NARRADORA OMNISCIENTE
Era diciembre nuevamente, más precisamente el medio día del 24, cuando Rosario que casi tenía 9 meses de embarazo, hizo un movimiento y rompió bolsa. Estaba en la cocina, en medio de un charco de líquido.
Arturo y Miranda la llevaron inmediatamente a la clínica, y en el camino le avisaron a Esteban, quién estaba trabajando. Él llegó corriendo, entró asustado a la habitación que le habían asignado a su esposa.
Rosario-- tranquilo amor, solo rompí bolsa, ahora debemos esperar que nuestro hijo quiera salir, pueden pasar 12 horas, si en ese lapso no tengo contracciones, me inducirán el parto, se ha adelantado unos día, pero todo está bien.
Esteban pidió permiso para pasar la Noche Buena en la habitación de la clínica, con ellos estaban Arturo y Miranda, quienes le habían traído un arbolito de navidad pequeño, y el pesebre. Con comida sana, festejaron el nacimiento del niño Jesús, cuando Rosario se iba a levantar de la silla para colocar al niño en el pesebre, ya que el reloj había marcado las 12 a.m., un dolor muy fuerte la atravesó y debieron llamar al doctor...
La llevaron a sala de parto, pues el momento había llegado. Ignacio nació a las 12:35 a.m. tanto la madre como el bebé estaban perfectamente.
Mientras la ingresaban a la habitación, con su hijo sobre su pecho, pidió que la acercaran hasta el pesebre. Le pidió a su esposo que sostuviera al bebé, y estirándose, tomó al niñito Jesús y lo colocó en el pesebre agradeciéndole por cumplirle el deseo de una familia propia.
Un tiempo después...
Después que naciera Ignacio, Esteban buscó a la madre de Rosario por pedido de su esposa, dieron con una mujer que la había conocido, pero les dijo, que desgraciadamente cuando Mariana volvió del hospital, su esposo, la golpeó hasta matarla, porque no le quiso decir dónde había dejado al bebé que había tenido, el cual él estaba seguro que era un niño. Que ese hombre fue llevado a la cárcel, en donde un tiempo después, fue asesinado por otros presos.
Rosario lloró por días por el destino de su madre, pero supo que ella la había amado tanto, que la dejó en un lugar en donde sabía que iba estar mejor, le había salvado la vida. Por eso dijo que si tenía una niña le pondría Mariana como su mamá, quien fue su ángel de la guarda.
Seis años después…
Habían pasado una noche buena en familia, pero la tarde de Navidad, en la casa, se festejaba los 6 añitos de Ignacio.
Rosario-- Esteban mi amor ¿puedes ocuparte de Cristian y Sebastián (( eran sus hijos mellizos de casi tres años )) mientras termino de vestir a Ignacio?
Esteban-- si mi amor, pero deja que de eso se ocupe Susana, tú estás muy pesada para andar con tanto trajín.
Rosario-- ¿qué? ¿acaso me has dicho que estoy gorda? te recuerdo que si estoy así en parte es tu culpa, porque yo no me embaracé sola...
Esteban-- no seas sonsita mi vida, lo que quise decir que debe ser muy cansador estar moviéndote tanto, teniendo una panza de siete meses, para mi, cada día estás más hermosa. Soy muy feliz contigo, mis tres hijos y mi niña que ya falta poco para que esté con nosotros, te amo. (( la besó apasionadamente, pero tuvieron que separarse porque los niños los reclamaban ))
Dos meses después…
Nació por parto natural una bella niña a la que le pusieron Mariana Isabel, en honor a sus abuelas.
La niña vino a completar el “hermoso deseo de Navidad”.
Navidad que Rosario siempre recordaría, no solo porque había nacido su primer hijo, sino porque se cumplió lo que siempre había deseado, su propia familia.
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Editado: 12.12.2021