Héroe Anónimo

XXI

—Tienes razón—concuerdo en eso con él—por cierto ¿Cuándo debo hacer mi presentación formal con los demás gerentes y directivos?

—Vaya, eso no lo habia pensado—susurra.

—¿Qué?—pregunto, aunque escuche claramente lo que dijo, sólo quiero que lo repita.

—¿Te parece presentarte formalmente el 14 de febrero?

—No veo por qué no, ¿en dónde?

—Mm, sorprendenos.

—¿Qué?

Ya no me responde, sin verme a la cara, sólo mira sus papeles y sale de la oficina; eso me destroza, hace unos días que nos conicimos, me invito un tarro de cerveza, me coqueteo e incluso me dio un beso en la mejilla esa noche, y ahora hace como si nada hubiera pasado.

<<Uff, supongo que así debe ser, ¿no?>>

Me recargo del respaldo de la silla, mientras miro al techo, doy pequeños giros, las lamparas apagadas se encienden una y otra vez, cierro los ojos y mi móvil suelta una cancioncita que me gusta mucho Forever de Alekseev y es como un fuerte golpe que me dan en las sienes, no se me ha ocurrido dónde pero sí cómo. Abro los ojos de golpe, tomo una hoja de papel y un bolígrafo y empiezo a escribir, aunque lo que escribo no tiene lógica y eso lo sé muy claramente sin embargo debo preparar un discurso, porque no soy muy buena con las palabras, mamá dice que soy como esos consejeros politico; “estoy en las sombras” cuando se trata de dirigirme a un publico, quizá por eso elegí la carrera de Marketing, crear diseños o ideas pero siempre estar alejada de los medios. Sinceramente me frustra mucho.

<<Tengo que dar una buena impresión, como la nueva gerente de Marketing de LÖWE>>

 

Ivett entra y me entrega los archivos de ventas del mes de diciembre, al principio no nos fue también que digamos pero hubo un aumento a finales de esté y eso nos alegro mucho no obstante eso me preocupa un poco, no quiero que se repita.

—¿Todo bien?

—Sí Ivett, solo estaba pensando.

—Bien, no te estreces, ¿esta bien?—Asiento levemente y le veo retirarse.

 Me quedo encerrada en la oficina por quién sabe cuánto tiempo, hasta que tengo que encender las luces y entra Lulú con una taza de café, me sonríe y lo deja a mi alcance, ella se retira. Pero me estoy sintiendo prisionera estando aquí encerrada y eso es lo que menos quiero, no quiero odiar mi propio empleo…

<<No debo tener pensamientos negativos, no debo tenerlos, ¡no debo tenerlos!>>

Continuo revisando y anotando ideas, eso es lo que mejor me sale después de todo.

—¡Guapa!

—¡Dios!—grito después del sobresalto por el bendito susto—¡Alan!

—Lo siento, guapa pero ya son las ocho y cuarenta y cinco—entra y se aproxima al escritorio—iremos al bar, ¿no?—Lo observo fijamente.




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