Era de noche en la ciudad de Xandarus, Belial estaba corriendo por los tejados de los edificios en un paseo nocturno, los últimos días había sido bastante aburrido. Cuando Belial regresó a la academia y el director advirtió de ello de inmediato lo contactó, le dijo a Belial que sus compañeros habían ido a servir como refuerzos en la guerra contra la unión Arus-Balor que estaba atacando las fronteras del imperio.
El director le preguntó a Belial si él también iría a prestar su ayuda, él conocía la fuerza de Belial y concluyó que sería un soldado sobresaliente, pero para su desilusión Belial rechazó la oferta, él no participaría en una guerra que no le correspondía, el director insistió en que debería ayudar puesto que era un ciudadano del imperio, y su fuerza era algo que debía ser usado para proteger el modo de vida de su país.
Frente a estas palabras, Belial solo miró al director con frialdad y dijo una sola frase, una que le dejó al director muy en claro quién era Belial.
"No tengo ningún compromiso con nada ni nadie, soy Belial Hades del Inframundo, no Belial Hades del Imperio"
Desde entonces Belial solo paseaba por los pasillos de la academia con un rostro inexpresivo, sin el resto de los chicos allí de repente todo se volvió aburrido, su única distracción era conversar con Geraldine quien no tenía reparos en burlarse de él, pero por alguna razón no le molestaba realmente, también asumió algunas de las responsabilidades suspendidas del Consejo Olímpico como dar asesorías, por alguna razón, cuando comenzó a asesorar la mayoría de las solicitudes eran de chicas, de alguna manera su imagen de persona aterradora no hacía sino atraer.
Otro de los métodos de esparcimiento de Belial era dar paseos nocturnos por la ciudad como ahora, la noche tenía un encanto especial que lo hacía querer salir, pero en lugar de caminar por las calles prefería saltar por los techos como un gato, eso porque su presencia llamaba mucho la atención, parecía ser que su fama en la ciudad se había extendido desde el torneo y la misión de supresión del bosque, su imagen pública había mejorado un poco y ahora era más un ídolo que un diablo, incluso había escuchado varios apodos que la gente le ponía.
A Belial no podía importarle menos la opinión de la gente sobre él, estaba por encima de todo eso, solamente se dedicó a disfrutar de sus paseos. Esta noche, mientras Belial deambulaba por los techos admirando el cielo estrellado, a lo lejos escuchó un poco de conmoción, estaba en una sección de la ciudad donde suelen vivir nobles y mercaderes, las personas de alto estatus no suelen tener una vida nocturna muy bulliciosa por lo que esta parte de la ciudad tiende a ser muy tranquila de noche, por esa razón a Belial le pareció extraño escuchar el ruido de tantas personas en un solo lugar.
A Belial le picó la curiosidad y quiso acercarse, cuando estuvo muy cerca pudo ver que la algarabía provenía de un teatro en una plaza. Belial se acercó y se paró sobre un muro no muy lejos, observó que sobre el escenario había un grupo de músicos, una orquesta para ser precisos, la sincronía de los instrumentos al tocar una hermosa rapsodia maravilló a Belial al extremo.
Belial nunca había conocido nada similar, en el inframundo su vida podía resumirse a solo entrenar y estudiar, su infancia fue bastante dura teniendo un contacto ínfimo con el arte, sobre todo la música, lo más cercano a 'arte' que él había conocido eran las pinturas que había en el palacio de Hades, pinturas cuyo tema principal eran escenas del inframundo o momentos de la historia de los Dioses.
¿Pero la música? Belial nunca tuvo contacto alguno con ella, jamás en su vida la había escuchado, lo más cercano era cuando Gamygin, la demonio que lo cuidaba de pequeño, le cantaba arrullándolo para dormir.
Mientras Belial escuchaba la sinfonía, una sensación de admiración comenzó a surgir dentro de él, esta nueva experiencia lo maravilló, amplió sus horizontes, desde entonces Belial venía cada noche a disfrutar de la música desde el mismo lugar sin que nadie pudiera notar su presencia. Cada ocasión, el armonioso conjunto de sonidos producía en él una maravillosa sensación de paz, a la vez que sus emociones fluctuaban con las tonalidades cambiantes, podía sentirse eufórico, sereno, impávido, no había fin en ese complejo mosaico de sensasiones.
Un día Belial se dispuso a acercarse más, ya llevaba tres días escuchando desde el mismo lugar lejano y quería estar un poco más próximo, al acercarse pudo oír más claramente no solo la música, sino los diálogos de la gente del teatro.
Todos eran gente de alcurnia, sus dialogos desde el punto de vista de Belial eran tan superficiales que no valían su atención, sin embargo un par de conversaciones le parecieron interesantes, eran nobles hablando sobre el progreso de la guerra, tanto la fronteriza en el este como la civil en el oeste.
"Así que los campesinos han logrado tomar algunos territorios ¿verdad?"
"Si, incluso los guardias de élite fueron derrotados por esos usuarios de magia misteriosos, son realmente molestos, he perdido una gran cantidad de terrenos por su culpa, esos campesinos deberían de conocer su lugar"