exigir la muerte de Evan. Connor me tomó de la mano y me miró con una expresión de determinación.
—No podemos dejar que esto suceda —me dijo—. Tenemos que hacer algo.
Asentí, sabiendo que teníamos que actuar rápido. Pero ¿cómo podríamos detener a la multitud y salvar a Evan?
Dorian se acercó a Evan y lo miró con una sonrisa triunfante.
—Creo que es hora de que nuestro invitado reciba su merecido. Sólo mírenlo. Es un completo monstruo.
La gente enfurecida se acercó a Evan, dispuesta a atacarlo. Dorian parecía satisfecho de lo que había logrado, y se cruzó de brazos mientras observaba la escena. Connor y yo nos dimos cuenta de que teníamos que actuar rápido. Corrimos hacia ahí, pero Dorian nos vió llegar y se interpuso en nuestro camino.
—No tan rápido, jovencitos—dijo, con una sonrisa maliciosa.