Heroes de Olimpia - Volumen 3

Discípulo(3)

“¡¡OYE NIÑO ABRE LA PUERTA DE UNA MALDITA VEZ!!”

“Oye, baja la voz, recuerda en dónde estamos”

“Tch, está bien”

Bellatrix cerró la puerta y escuchó atentamente, el escándalo le parecía bastante anormal.

<¿Hay alguien en la habitación de al lado que tenga problemas con criminales? Creo que es mejor no meterse en esto>

Bellatrix de inmediato se hizo la vista gorda ante esta situación, simplemente no era de su incumbencia.

“No la abrirá, derribemos la puerta”

“No lo hagas, es propiedad del gremio de Héroes, no podemos buscar problemas con ellos”

Los dos tipos comenzaron a discutir frente a la puerta, uno era impulsivo y visceral, el otro era más prudente, entre los dos trataban de amenazar al inquilino de la habitación.

“¡…!”

Bellatrix giró su vista hacia la pared que separaba los cuartos, en ese momento sintió algo que no esperaba en este lugar.

“¿Un aura? Es débil pero definitivamente es un aura mágica, ¿mi vecino es un usuario de magia? ¿cómo no lo noté hasta ahora?”

por un instante Bellatrix tuvo un flashback de Belial mirando sospechosamente hacia esa misma pared.

“¿Belial lo había notado? No, no parecía convencido, debe haber sido un presentimiento. Como sea, sigue sin ser mi problema”

Bellatrix volvió a desligarse del asunto, o al menos eso pretendía hasta que una niebla negra comenzó a filtrarse a su cuarto por debajo de la pared.

“¿…?”

Ella retrocedió preventivamente, la niebla se acumuló formando la imagen de un niño, cabello negro largo y descuidado, ojos azules, piel llena de mugre y cicatrices, ropa gastada y maloliente, pero a pesar de su pobre aspecto sus ojos tan azules como el cielo despejado contenían una fiereza tremenda.

<Este niño… ¿es el usuario de magia vecino?>

Bellatrix lo miró y él la miró a ella, un silencio incómodo permaneció por varios segundos, hasta que otro golpeteo fuerte de la puerta de al lado rompió el hielo.

“Veo que tienes problemas niño”

“Algunos, ¿podrías ayudarme linda señorita?”

“Aww~ que tierno eres, pero es de mala educación arrojar tus problemas sobre una persona que acabas de conocer”

“Eres muy fuerte, no creo que sea un problema para ti”

“¿En serio? ¿estás seguro?”

Bellatrix estaba conteniendo su aura, nadie debería poder determinar su nivel de magia basándose solo en la percepción de maná, así que ¿cómo estaba este niño tan seguro de que Bellatrix era más fuerte que él?

“puedo verlo, lo fuerte que eres, no será un problema para ti”

<¿Verlo? ¿dice que puede ‘ver’ mi fuerza?>

La conversación fue interrumpida por el sonido de una puerta abriéndose bruscamente, al parecer esos dos tipos se habían cansado de esperar y entraron por la fuerza.

“¡No está!”

“¡Seguro está escondido, búscalo!”

El niño comenzó a sudar frío mientras hacía una sonrisa tensa, como si sintiera que había esquivado un ataque mortal por un fino margen.

“¿Qué harás si te buscan aquí?”

“¿Los dejarás entrar?”

“Claro que no, este es mi cuarto y no toleraré a ningún insolente que quiera invadir mi espacio, incluido tú”

“pensé que éramos amigos”

“Niño, ni te conozco”

“¡Soy Filio mucho gusto!”

“No me refiero a eso…” Bellatrix se frotó los ojos ofuscada, todo esto era de hecho bastante hilarante.

“¡Ayúdame por favor bonita señorita, no quiero que los tipos malos me agarren! Me harán ¡guui! Si me agarran” Dijo Filio haciendo un gesto de cortar su cuello con efecto de sonido.

A Bellatrix se le escapó una risita cuando vio el gesto del niño, era tan adorable que quitaba todo el sentido de urgencia.

“Haa… ya que, está bien pequeñín, te ayudaré, pero me debes una por meterme en este lío”

“¡Gracias!” Contestó Filio con una radiante sonrisa.

Bellatrix salió de la habitación y pasó a la de al lado donde el par de hombres seguían buscando ya con las caras rojas por la ira.

 “¡Maldita sea dónde se metió!”

“¡Tiene que estar por aquí!”

“Caballeros”

Ambos reaccionaron a la nueva voz en el lugar, al voltear de repente sintieron que todo a su alrededor se había vuelto rosa cuando hicieron contacto visual con el hermoso par de ojos frente a ellos.

Como si estuvieran en trance, miraban a Bellatrix con miradas perdidas, ella retiró su flequillo de su rostro con un elegante movimiento de su mano y les dijo a los dos.

“Creo que ya hicieron lo que tenían que hacer aquí, así que ¿por qué mejor no los dos se van por donde vinieron?”




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