Heroes de Olimpia - Volumen 3

La Iglesia del Caos(4)

Belial estaba sentado con las piernas cruzadas debajo de un árbol, una delgada capa de aura negra cubría su cuerpo mientras aparentaba estar dormido. Se mantuvo así durante un rato bastante largo, entonces abrió los ojos y extendió una mano al frente.

De su mano se extendió lo que parecía ser otra mano transparente, se estiró unos diez centímetros antes de volver súbitamente dentro de la mano de Belial.

“Hmm… aún no es utilizable, necesito más práctica”

Belial se rascó la cabeza y se recostó contra el tronco del árbol antes de suspirar.

“Haa… las Autoridades son muy difíciles de usar, si las uso demasiado termino agotado y usarlas es el único modo que tengo para mejorar en ellas. Pero es raro, no gasto nada de maná cuando uso una Autoridad, pero de alguna manera siento que en realidad uso todo mi cuerpo en su lugar… quisiera que ese imbécil de Gospel dejara de evitar el tema y me enseñara todo esto de una vez”

Belial miró el tronco del árbol.

“¿Qué hay de ti señor árbol? ¿tú me darías algunas revelaciones sobre cómo funciona este jodido mundo?”

“…”

“Bueno, me imaginaba esa respuesta”

{Amo ¿me escucha?}

“Oh Quartz, ¿pasó algo?”

{Está listo}

“¡…! de acuerdo, voy para allá”

Belial se levantó y acomodó su ropa, solo llevaba ropa sencilla de entrenamiento pero tenía una mochila a su lado, de allí sacó su túnica Luna Menguante, varios accesorios, un par de brazales y unos… ¿audífonos? Eran un par de tapones de oídos unidos con una vara sólida pero elástica, los tapones estaban hechos con una mezcla de un caparazón rojo oscuro y pelaje blanco. Belial había obtenido estos tapones de oídos en su saqueo de la ciudad luego del ataque de la Orden de Sagittarius junto con algunas cosas más.

“haa… tres días de entrenamiento en paz, ya era hora de tener algo de acción ¿vamos entonces?”

{Tú y tu mal hábito de hablar solo}

Belial ignoró el comentario malicioso y su figura se hundió dentro de su sombra.

Geraldine estaba acompañando a su madre en los refugios de la ciudad, luego del ataque la mayor parte de la ciudad había sido destruida y costaría mucho tiempo, dinero y mano de obra para repararla. Geraldine y su madre se habían quedado sin hogar justo cuando habían logrado mejorar su situación económica, y además de eso el padre de Geraldine había muerto dejándole un profundo trauma a las dos.

Geraldine y su madre trataban de mantenerse activas a pesar del dolor, ayudando tanto como fuese posible a los heridos trataban de ignorar la tristeza con la labor humanitaria. Sin embargo, era imposible que se libraran tan rápido de ese golpe, durante la noche ambas tenían problemas para dormir y sus semblantes se habían vuelto sombríos en estos tres días.

Justo ahora las dos estaban ayudando con la distribución de comida, si bien estaban dolidas, todavía tenían una pequeña esperanza.

“No deberían de forzarse demasiado”

“¡UWAAH!” Geraldine se sobresaltó por la inesperada voz detrás de ella, se dio la vuelta y vio a Belial allí de pie.

“N-no me asustes de esa manera, aparecerse por detrás de la gente así es desagradable”

“Ya está listo lo que te había dicho antes ¿van a venir?”

“Ahora mismo estamos atendiendo a la gente que necesita ayuda, ¿puedes esperar?”

“Yo si, pero no sé si esa persona pueda, estoy apelando a la amabilidad ajena aunque no me debe nada, incluso yo me siento incómodo pidiendo ayuda a ese tipo”

“Ugh, está bien, déjame ver si puedo conseguir a alguien que nos reemplace aquí, pero tardaremos un rato”

“procura que no sea mucho”

Varias horas después, Belial, Geraldine y su madre llegaron a ese bosque medianamente lejos de la ciudad, las dos mujeres todavía estaban mareadas por el viaje ya que usaron una carreta de granja que estaba abandonada en el camino, Belial había reemplazado al caballo y había halado de la carreta tan rápido que había puesto a Geraldine y su madre en un apuro, los brincos que daba la carreta por los baches en el camino las dejó a las dos agotadas.

“Hija, tu amigo es muy brusco”

“Lo sé, todavía no sé cómo lo aguanto”

Todavía no entraban al bosque, Belial les dio unos minutos para que descansaran, aunque él estaba claramente impaciente por como estaba caminando de un lado a otro intranquilo, también de a momentos se quedaba parado mirando al cielo sin decir nada.

“Ahora que lo pienso, todavía no sé su nombre” Dijo de repente Belial mientras señalaba a la madre de Geraldine.

“¿Eh? Ah… me llamo Lucía, supongo que no nos habíamos presentado correctamente hasta ahora”

“Lucía… hm, bien, en un rato entraremos al bosque, ninguna de las dos deben separarse de mi en ningún momento, si bien no son la gran cosa todavía hay monstruos en este bosque, yo las protegeré a ambas mientras nos movemos. Luego de adentrarnos lo suficiente llegaremos a un templo antiguo, allí está mi conocido esperando que lleguemos para llevarlas a ustedes dos a su nuevo hogar”




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