Héroe Anónimo

XXXI

Lo alcanzo antes de que el ascensor se cierre. Él suspira deliberadamente, algo me dice que se ha puesto impaciente y sí que así es, no deja de revisar su reloj de pulsera innumerables de veces, tanto  que hasta a mi me pone de nerviosa, solo vamos a la oficina una mañana de febrero, ni que se fuera a declararse o algo.

<<¿Por qué se pone así? ¿Quién es jefe él o yo?>>

Repito de manera inconsciente en mi mente, y le recorro con la mirada de arriba abajo, hasta que Noa me sorprende y me levanta una ceja, acto que me pone nerviosa y a parto la mirada de golpe. Las puertas se abren y ha paso torpe salgo de él, escuchó a Noa como suelta una leve risa.

<<¿Se está burlando de mi?>>

—De prisa.

—Ya voy, fiero tu modo…

—¿Fiero mi modo?

<<¡Rayos¡, mi lado chiapaneco ha salido a flote… ¡joder!>>

—No nada. No te preocupes.

—Mmm—pronuncia al salir del ascensor, niega con la cabeza—bien, dime ¿Qué idioma es ese?

—¿Idioma?—me sorprende su pregunta, ambos entramos a su auto, me pongo el cinturón de seguridad, él hace lo mismo y coloca su termo en el compartimiento que tenemos en medio, junto a la palanca—pues no es más que las usuales palabras chiapanecas.

—Jamás he estado en Chiapas… espera, ¿eres chiapaneca? 

—Sí.

<<¡Por Dios! ¿acabo de afirmar mi procedencia a un extraño? Bueno no es un extraño pero tengo poco tiempo de conocerlo>>

—Eso es sorprendente—rié, por primera vez rié ante mí y me deja perpleja—no puedo creerlo—se cubre el rostro con una mano y la otra la apoya en el volante.

—Pero bueno ¿Qué es tan gracioso?—masculló ofendida.

—Algún día sabrás.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.