Héroe Anónimo

VII

Salgo muy contenta y les cuento a todos, ellos también se alegran, o sea no es chisme realmente, pero después del notición, pues creó que necesitaban alegrarse un poco, por lo menos por ahora.

—Oye… ¡Oigan!

—¿Qué pasa Ivett? ¿Qué tienes?

—¿Podrían despedirnos?

—¿Eh?—suelto confundida por su pregunta—¿pero qué dices?

—Nadie nos puede correr, somos permanentes… o ¿sí?

—Prácticamente… sí—comenta Alan.

<<Oh-oh, ha salido el lado serio de Alan>>

—¿De verdad?—duda Lulú

—Sí. Pero para eso tendrían que hacer evaluaciones muy pero muy extrictas…

—Pero ¿y los nuevos qué  entraran?—le corto—se que hace unos días, informaron que harían nuevas entrevistas de trabajo.

—“Carne fresca”—inquiere Lulú—eso es muy cierto.

—Quizá, pero recordemos que solo ocupara el puesto del señor gerente por seis meses, claro que sí tarda todo ese tiempo en recuperarse… es como un…—se rasca la barbilla—…”¿interino?”.

—Sustituto—corrijo—Alan ¿tú lo sabías?—le preguntó de manera directa.

—No. Para nada, no sabía nada de esto.

Poco es el tiempo que nos quedamos conversando a las afueras del hospital,  Alan como es jefe le ha hecho saber el señor gerente, que el lunes próximo el nuevo gerente llegara a la oficina, para ello nos han dicho que harán una junta, eso me pone nerviosa y no se porqué, nada sé, desconozco muchas cosas y solo tengo seis meses trabajando. Tanto el jueves como el viernes estuvimos con los nervios de punta, todos en la oficina desconocian lo que el señor gerente nos informaría incluso el señor gerente  Dante Grajales, él también andaba nervioso y no es para menos aunque todos incluyendome, creemos que es un hombre maduro y con nietos  ¿Y porqué lo creo?  Bueno pues quién más que un hombre de gran edad pueda manejar este departamento. Al menos es eso lo que me atrevo a decir, señores.

*Deberías salir conmigo, es sábado y no hay nada que hacer…*

—Ay, sí, cómo no—digo al ver el mensaje de Alan, en la pantalla del móvil—dios… hombre quiero dormir…—veo el reloj de pared, que indica las ocho y quince—me he estado levantando muy de mañana y ¿Él tiene ánimos para salir temprano?—camino hasta la nevera—jugo, jugo, jugo ¿Dónde estas?—lo esculco.

Ignoro el mensaje de Alan y al no encontrar jugo en la nevera y en ningun lugar de la casa, decido salir a la tienda que está, a pocas cuadras para comprar uno, me pongo una playera gris y unos pans negros,  me hago una coleta, tomo el monedero pero me detengo al darme cuenta que siento frío  en los pies y es porque estoy descalza.

—Mis viejos converse—regreso y me los pongo—salgo del departamento y opto por una cancioncita—ya te anciaba Chvrches—de mi lista de reproducción, elijo Out Of My Head—que bien suena y más con audiculares.

Pienso en tomar el ascensor pero  suponiendo que aún está descompuesto, bajo trotando por las escaleras mientras se repite la misma música, aunque sigo creyendo que está muy corta, me encanta pero es muy corta… así que sólo la tarareo. Corro por la acera un sábado por la mañana, viendo pasar los autobuses y la muchedumbre.

<<¡Al fin, un fin de semana!>>




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