Me ha caido muy bien y más que se nota que es muy entregada a su trabajo, y eso adoro de las personas. Me pide mi talla de busto, eso me apena un poco pero siendo ella mujer rápido se me pasa, los colores que me gustan la forma que me gustaría, el largo, mi altura, el ancho de mi cintura, hombros y caderas aunque le digo que desconozco eso, ella se va por un momento dejandome sola y mientras espero veo a Noa conversar con Karla, él ríe como aquella vez en que lo hizo en su auto cuando me llevo a casa, se ve tan lindo con las facciones relajadas tras la risa, mi corazón late con fuerza, me llevo la mano al pecho.
<<Otra vez siento esto… ¿Por qué me siento tan feliz cuando lo veo así?>>
—Traje una cinta para tomar medidas.
—¿Ha?—Karina me mira y levanta ambas cejas, dota confusión pero yo solo agito la cabeza—lo siento, me distraje, ahora ¿Qué sigue?—preguntó a la vez que me llevo una mano detrás de la cabeza y sonrió apenada.
Me toma las medidas sin dudar y las anota en su libreta, ella me dice que será un poco difícil conseguir vestidos de mi talla, debido al ancho de mis caderas, mayormente suelo ocultarla pero hoy he quedado que debo dejarlas ver, no es que tenga un súper cuerpo de reloj de arena pero se acerca un poco.
Me lleva a un cuarto separado de los demás, me pongo nerviosa, me pide que me pare junto a un enorme espejo y toma una de las prendas que estaba colgada, lo coloca sobre mi ropa.
Tardo un poco, pero mis caderas no dejan pasar el bendito vestido completo, me lo quito desanimada, es muy bonito, lo regreso extendiendo la mano fuera de la habitación
—Creo que no.
—Lo siento, es mi error, creí que le quedaría.
—¿Qué pasa?—escucho una voz detrás de la cortina—¿ha encontrado algo que le guste?
—Que me guste si pero que me quede no. Un silencio momentáneo pero luego me entregan un vestido azul, liso, con corte “v”, y un cinto a las cintura. Un vestido de noche en azul. La tela es súper suave y ligera. Lo observo y sin chistear me lo pruebo, me observo a mi misma con el gran espejo, jamás he creído que algo como esto pudiera ruborizarme o incluso hacerme sentir más femenina.
—¿Le ha quedado?
—Sí, muchas gracias.
Karina viene detrás de mi con mi prenda perfectamente doblada en una bolsa blanca brillosa con las letras Boutique D´Karla en negro, los demás también tienen sus prendas en bolsas. Lulú parece muy animada y esta algo roja, supongo que hasta se ha tomado fotos con la ropa en el vestidor, eso me produce una sensación de euforia.
—Ya hemos pagado—me dice Ivette al oído—solo faltas tú.
—Genial.
Me acerco a la caja, pero la chica rubia que está frente a mi, me informa que no es necesario que pague, doy un paso atrás incrédula, algo confundida le pido que me diga quién fue él que lo pagó, la chica me sonríe y niega con la cabeza. Dándome a entender que es algo que debe esconder, me vuelvo discretamente para ver a los demás pero todos ellos están sumergidos en grandes pláticas.
<<Tal vez sea Alan o Lulú… ¿Noa?>>