Desde hace décadas los avances en la alquimia y la ciencia permitieron estudiar el cuerpo de los seres vivos a profundidad, se volvió posible extraer la esencia de los seres vivos y estudiarla de diferentes maneras.
Fue entonces que comenzaron las preguntas peligrosas ¿es posible que un humano pueda superar sus límites? ¿qué diferencia a los semidioses de los humanos comunes? ¿es posible crear semidioses de manera artificial? E incluso… ¿es posible crear algo más poderoso que un semidiós?
Estas preguntas rondaban en la cabeza de una persona, una persona que marcaría el inicio de una revolución, esa persona era Circe Laplace. Hace años ella comenzó a investigar con estas interrogantes en mente, su objetivo era crear no un semidiós artificial, sino algo mucho más allá.
Ella pretendía crear la forma de vida perfecta.
Consiguió cautivar a otros con sus metas para que le ayudaran y logró reunir la esencia divina de varios semidioses, pero eso no le bastaba, la naturaleza de divinidad no era suficiente para ella, así que reunió la esencia de vida de numerosos monstruos.
Al procesar la mezcla de esencia divina y esencia de monstruos los resultados fueron desastrosos, los sujetos sufrían mutaciones severas que les llevaban a una muerte prematura. Refinaron más la mezcla, buscaron nuevos sujetos pero todo fallaba.
Entonces fue cuando Circe decidió cambiar su enfoque, se las arregló para elaborar un prototipo de una cámara de incubación, y tras muchos intentos y fallos lograron crear una funcional. Circe fertilizó un óvulo humano y comenzó a incubarlo dentro de la cámara mientras le suministraba la mezcla de esencias, las mutaciones fueron tan brutales que el cigoto pereció al poco tiempo.
Los intentos continuaron, y un día…
“Señora, el feto ha logrado integrar las mutaciones en su desarrollo de manera estable, hasta ahora no se ven reacciones negativas”
“Si, este es, puedo sentirlo, este pequeño será el que lo logrará”
pasaron los meses y dentro del tubo de cristal se podía ver a un saludable bebé de cabello negro envuelto en luz carmesí. Para ser un bebé que ni siquiera estaba totalmente formado ya emitía una gran cantidad de maná, pero este maná era extraño ya que corroía ligeramente el líquido dentro del tubo como si fuera ácido, este efecto fue adjudicado al hecho de que el pequeño era una amalgama de humanos, monstruos y dioses.
Circe miraba al bebé con ojos llenos de ilusión, ese niño representaba su más grande logro y ambición, de algún modo podría decirse que ese bebé era su hijo a quien le confiaría su legado.
“El Dexma-01 se ha desarrollado bien, su gestación sigue el ciclo normal de los infantes humanos y no se presentan problemas”
“Mi pequeño Dex, pronto, pronto saldrás de allí y le mostrarás a este mundo y a los dioses lo que es la verdadera perfección”
Dex Laplace, ella le había dado su propio apellido en un impulso, el nombre de Dexma-01 era la identificación del pequeño como un sujeto de pruebas, era la abreviatura del nombre del proyecto:
Deus Ex Machina.
No pretendían crear un humano mejorado, no pretendían crear un semidiós, tampoco un medio-monstruo, ellos literalmente pretendían crear a un ser vivo que alcanzara el nivel de un dios.
El niño estuvo dentro de la cámara de incubación durante 1 año, al salir Circe se pegó a él como una garrapata, le hacían todo tipo de pruebas y exámenes y ella los dirigía todos, le enseñó a leer y escribir e incluso lo bañaba ella misma, en serio parecía su madre.
Los experimentos demostraron que el pequeño era muy diferente a cualquier humano, tenía la habilidad de absorber cualquier ataque mágico lanzado hacia él abriendo su boca, podía usar su poder mágico desde el momento en que salió de la cámara de incubación como si fuera algo natural para él, si bien era muy pequeño como para entender lo que pasaba a su alrededor tenía unos instintos bastante desarrollados, era tan auto-suficiente como lo sería un cachorro de león al nacer, sabía cuando estaba en peligro y reaccionaba de manera acorde.
Era un pequeño monstruo.
De resto era un bebé común, Circe se encargaba de cuidarlo aunque podían contratar a alguien más para hacerlo, estaba tan obsesionada con el niño que realmente lo veía como a su hijo, todos sabían que ella estaba loca pero esto nadie lo vio venir.
En algún momento entre los 2 y los 3 años, mostró cuál era su atributo mágico, magia de sangre, un tipo de magia que nunca se había visto antes, de alguna manera era gracias a esta magia que el pequeño podía contener la esencia de vida de tantas criaturas diferentes dentro de él, y también explicaba un poco el que su aura fuera corrosiva.
El niño, Dex, siempre parecía indiferente a todo, sus reacciones eran muy pasivas, no hablaba casi nada y solo le limitaba a hacer lo que le decían, solo mostraba algo de reacción cuando estaba con Circe, como todo niño era algo curioso pero en general era muy tranquilo y sereno.
Algo que si era muy notorio, era que tenía un gran apetito, comía lo mismo que un hombre adulto a pesar de tener solo tres años, sus dientes y mandíbula de hecho eran bastante fuertes, no tenía problemas en comer alimentos duros como carne de res.
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Editado: 19.07.2022