Heroes de Olimpia - Volumen 3

El Avatar de Aquiles(6)

Un escalofrío recorrió la espalda de Asterios, una fuerte sensación de peligro lo asaltó en un nivel que muy pocas veces había sentido.

<Esta sensación, algo está viniendo, algo muy peligroso>

Asterios comenzó a mirar alrededor mientras su cuerpo comenzaba a sentir frío, no tardó en notar un movimiento extraño de maná dentro del campamento. Un maná con aura oscura y fría de ultratumba, varios de ellos, Asterios pudo notarlos gracias a su percepción espacial la cual era más aguda que el sentido de maná común.

<¿Qué es esto? Estas auras ominosas…>

Fue entonces que de repente diez nubes de humo negro aparecieron en alrededor del campo de batalla, los combatientes de ambos bandos se alejaron instintivamente de esas nubes apenas las notaron, dentro de cada nube negra había una tenue luz verde.

Las nubes negras comenzaron a tomar forma, en pocos segundos cada nube se convirtió en una silueta humana con ojos verdes brillantes.

“¿Pero qué…?”

“¿Qué es esto?”

Las siluetas emitían un aura tenebrosa y oscura, en sus rostros una grieta se abrió formando una horripilante sonrisa de oreja a oreja.

“¡¡GYAHAHAHAHAHAHAHAHA!!”

El estridente sonido de aquella risa estalló cubriendo todo el campo de batalla, inevitablemente la atención de todos los soldados se concentró en aquellas figuras, en los espectros de sombras.

“¡¿Qué son estas cosas?!”

“¿Monstruos?”

La confusión se extendió en todo el lugar, nadie tenía idea de qué estaba ocurriendo. Pero no importaba lo confundidos que estuvieran, lo que pasó después hizo clara la situación.

Las sombras arremetieron contra todos los que estaban cerca suyo, en unos instantes una jauría de gritos de dolor inundó el ambiente.

{Matarlos a todos es la orden}

{El maestro, nos devolvió a nuestro lugar}

{¡Que no se escape ni uno!}

La intención de matar de las sombras era increíble, se arrojaron a los grupos de soldados de manera suicida mientras lanzaban ataques en frenesí, muchos soldados de ambos bandos trataron de detenerlas, pero no importaba la clase de ataque que lanzaran ya que las sombras se regeneraban casi al momento.

“¡¡Retrocedan!!”

“¡¡A formación, a formación!!”

Todos corrían tratando de reagruparse para resistir, pero estos nuevos enemigos habían convertido el campo de batalla en un verdadero caos al atacar sin distinguir aliados. Por alguna razón no parecían verse afectados por la magia de Asterios ya que se movían demasiado rápido, apenas se alcanzaban a ver destellos negros antes de que una o dos cabezas salieran volando.

<Esto es malo, ¡es muy malo!> Asterios apretaba los dientes mientras trataba de pensar en cómo resolvería esto. Bajo estas circunstancias Asterios desactivo su hechizo de área, si no le servía solo estaría agotando su maná sin razón.

Asterios lanzó su espada como un gran látigo, por donde pasaba la hoja el espacio colapsaba haciendo grietas con un sonido de vidrio roto.

La espada golpeó a una sombra destrozándola en pedazos, pero su cuerpo comenzó a reconstruirse a una velocidad absurda, en menos de 5 segundos ya estaba completamente recuperado.

<Sus cuerpos son espirituales, de otro modo no tendría sentido que tengan una regeneración tan exagerada, siendo así…> Asterios corrió mientras gritaba a sus soldados.

“¡¡Ataques al alma, usen ataques al alma para acabar con ellos!!”

Asterios estaba en lo cierto al pensar así, pero lastimosamente no habían muchos entre sus hombres que pudieran usar ese tipo de ataques. Los ataques que afectan al alma son raros de ver, las maldiciones también entras en esta categoría, pero los que pueden usarlos suelen tener tipos de magia especiales que tienen relación con lo espiritual.

Personas como Belial, Grigori o Cecilia son buenos ejemplos, Belial incluso podría decirse que es el depredador natural de los fantasmas y demás formas de vida espiritual.

Asterios comenzó a atacar con un frenesí no menor al de las sombras, todo a su alrededor se llenó de grietas espaciales a medida que balanceaba su espada, sombras y soldados enemigos que se habían atravesado habían sido cortados sin piedad en trocitos. Los olímpicos desde un principio sabían que no era prudente acercarse a su comandante durante la lucha si querían conservar sus vidas, por eso desde el inicio no se habían acercado a menos de diez pasos de él.

Sangre volaba por los aires mezclada con niebla negra, pero las sombras se reconstruían a gran velocidad pese a eso.

{Este hombre es fuerte}

{Su alma es poderosa, que dos de nosotros se encarguen de él mientras los otros tratan con el resto}

{¡Me gusta la idea!}

{Al maestro de seguro de le gustaría un alma como esta}

Dos sombras asaltaron a Asterios por ambos lados, las dos llevaba espadas dobles como armas y se movían ignorando la mayoría de las grietas espaciales.




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