Heroes de Olimpia - Volumen 3

El Avatar de Aquiles(5)

Un bosque de montaña, pacífico y hermoso, los cantos de numerosas aves se dejaban escuchar aquí y allá mientras los rayos del sol traspasaban el follaje creando una escena maravillosa.

En la reinante paz de pronto comenzó a oírse un clamor, los animales y monstruos cercanos huyeron lejos de aquel sonido que representaba un mal augurio.

En medio de un sendero natural apareció una enorme estampida que levantaba el polvo tras de sí.

“¡Pronto entraremos al denso bosque!, ¡estén alertas!”

Asterios encabezaba el contingente de caballería, avanzaban por el sendero natural del bosque debido a que el carro con el Avatar de Aquiles no podía moverse libremente entre los árboles de la misma forma en que lo hacían las monturas, por eso planeaban avanzar tanto como pudieran por el sendero y después adentrarse.

Lyceus iba sentado en el carro con los ojos cerrados mientras calmaba su mente, su aura luminosa comenzó a filtrarse de su cuerpo.

<pronto, ya falta poco, haré que esos desgraciados deseen la muerte>

El contingente siguió avanzando, pronto cambiaron su ruta y se adentraron en el bosque, el carro se detuvo mientras algunos soldados se quedaban junto a él como guardias.

{Lyceus ¿me oyes muchacho?}

“Lo oigo, comandante”

El transmisor de Lyceus emitió la voz de Asterios haciendo que Lyceus abriera los ojos.

{Comienza el vínculo}

“¿Tan pronto?”

{Si, ahora}

“Entendido”

La comunicación se cortó, Lyceus miró aquel tótem negro ominoso. Se levantó y comenzó a caminar hacia él mientras el sudor frío rezumaba de su frente.

“Oye… escúchame roca vieja, tú y yo tenemos que armar un alboroto allá, así que coopera conmigo”

Los guardias miraron a Lyceus con algo de compasión, era duro ver como un chico tan joven hacía lo posible por cubrir su miedo.

Lyceus extendió su mano sobre el tótem, podía sentir el pulsar de esa inmensa energía.

<puedo sentir tu gran poder, y sé que lo que estoy sintiendo no es más que una hebra del mismo, por favor, incluso si caigo en pedazos, permíteme usarte esta vez>

El poder mágico de Lyceus comenzó a circular por la superficie del tótem, Lyceus comenzó a sentir como su consciencia se fundía con la del tótem a cada segundo. De repente un violento flujo de energía invadió la mente y cuerpo de Lyceus, él se asustó al darse cuenta de que no podía detener la invasión a su cuerpo.

La energía invadió cada célula en su cuerpo, cada partícula de maná en su espíritu y cada centímetro de su alma. De repente la visión de Lyceus comenzó a volverse borrosa, en un par de segundos ya estaba en el suelo.

“¿D-donde… estoy?”

Un espacio lleno de luces de diferentes colores apareció frente a Lyceus, todo a su alrededor formaba parte de un gran espectro de luces infinito. Él flotaba a la deriva en este espacio donde no había suelo y no se podía ver ningún objeto.

{¿Quieres poder?}

“¡…!”

Una poderosa voz resonó en su mente, Lyceus miró hacia todas direcciones pero no encontró el origen de esta voz.

{¿Lo quieres?}

No sabía el origen de esta voz, pero podía especular a quién le pertenecía.

“¿Eres el Avatar de Aquiles?”

{Soy el poder y la voluntad del campeón, tú quien desea el poder debes demostrar que eres digno}

“¿Digno? ¿cómo puedo demostrar que soy digno?”

{Debes tener el valor para empuñar la fuerza sin dudar, tu corazón contiene dudas, mientras esas dudas no sean limpiadas serás indigno de usar tan noble poder}

“…”

Dudas, ciertamente Lyceus estaba dudando. Estaba dudando sobre si realmente valía la pena luchar en esta guerra, sobre si de verdad él tenía que ponerse en riesgo para salvar la cara del imperio.

Ciertamente estaba enojado por lo que le hicieron a Selene, su hostilidad estaba hirviendo como nunca antes, pero usar el Avatar de Aquiles implicaba usar el poder del imperio para el imperio, no estaba usando su propio poder para resolver su animosidad.

“No considero que sea incorrecto pelear por mi país, pero no puedo dejar de sentirme incómodo con eso por alguna razón. Lo que quiero, es vengarme de lo que le hicieron a Selene con mis propias manos, pero… me dieron esta misión que posiblemente me destruya ¿realmente vale la pena?”

Lyceus lo pensó detenidamente, solo se acercó a este poder por órdenes, no fue su idea ni su intención buscar ayuda externa.

Estos pensamientos creaban una gruesa niebla en la mente de Lyceus impidiéndole ver con claridad el panorama, ¿qué debía hacer?

Sumido en estos pensamientos enredados, Lyceus se dirigió hacia aquella voz.

“Eres la voluntad del campeón ¿verdad?”

{Correcto}




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