Sólo eso le respondo y actuo muy serena pero estoy que no entiendo qué le paso o cómo sucedió todo esto pero ojalá que todo salga bien. Medio desayuno algo rápido y ligero, aunque sin el Señor Gerente la oficina esta algo silenciosa y todos aquí estan con los nervios de punta, el Gerente Grajales de ventas también está que ni lo calienta el sol, que él se lleva muy bien con el Señor Gerente, o sea mi jefe. Son cerca de las dos cuándo todos decidimos que es hora de ir a visitarlo al hospital, se nos adelanta Álan y dice que ira a comprarle un presente mientras que Ivett ira por un ramo de flores y claro todos de acuerdo con las ideas. Estamos en el hospital, todos en “bolita” afuera de la habitación, la esposa del Señor Gerente toma el ramo de flores y nos permite pasar y en fila lo hcemos, soy la última entrar, le veo en la cama todo vendado, bueno su pierna esta enyesada, y el brazo derecho lo tiene igual; sonríe al vernos y eso me hace estar tranquila al fin de cuentas el Gerente Cervantes es buena gente y en eso nos comenta cómo fueron los hechos de esta mañana, dice que todo iba bien, desde que salio de su casa y él aclara que no estaba de cruda, le decimos que esta bien, aunque sabemos que, con la borrachera que se dio ayer, eso sería prácticamente algo imposible de creer, en ello aunque sabemos que, con la borrachera que se dio ayer, eso sería prácticamente algo imposible de creer, en ello continúa diciendo que estaba cerca de la oficina cuando un auto le dio de costado pero el impacto fue tan grande que se fracturo la pierna y el brazo. Eso de las fracturas me la se bien y duelen mucho, bueno a él en este momento no pero cuando se le pasen los efectos de los analgesicos, sí y sabrá que no dormira bien por varios días, quizá.
—Señor Gerente, digame ¿Cuánto tiempo estara en el hospital?
—El doctor me ha dicho que en dos semanas con suerte me daran de alta, pero debo estar en reposo por sies meses para que mi brazo y pierna se recuperen bien.
—¿Seis meses?—decimos al unísono. Nos miramos entre sí.
—Sí señores y vean que no es por gusto.
—Pero señor ¿cómo haremos para las juntas, las reuniones con los directivos, los eventos que ya estan calendarizados…?
—No se preocupen por eso, dejare un sustituto.
—¿Sustituto?—volvemos a decir al unísono.
—Vamos, chicos por favor relajence, ya hable con la compañía de mi situción, ellos me lo informaron y tengo que aceptarlo—comenta de lo más tranquilo.
Por alguna razón a los demás no les ha caido muy bien todo eso, pero el señor gerente tiene razón y tenemos que aceptarlo, aunque claro hasta para mí, me ha caido como bomba pero me tengo que aguantar, ni modo. Nos quedamos en la habitación por un rato más hasta que una enfermera nos dice que hay mucha gente y eso le hara daño al señor gerente, con cara de fuchi salimos todos de muy mala gana pero Rebeca, la esposa del señor gerente, me dice que podemos visitarlo cuánto queramos, cuándo esté en su casa y eso me alegra.
<<Correré el chisme>>