Estaba muy enojada por lo que habia oido pero estaba muy inquieta, también tenia miedo de lo que iba a pasar aunque claro, no sabia realmente que sucedería.
. Alan iba y venia a todas horasy lo unico que deseaba en ese momento era irme a casa o a cualquier lugar, es verdad que al nuevo jefe no se habia presentado y mucho menos habian aclarado las dudas, hoy a diferencia de otros días, decidí botar la toalla, sé que podría perder mi trabajo pero la verdad es que necesito salir.
Después de que abandon el edificio, decidí ir al parque, bueno a un pequeño parque, habia comprado algo de comida y me sente en una banca a comer, era un tanto incomodo estar comiendo al aire libre ya que los que pasaban frente a mi, me observaban, al menos por un momento. Tenia ansiedad pero eso ya no importaba, cuando al fin estuve en mi edificio, agradecí a los ánegles que el ascensor ya estuviera en funcionamiento, oprimí mi el botón y las puertas se abrieron, entre en él y antes de las puertas se cerraran alguien más lo ocupo.
<<¿Y tenia que ser justamente él?>>
Era el mismo, el del bar, mi vecino pero no le dirigí la palabra y mucho menos la mirada, él tampoco lo hizo, dos completos extraños en un ascensor, siendo vecinos, no teniamos nada en común, salvo eso.
Cuando las puertas se abrieron Sali de él, llevando mis llaves en la mano y en un abrir de ojos entre a mi departamento, por alguna razón estaba muy molesta con él, quizá por lo que habia pasado esa noche en la entrada del edificio o tal vez por alguna otra cosa, quién sabe realmente; dejo todo y me voy al baño, me doy una ducha y salgo de ella on las peores ganas que jamás haya experimentado.
“Guapa, ¿en dónde andas?”
Es Alan pero no tengo las ganas de responderle y menos en este preciso momento, lo ignoro.
“Diam, ¿dónde estas?”
Reviso el mensaje y es de Lulú, ella ni siquiera me vio slir del edificio o siquiera de la oficina pero tampoco le respondo.
“Dialnet, todos estamos preocupados, ¿ a dónde te has ido?”
Me sorprende recibir un mensaje de Ivett y recibo uno más pro es de Erick, diciendome.
“¿Te encuentras bien?"
Nace en mi el coraje y me hastío, pienso en arrojar mi móvil pero esté vibra, reaccionó dejandolo caer al piso pero continua vibrando, veo en la pantalla el nombre de la persona que me esta llamando y es el gerente Cervantes, de manera presurosa, lo levanto.