—Disculpa pero yo soy de Markenting y tal cosa no nos detendrá, por nosotros ustedes tienen chamba—digo sin medirme y no me percato de que Alan se vuelve a vernos—.Así que sus… “puñeteros” comentarios estan de más, gracias—fijo la mirada al frente y escucho que se mufan con sus cosas, pero ya no estoy de buen humor para seguir “conversando” con ellos.
<<¿Diablos pero qué rayos estoy pensando?<<
Tratando de controlar mis impulsos locos e increíblemente irracionales me aparto un poco de ellos, y les doy la espalda, muevo la cabeza, auto negandome mi poco sentido de la coherencia y de mis palabras tan poco “civilizadas”, evitando todo, salgo de la sala de reuniones cuando escucho que dicen que nos podemos retirar, ese momento es mi mayor oportunidad; salgo de allí y a grandes zancadas me dirijo al ascensor pero Alan logra alcanzarme, ¿y como no lo haría?, si tiene largas piernas. Agacho la mirada y prefiero ponerme los audiculares completamente alejada de la canción que he reproducido, es decir, que ni siquiera le estoy prestando atención a lo que reproduce el móvil.
Respiro hondo y me mantengo con la mirada clavada al piso hasta que siento el pesor en mi hombro, que me hace levantar la mirada y Alan ha posado su mano en mi hombro, se acerca a mi y me quita el audicular,continua mirandome y y no digo nada, completamente muda, me he quedado.
—Guapa ¿Qué te pasa?—Me dice casi en un susurro, como si evitara hablar alto.
—Yo… no…—hablo en monosílabos—… sé—agito la cabeza como quitandome la torpeza—lo siento Alan, realmente no sé que me pasa hoy.
—Creó yo que son los nervios, ayer bueno, bebiste demasiado—dice y se lleva la mano al cuello y se la frota lentamente—¿temes que nos corran de la empresa como piensa Ivett?
—¿Qué?... No.
Nada de lo que Alan estaba pensando, era lo que a mi me preocupaba, sí, me estaba preocupando y no tenia ganas de estar en la oficina pero tenia que aguantar por un rato más, solo un rato más y podría irme a casa.
Nada fue de lo más raro a ecepción de mi conducta con los de venta que de verdad, habia momentos en que deceaba que nos separaran, no verles las caras me haría la vida en el trabajo un poco más fácil; despúes de haber tenido la junta y haber comido un poco me concentre en el nuevo diseño que habia dejado a medias el gerente Cervantes, sabia lo que él estaba haciendo pero cansada de escuchar tantas locuras en la oficina, que opte por ponerme los audiculares y reproducir una canción que tenia meses sin escucharla.
Sea de DLD, es un grupo mexicano que canta, ¡uy dios!, de lo más bueno, realmente el grupo se llamaba DILDO, pero creó que todos lo conocemos como DLD y es más fácil recordarlo así, me encanta esta canción y siento que puedo con todo.
No se cuánto tiempo paso con mis audiculares puestos, ¿y el volumen? No me preocupo por eso, ya no. Me meso sutilmente en la silla y me concentro, a finales de este año se llevara a cabo un mega evento y aunque falte algunos meses, que no son muchos realmente, debo tener muchas ideas, bueno, eso intento, tener mucho en que pensar y en que diseñar.