Héroe Anónimo

LXVIII

Es viernes y tengo un bendito resfriado, no quiero culpar al bote de helado de vainilla que me comí pero creo que es eso, no fui a trabajar, los chicos comprendieron y Noa también aunque él si me regaño mucho, ya que la noche anterior tuve fiebre.

               Estuvó por un rato en el trabajo pero después se quedo en mi departamento, Dios, eso no debió suceder, debería llegar cuando estoy sana y no cuando estoy enferma, con mocos, estornudos, y miles de toallitas a mi alrededor en la cama y en el piso, y con un departamento todo desarreglado.

Él.

Yo.

Y los mocos que salen a cada rato de mis fosas nazales.

Era todo lo que menos esperaba, ha estado al pendiente de mí, sigue la receta médica al pie de la letra, incluso ha cocinado algo para mí, creo que ese lado mexicano se le ha salido, ha hecho un delicioso caldo de pollo para mí solita, eso lo ha dejado muy claro.

               Cuando despierto, el reloj de mi mesita de junto marcan las 6 pm, me levanto y me pongo una frazada sobre los hombros, y por debajo mi pijama de siempre, la de Las Chicas Súper Poderosas, arrastro los pies hasta la cocina y meacercó a la nevera, sacó una jarra de té helado.

—Ni se te ocurra—me vuelvo y Noa esta de pie frente a mí—si tomas eso empeorarás y cierra la nevera—se aproxima a la nevera pero él la termina cerrando pero antes deja la jarra de té dentro—de verdad que estás loca.

—¡Ey!—le suelto enojada—yo quería tomar eso.

—Querías, cosa que no harás—me mira serio—si quieres tomar algo, debe estar calientito.

—Vale, vale, no discutiré.

Salgo de la cocina arrastrando los pies y me siento en el sofá pero dejando un espacio, él se sienta junto a mí, estamos en silencio por un rato.

—¿Estabas dumiendo en mi sofá?—asienta con la cabeza—ya.

—¿Te molesta?

—No realmente. Más bien no creí que siguieras aquí, es muy cansado cuidar a los enfermos.

—No tanto como cuidar de Gary, él siempre se enferma y él si que es un molestoso, es muy gruñón.

—No tanto como tú.  

Me mira aún más serio, pero le sonrío y con eso relaja sus facciones, no teniendo sueño otra vez, le pido que me ponga al tanto de las cosas de la oficina, pero él me dice que no ha pasado gran cosa solo he faltado por hoy y mañana es sábado así que ojalá para mañana ya este mejor además comenta que preparará algo para comer y luego se irá, siento que eso último no quería saberlo.

—Mientras preparo algo puedes recostarte un rato.

—Sería bueno pero aquí estoy bien—aprovecho esta mentira para verle cocinar, cosa que nunca he tenido la oportunidad de verlo. Con ligereza corta los jitomates y algo de queso, le veo llevarse a la boca un pequeño trozo, aunque no recuerdo haberlo comprado antes, quizá fue él quién lo compró. 




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