Heroes de Olimpia - Volumen 1

Capítulo II: El consejo Olímpico y la primera misión

parte 1

 

Un día después de la llegada a la academia, Belial paseaba por los pasillos un poco aburrido, se había escapado de la clase de teoría mágica.

Ya que todo lo que el profesor estaba impartiendo él ya lo sabía encontró que le era inútil permanecer allí, ni siquiera fue el primero en hacerlo, Merid se había escapado antes que él, en un abrir y cerrar de ojos había desaparecido del salón sin dejar rastros.

Belial se acercó a un balcón y miró al patio exterior, varios estudiantes estaban paseando por las instalaciones, había algunos recostados a la sombra de los árboles y a lo lejos un grupo de chicas que jugaban con un animal similar a un perro esponjoso de orejas largas.

Era una imagen muy pacífica, drásticamente diferente al paisaje que Belial acostumbraba ver, pero eso era algo que ya se esperaba desde que llegó, más allá de eso lo que lo tenía tan pensativo era otra cosa.

“No sé, qué es lo que esperas que encuentre, en un lugar repleto de debiluchos como este”

“Tal vez, podrías empezar por hacer algunos amigos”

Belial volteó para ver a quien le pertenecía esa voz, encontró que era aquella joven de cabello rubio y ojos azules que conoció antes, su belleza seguía siendo deslumbrante, Bellatrix era quien estaba junto a Belial.

“¿Quieres algo?”

Bellatrix señaló la nariz de Belial.

“Te quiero a ti”

“No podrías pagarlo”

“Te ofrezco un trato”

“¿De qué clase?”

“Sígueme y te lo contaré” Respondió Bellatrix mientras hacía señas a Belial con el dedo para que la siguiera.

Belial no dijo nada más y solo se limitó a seguirla.

En algún punto del camino se encontraron con otro par de personas, uno era Merid, la otra era una chica de cabello rosa corto, llevaba el uniforme de la academia pero lo raro era que llevaba una calabaza amarrada en la mano izquierda, de esas que sirven para guardar alcohol.

“Hola Bella, veo que conseguiste al otro”

“¿Cómo te fue? ¿Ya impusiste tu autoridad como estudiante mayor?”

“Jejeje, la verdad… no lo sé”

“Descuida pequeña, ya me esperaba esa respuesta” Bellatrix pellizcó los cachetes de la chica mientras esta se quejaba débilmente, entonces miró a Merid quien se sorprendió de lo bella que era y se sonrojó ligeramente.

“Tú debes ser Merid ¿verdad? Acompáñanos por favor, hay un lugar al que debo llevarlos a ambos”

“¿Ambos?” Preguntó Merid, entonces Belial salió desde atrás y Merid casi se cae de espaldas.

“Hmph, ¿te asusté pececito?”

“Cualquiera se asustaría si una cara de villano como esa sale de la nada”

“Hmph”

“¿Te escapaste? Eres un pésimo ejemplo a seguir como estudiante”

“Tú lo hiciste primero come-algas”

“Bueno ya, no se peleen ustedes dos” Dijo Bellatrix deteniendo la discusión.

Ambos siguieron a Bellatrix y a la otra chica y llegaron a un edificio apartado del resto de la academia, era como un pequeño palacio, las columnas de mármol blanco y las estatuas de los dioses a lo largo de las paredes lo convertían en una obra de arte.

“¿Es un templo?” Preguntó Merid, al ver tantas estatuas eso se le vino a la mente.

“No, solo que pensamos que sería apropiado tener una estatua por cada olímpico” Respondió Bellatrix con una sonrisa.

“Apropiado… ¿Qué clase de lugar es este entonces?”

“Ya pronto lo sabrán”

Bellatrix abrió las puertas, dentro del lugar era incluso más hermoso que afuera, el suelo estaba tan pulido que parecía un espejo, el techo tenía pinturas sobre los eventos de la historia, todo el vestíbulo estaba envuelto en un aura tan sublime que cualquiera pensaría que esto era un templo o el palacio de un rey.

“¡Miguel ya traje a los otros dos!” Gritó Bellatrix al aire de repente.

“¡¡Ya llegamos Miguelín!!” Gritó con aún más fuerza la muchacha de pelo rosa.

Una brisa suave comenzó a soplar por el salón cuando desde un balcón en lo alto saltó alguien, un joven que aterrizó suavemente sobre las puntas de sus pies como si fuese una hoja en el viento.

“Hola, ¿son estos dos?” preguntó el joven.

“Si”

Él posó su mirada sobre Belial y Merid, el joven tenía una versión simplificada del uniforme de la academia y cargaba una media toga encima, las togas si bien eran una vestimenta tradicional ya casi nadie las usaba excepto en ocasiones especiales pero este muchacho la usaba sin pena alguna, llevaba también un colgante con un dije en forma del ala de un ave, su cabello era negro y alborotado como un revoltijo de algas pero con textura sedosa, sus ojos eran verdes y animados que mostraban un temperamento afable y cálido.

“Mucho gusto chicos, soy Miguel, encargado adjunto y escriba del Consejo Olímpico, es un placer tener sangre nueva por aquí”



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En el texto hay: dioses griegos, academia de magia, accion

Editado: 06.08.2022

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