Héroe Anónimo

XXXIV

Se retira y yo hago pucheros por el coraje que me cargo por no poder decirle sus cosas sin embargo tiene razón, la última vez solo escribí apenas un pequeño texto y mostrarlo ahora no me convence mucho, se acerca a mi y deja sobre el escritorio un bloc de hojas blancas, me dice que lo necesitaré y sé a que se está refiriendo, gastaré mis neuronas en pensar.

La noche anterior deje la caja a medias y ni recuerdo exactamente qué fue lo que leí pero lo que si recuerdo bien es que ayer,  él discutió con alguien en su departamento. 

<<Debería recordar las hojas de la caja no lo que paso ayer con él y ese alguien>>

Agito la cabeza fuertemente olvidandome de que él estaba allí.

—¿Estás bien?

—Sí—le sonrío y él sonríe divertido. Aparto la mirada, él se va.

Camino hacia la puerta y le pongo seguro, regreso al escritorio y observó fijamente el bloc apilado sobre él, las ideas no surgen como yo quiero, eso es más que cierto pero ¿qué podría hacer? No tengo una solución para este momento y me agobio tanto que dejo salir lo primero que fluye en mi mente, tomo unas cuantas hojas y un bolígrafo de tinta azul y dibujo sin tener una figura específica, solo son un montón de círculos indefinidos, escucho que tocan a la puerta pero lo termino ignorando, ya luego le pondré un letrero de “no molestar” en letras rojas gigantescas; puede que muchos digan que me estoy haciendo la idea loca de “grandeza” y creo que ya  lo había mencionado antes pero ¿y eso qué? Tengo derecho a tener privacidad.  

Un mundo donde soñamos que los juguetes sigan siendo parte de nosotros…

Empiezan a surgir las palabras adormecidas por el agobio y la frustración.

De niños soñamos que las cosas sean así de increíbles cuando lleguemos a ser adultos, y los juguetes sean parte del recuerdo de que fuimos ampliamente felices…

—¡Y sigo creyendo que no tiene coherencia!—vocífero. 

Tocan a la puerta nuevamente pero ni siquiera hablo, me muerdo las uñas y siento que estar en está posición es algo completa y rídiculamente inútil. Continúo escribiendo.

La vida de niños es la etapa más energética, vivaz, creativa y motivador, donde podíamos llegar a ser todo; desde creernos ser un pequeño oso hasta viajar a la luna con cajas de cartón... ser princesas o médicos de nuestros propios juguetes… 

 




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