Héroe Anónimo

XLIX

Lulé se encamina a la puerta y observo desde mi lugar al igual que Ivette, cuando ella abre la puerta, un chico de traje negro, le entrega una tarjeta y le dice unas cuantas palabras, ella se vuelve a verme y luego vuelve sus mirada hacia el chico, lo despide y cierra la puerta. Regresa hasta nosotras. Nos miramos unas a otras, trago saliva y me entrega un sobre en tono plata, se parece tanto a una invitación de bodas.

—Es para ti—lo recibo y lo abro evitando romperlo.  

Hola señorita García, me alegra mucho poder escribirle, soy Varick Deutsche, fundador de LÖWE, me complace ser de utilidad para usted, por ello, el día 14 de febrero a las 7:30 pm, mi chofer pasará por usted y por todo aquel que crea merecer de su compañía.

Sin más que decir, le ofrezco mis más sinceras felicitaciones.

—¡¿Qué?!—grito alarmada y Lulú me quita la nota, lo lee y  también pega grito.

—¿Qué pasa? No griten así, me alarman.

—Ivette, dinos, ¿habías visto una carta de felicitación por parte del fundador?

—¡¿Qué?! No, nunca—se levanta como resorte del sofá, ella lo lee pero a diferencia de nosotras el grito jamás sale de su boca, se ahoga en su garganta—esto si que es sorprendente. ¿Sabías que el fundador jamás, nunca, ni en sueños se ha presentado ante ningún gerente, y menos en eventos para que tomen el puesto?—niego con la cabeza—si él llega, serás la envidia de todos y más si te dá el dichoso apretón de manos.

—¿Y qué pasa con el gerente Cervantes? 

—¿Qué con él?

—Mm—Ivette se sienta nuevamente—comprendo tu pregunta, pero esto si que es raro sin embargo desconozco los planes del gerente Cervantes o de la misma empresa. Y eso que tengo más tiempo que vosotras.

—Bueno, bueno, dejando eso a un lado—ambas miramos a Lulú—le gustas a Noa…

—¡Espera!—levantó ambas manos frente a ella, sin soltar el papel—¿puedo saber cómo llegaste a esa conclusión?

—Por la ropa—boquiabierta le observó.  

<<¿Qué carajos?>>

—¿La ropa?—Ivette se peina el cabello con los dedos—¿no me digas que la ropa que se compro hoy?

—¡Exactamente!—grita triunfante al momento que levanta las manos, yo niego con la cabeza—no me digas nada, Dialnet, sé que él te compró la ropa.

—No sabía eso.

—¡¿Eh?!—baja las manos algo confundida—¿Cómo que no sabías?—vuelvo a negar con la cabeza—pero si escuche como le decía a su amiga, la dueña, de que no te cobrará nada mientras a nosotros nos hacía un descuento ventajoso.

—Y yo creyendo que fuiste tú o Alan quién lo había hecho.

—Es muy difícil saber si es eso lo que él siente—argumenta Ivette y le dá un trago a su bebida.

—Me roban la ilusión de ver a esta pareja juntos.

—No somos una pareja—susurro. 

Me guardo el hecho de que también pensé en Noa como el posible pagador de mi prenda, me siento, y observo el papel, vuelvo a leerlo mentalmente.

Ivette come otro trozo de pizza, Lulú le copia, las tres guardamos silencio.

La noche transcurre de manera lenta, las chicas se han acomodado en los sofás y yo estoy en mi cama, viendo al techo.  

Hace unos años estaba felizmente enamorada de un chico que conocí a principios de la universidad, “eramos como uña y mugre”, empezamos como amigos y mis padres estaban encantados con él pero nada es como uno piensa; durante los años de formación fuimos los mejores en hacer los proyectos, nos compartimos todo, incluso creyeron mis padres que podría casarme en un futuro con él pero en el último momento todo cambió y me destrozó el corazón. Temo iniciar una nueva relación y no sé si esto que siento, es decir, me quedo inmovilizada, quieta, nerviosa, penosa pero feliz cuando estoy junto a Noa aunque sea un chico sarcástico o de mal genio que espanta a todos en la oficina por su actitud petulante en ocasiones ¿Se le puede llamar a eso amor?

¿Es amor en su estado puro y torpe? o ¿Estoy tontamente equivocada?

<<Duerme Diam, mañana será un día especial>> 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.