Héroe Anónimo

XVI

—¿Hola?

—¿Diam?—un silencio momentaneo—hola, me han dicho que te has desaparecido del departamento de Markenting, ¿qué pasa?

—Nada señor, solo me senti… indispuesta.

—¿En serio?—dudo por unos segundos en si decirle al más pero él prosigue—necesito que vengas a verme, necesito hablar contigo y… es urgente.

—Conmigo?—vacilo—esta bien, ire enseguida.

Cuelgo y me visto de manera casual, tomo mi bolso junto a mis llaves y el móil, salgo de allí, tomo el ascensor y bajoa la entrada, una vez afuera en la calle tomo un taxi que le pido que me lleve al hospital, dónde se encuetra el gerente Cervantes; en cuention de minutos estoy frente a su puerta, toco y me recibe su esposa, me sonríe y yo la imito.

—Hola, Dialnet, pasa.

—Hola, buenas tardes, gracias—entro y el gerente Cervantes esta comiendo, me sonríe—hola, señor.

—Hola, toma asiento—asiento y lo hago—me alegr que llegaras como flash—eso último me hace soltar una risa pero me la término tragando.

<<Sí él supiera que así lo llamamos en la oficina>>

—Diam, sé que tú y los demás me llaman así—con ello provoca que abra los ojos en gran manera—descuida, no me molesta que me llamen “Flash” pero no has venido hasta acá para hablar de mi sino de ti.

—¿De mí?—me acomodo en la silla—¿por qué de mí?

—Sé que hoy no se “presento” mi sustituto, ¿verdad?

—Así es—brevemente recuerdo el desagradable enfrentamiento que tuve con los de ventas.

—Bueno, es parte del plan sin emabargo mi sustituto estaba con ustedes—le veo confundida—veras, llegara un nuevo empleado que tomará… tu lugar, Diam.

—¡¿Qué?!—m levanto de un sobre salto y camino un poco—¿Cómo? No entiendo.

—Esto ha sido de la nada, apenas ayer por la noche me lo informaron—se razca la cabez—pero así es, él tomará tu lugar y tú tomaras el mio.

—¡Imposible! Ahora si estoy completamente confundida—me muerdo los labios—señor Cervantes, yo no puedo tomar su lugar, soy…—agito la cabeza en señal de negación—… soy… una novata, no tengo la experiencia suficiente para ello y menos para dirigir a un equipo.

—Tranquila, él será tu mano derecha, así que no estras sola.

—¿Me esta diciendo que seré la jefa de mis compañeros y la de éste extraño?

—Sí.

Vuelvo a caminar de un lado para otro completamente confundida, le veo, le veo y le veo pero al final de cuentas suelto un gran “Ahhhhhh” convinado con una expresión de no querer intentar nada y me cubro el rstro con mis manos, pues es una gran responsabilidad, es hecharme el paquete completo. Me acerco  la ventana y veo los autos pasar, el sol acaecer y formando el punto perfecto de un atardecer.

 




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