Hermoso deseo de Navidad

4° Capítulo

NARRADORA OMNISCIENTE

 

Rosario regresó a la residencia casi dos horas después. Arturo y su esposa la acompañaron a su dormitorio y ella ordenó en el placard las pocas prendas que poseía, se colocó un ambo de enfermería que usaba para trabajar. Cuando el mayordomo la vió así vestida…

 

Arturo-- no es necesario que uses esa ropa, puedes ponerte cualquier prenda que desees...

 

Rosario-- gracias señor Arturo, pero como no poseo mucha ropa, prefiero usar este uniforme.

 

Miranda-- pero ahora que tienes un buen sueldo, puedes invertir en tu guardarropas. Los domingos a unas cuadras de aquí  hacen una feria americana, las niñas ricas, que usan apenas una vez las cosas, se las entregan a esta gente para que las vendan, se pueden llegar a encontrar cosas muy bellas y a muy bajo precio. Si quieres este domingo nos vamos las dos y dejamos a mi viejo cuidando al jefecito.

 

Rosario-- (( se sonríe con la amable y divertida mujer )) está bien, tiene razón, en estos diez años nunca me mimé, siempre compré lo que era estrictamente necesario, no lo que deseaba…


 

Rosario entró a la habitación de Esteban, quien seguía durmiendo, o eso era lo que creía ella. Se sentó en la silla que antes usara Miranda, y comenzó a leer uno de los libros que había encontrado en su corta expedición por la biblioteca del lugar.

 

Mientras tanto Esteban observaba disimuladamente a la bella joven que había entrado a su habitación, no la conocía, y no sabía que podía desear. Estuvo unos minutos así, hasta que se decidió a hablar…

 

Esteban-- ¿quién eres tú? ¿Qué haces acá?

 

Rosario se sobresaltó al escuchar esa voz tan varonil y potente, lo observó sorprendida, y pudo conocer esos hermosos ojos verdes, sus miradas se encontraron, y la joven sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo.

 

Rosario-- disculpe señor, soy Rosario, el señor Arturo me contrató, soy su nueva enfermera…

 

Esteban-- ¿enfermera?  no necesito una…. (( quiso sentarse en la cama, y el dolor en sus costilla se lo impidió ))

 

Rosario-- no haga eso, que se va a lastimar más de lo que ya está…

 

Esteban se quejó de dolor, Rosario llamó a uno de los guardias para que la ayudara a sentarlo, revisó las heridas, él al hacer un mal movimiento, había abierto una de ellas la cual comenzó a sangrar.

 

Rosario le sacó la camisa del pijama, le fue retirando las vendas, sacó del botiquín lo necesario para limpiar sus heridas, colocó un poco de anestesia local, y procedió a ponerle dos puntos en la herida que se había abierto, todo lo hacía de forma delicada, precisa y con mucho profesionalismo.

 

Esteban no había podido reaccionar desde el momento que ella se acercó a revisar sus heridas, después, cada cosa que hacía lo maravillaba, no solo por la delicadeza con que ella lo trataba, sino su perfume y principalmente su belleza. 

 

En el momento que la joven estaba terminando de suturar la herida, entró a la habitación Arturo.

 

Arturo-- ¿qué sucedió? uno de los guardias dijo que lo llamaste para que te ayudara…. (( se quedó pensativo viendo el panorama ante él, mientras Rosario estaba trabajando, Esteban la observaba minuciosamente, pero de una forma muy especial ))

 

Rosario-- si, porque el cabezón de nuestro “jefe”, quiso sentarse solo, y a lo… (( pensó bien lo que iba a decir )) y bruscamente. Ya está, ahora le pondré nuevas vendas. Arturo ¿dónde está la ropa del señor? pues la camisa está manchada de sangre…

 

Arturo-- ya te la alcanzo (( dijo sonriéndose ))


 

 

Pasaron los días...

 

Esteban estaba totalmente acostumbrado a despertarse y encontrar a su linda enfermera velando su sueño. Ese día se despertó y no encontró a nadie a su lado, tocó el timbre que tenía al lado de su cama, para que supieran que ya se había despertado….

 

Arturo-- ¿te sucedió algo? (( le preguntó entrando apresurado a la habitación ))

 

Esteban-- no, no sucedió nada. ¿Dónde está Rosario? ¿Por qué no está en su puesto de trabajo? (( preguntó molesto ))

 

Arturo -- Rosario no está, hoy es su día franco.

 

Esteban-- ¿qué? ¿Otra vez?

 

Arturo-- (( se sonrió, se había dado cuenta de lo dependiente que su jefe se había vuelto a su dulce enfermera )) ya pasó una semana desde que estuvo de franco, le tocaba….


 

 

Esteban estuvo de mal humor todo el día. Cuando Rosario llegó Miranda le pidió que pasara a verlo antes de irse a cambiar, porque estaba insoportable preguntando todo el tiempo por ella.

 

Rosario golpeó la puerta y entró a la habitación de Esteban…

 

Rosario-- ¿qué sucede jefe? ¿para qué me buscaba con tanto interés?

 

Esteban se quedó mirándola, venía con un vestido muy bonito que abrazaba cada curva del cuerpo de la joven…

 

Esteban-- ¿a dónde fuiste? ¿tuviste una cita? ¿estuviste con un hombre?

 

Rosario-- ¿qué pasa, acaso usted es mi papá? Le recuerdo que soy huérfana, nunca he tenido ni padre ni madre….

 

Esteban-- para lo que sirven, te evitaste una gran desilusión…. (( no se dio cuenta de lo que dijo, pero  era un indicio de que estaba recuperando la memoria muy lentamente ))

 

Rosario-- (( le llamó la atención lo que él dijo, pero hizo de cuenta que no pasaba nada )) no tendría porqué andar contestándole su interrogatorio, pero como no tengo nada que ocultar, le voy a contestar. Fui a visitar a una amiga, ¿cuál era la otra? ¡ah! no, y… (( pensó )) no. Ya contesté todas sus preguntas, ahora me voy… 




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