Héroe Anónimo

XX

Escucho a Alan que me pregunta pero no respondo, agacho la mirada por un instante siento las miradas y eso me abruma, siento que alguien me abraza por detrás mientras estoy sentada, es Erick, no sé en qué momento llegó hasta mí. Le veo y él me sonríe.

—Felicidades.

—¡Felicidades!—me grita emocionada Lulú, a la vez que me abraza.

—Guapa, muchísimas felicidades—me besa en la mejilla.

—Nena, te lo mereces, felicidades—Ivette también me da un abrazo.

Estoy muy aliviada de que ellos se tomaran la noticia de está manera, estoy tan feliz, tranquila y calmada.

Al terminar la junta nos disponemos a trabajar, bueno, mis compañeros de trabajo debido a que el señor Martínez me hará entrega de mi oficina, él va delante de mi al igual que “mi vecino”, y esto es muy raro e incomodo pero algo súper asombroso a la vez.

<<No sé sí estar nerviosa o feliz>>

—Señorita García, está es oficialmente su oficina.

—Muchas gracias—le digo al entrar, aunque es algo raro no ver al gerente Cervantes sentado en su silla, le hecho de menos—gracias señor Martínez.

—No hay de qué—me sonríe—si necesita algo, no dude en informarmelo, a cualquier hora y momento—me suelta una mirada pícara.

Eso me hace rotrocer instintivamente, le sonrío, escucho un resoplido de parte de “mi vecino”, el señor Martínez se aparta de mi, se despide y se retira de la oficina, observo detenidamente uno de los archiveros y me acerco a él como asechando a la presa, uno de los documentos esta presentado, abro el cajón del archivero y la carpeta se libera, es una de las maneras más fáciles de distraerce, al menos un poco después de tanta locura.

—Linda oficina.

—Gracias—me vuelvo y él continua allí de pie—es algo que no me lo esperaba pero es… trabajo.

—¿Sólo eso es?

—¿A qué te refieres?

—Me refiero a—se aproxima a mi, me mira muy serio y su mirada me produce escalofrios—¿crees que es un premio ser la nueva gerente?

—¿Ah?

—Guapa…—miro a Alan y él levanta una ceja, me ha pillado en la posición más íntima que jámas haya yo tenido con alguien—… iremos al bar a celebrar tu ascenso—“mi vecino” se parta un poco de mi y Alan lo mira de pies a cabeza—los nuevos, también estan invitados.

—Gracias.

—Gracias, Alan.

—De nada, guapa.

Alan se retira y quedamos los dos solos nuevamente, nos miramos fijamente, lo extraño, es que ya estabamos destinados a encontrarnos siempre y ahora más que nunca.

               Más bien estamos destinados a compartir bebida fría, un tarro de cerbeza, un ascensor, una oficina, un trabajo, un lugar, un momento…

—El próximo mes tienes programado un evento… San Valentín.

—Aún no términa el mes—le digo pero él apenas y me mira.

—Debes tener todo en orden—suspira—este mes casí se acaba—hojea unos documentos que trae consigo—Los días pasan en un parpadear.

 




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