Abro la puerta de mi departamento, él iba a entrar pero la luz está apagada, le pido que esperé y él solo asienta con la cabeza, conozco mi departamento y más cuando dejo todo desarreglado, enciendo la luz y ordeno tan rápido como puedo.
—Disculpa la demora.
—No te preocupes, ¿dónde lo dejo?
—Sobre la mesa de centro, ya me encargaré de revisarlos—él deja la caja, que contiene archivos de la empresa, las que había dejado el gerente Cervantes en la oficina, decidí darle una revisa y ponerme al tanto de los eventos pasados—muchas gracias, Noa.
—Está bien—dice, me quito los zapatos, y dejo mi bolso sobre el sofá. Noa por su parte observa la habitación de manera subjetiva, bueno, esa es la impresión que me da.
—Me voy, buenas noches.
—Buenas noches y gracias nuevamente.
—Cuándo quieras.
Le acompaño a la puerta y le veo como entra a su departamento, al igual que yo, lo deja con las luces apagadas y eso es muy ahorrativo, son cerca de las diez de la noche. Antes de que cierre la puerta escucho un dicterio, que me deja perpleja, ya ni siquiera ceno, ni reviso la caja, solo pego oreja a la pared del departamento de Noa; pero apenas y escucho algunas palabras sin coherencia entre sí.
“REPROCHABLE” “JUEGO” “TRABAJO” “VAGANCIA” “ADICTO” “SUEÑOS” “AMORÍOS”
—¿Amoríos?—me acerco mucho más—¿Quién rayos tiene un amorío?¿Será de nuevo esa tipa rubia teñida?—hago muecas por el dolor de mi oreja siendo aplastada contra la pared—bueno ¿y yo por qué me estoy preocupando por eso?
La alarma suena, se repite y se repite pero no puedo apagarla, estoy en la ducha, aunque no recuerdo exactamente en que momento me fui a cama, me levante a las 5:23 am y ya no pude conciliar el sueño, culpo por que ya se acerca la fecha de mi presentación formal, y aunque falta, tengo muchos nervios, creo que cualquiera en mi situación los tendría o quién sabe.
Cuando al fin se detiene me da un alivio tremendo, estoy toda mojada, apenas y seco mi cabello al salir de la ducha, me cambio y pongo en mi móvil una canción, Love Me Like You Do de Ellie Goulding y gracias a eso me pongo más energética. He aprendido que dependiendo de la música que escuches así serán tus ánimos y eso, es muy cierto.
Preparo el desayuno, esta vez más rápido, cereal con leche y trozos de chocolate, que me ponen al cien, por así decirlo.
—Bendita llave—esculco mi bolso—¿Dónde te habras metido?—reposo el bolso en mi rodilla, mientras ésta la elevo un poco—oh, aquí están.
Aseguro la puerta, ya casi serán las siete y el bus de las 6:45 no tardará en pasar. Necesito llegar a la parada o me terminará dejando.
—¿Ya te vas?—preguntan junto a detrás de mí.
—Sí.
—Entonces, andando.
—Iba a tomar el bus…
—Llegarás tarde.
Comenta y me deja perpleja, el camina hasta el ascensor y me hace una seña indiscriptible con su termo.
<<¿S. I.G. U.E .M.E…?, ¡Oh rayos!>>