*3 años antes*
Estábamos en camino a la escuela, íbamos lo más rápido que podíamos, pero puesto que yo no caminaba tan rápido, mi hermano me terminaba dejando atrás y en varias ocasiones me regañaba.
— ¡Diana, camina más rápido o llegaremos tarde! -me regañó mi hermano
— Siempre lo hacemos, no sé por qué te extraña. -dije honestamente.
Estábamos a nada de terminar el año, solo faltaban un par de exámenes para acabar. Ya ni cuando estábamos a la mitad le importaba tanto llegar temprano.
Terminé primer año de secundaria, y de verdad esperaba que el próximo fuera mejor que el anterior, pero al parecer, cada grado de escuela era peor.
— Mira, Diana —me enseñó su celular mi mejor amiga.
Era una imagen reciente de nuestro grupo favorito "1D", una boyband británica irlandesa que amábamos Karen y yo.
— ¡Oh dios mío!, se ve hermoso con cabello largo -me expresé de un integrante del grupo.
Estábamos emocionadas de que en unos días sacarían una canción de su próximo álbum, hasta que nos interrumpieron: David, Alexis y Denisse y comenzaron a platicar con mi amiga.
Debo agregar que ellos eran muy bromistas y les encantaba burlarse de muchas cosas que pasaba con los demás. Había algunas cosas que también me daban risa, pero por alguna extraña razón no hacía lo que sentía. No reía.
Debo admitir que esta etapa de mi vida pudo ser la o de las mejores de mi vida, pero no fue así. Prácticamente nunca quería hablar con nadie, pero me ponía triste cuando me ignoraban. Solo me encantaba hablar con Karen y Bruno, claro. En ocasiones solo quería hablar con mi mamá, pero cada vez que se acercaba a mí, yo la rechazaba y cuando yo me acercaba, ella tenía otras cosas que hacer y solo callaba. Por cierto, Bruno me gustaba, creo que mucho, pero nadie lo sabía, el día que se lo confesaría a Karen, me confesó que también a ella le gustaba, así que callé. Siempre se la pasaban juntos y ella le coqueteaba cada que se podía y él le hablaba con mucho cariño y la abrazaba, de vez en cuando me enteraba que se habían besado, así que estaba más que claro. Con él, yo, Game over.
Siempre he tenido la maña de gustarme 2 o hasta 3 chicos a la vez, pero cada uno tenía su lugar, obviamente.
Y el que estaba arriba de Bruno, era un chico de tercer año. Andrés, no será el más guapo, pero... trae algo que me atrae mucho... la verdad, no sé por qué me gusta, pero así es.
Un día, debido a una apuesta que hice con Karen, tuve que besar a Andrés, claro que sería en la mejilla.
— ¿Andrés? —me miró. Sentí cómo me temblaban las piernas— ¿Puedes venir un momento? —me tembló la voz.
Se acercó a mí y comenzamos a caminar, traté de que fuera lo más lejos de todos los chicos de tercero.
— Es un reto solamente —apuesto a que ya sabía de qué se trataba, pero solo asintió— fue un reto que me pusieron ellas —señalé a mis amigas.
Él volteó a verlas quedando de perfil frente a mí y supe que era el momento. Lo tomé de la otra mejilla con ambas manos y lo besé, a lo que reaccionó de inmediato y se apartó al instante, se me quedó viendo, me sentí tan avergonzada que corrí lo más rápido que pude y lo más lejos posible. Mis amigas fueron detrás de mí. Mi amiga Karen, me abrazó y me puse a llorar en su hombro.
Al llegar a mi casa, me aproximé a mi recámara y me tiré en el pequeño rincón junto a mi buró. No podía creer lo que hice, de verdad, me sentía tan rara. Se retiró, no dijo nada y se fue a sentar nuevamente con sus amigos, no le importó. Jamás le había dado un beso en la mejilla a un chico. Lloré al recordar que no fue como lo esperaba.
Abrí el cajón de mi buró y saqué las tijeras y comencé a hacer lo mismo de todos los días, sin dejar tiempo que las cicatrices del día anterior sanaran aún. Esto es algo que creo, nunca parará.
— ¿Tan fea estoy, como para darle asco a un chico con solo un beso en la mejilla? —me pregunté sin dejar de llorar.
Desde ese día, supe que nunca iba a gustarle a ningún chico y si fuera así, no duraría mucho tiempo conmigo, ya que después de un tiempo, sentiría asco o simplemente se aburriría de mí.
Eran las 4:00 p.m., la hora en la que normalmente comemos en casa. Alan, mi hermano, después de ir por su plato a la mesa, fue a encerrarse a su cuarto nuevamente, al igual que yo. Mi mamá trató de convencer a su marido de que se quedara con ella en la mesa, pero él no quiso, tomó su plato y se fue a ver un estúpido partido de futbol en la televisión dejando a su esposa sola en la mesa.
Estaba claro que esta familia estaba rota.
Después de unos meses, llegó el fin de semana y nos visitó mi tía con mis primos.
Después de platicar un rato con mi prima, Vanessa, descargamos canciones en mi Tablet. Me encantaba estar con Vane, me la pasaba muy bien con ella, nos reíamos de cosas sin sentido y...
— ¿Qué te pasó? —señaló mi brazo izquierdo preocupada e interrumpiendo mis pensamientos.
— Nada —respondí escondiendo las cicatrices— Me rasguñé con mis pulseras —mentí. No se me ocurrió otra cosa, así que fue evidente que no me creyó.
— ¡Mamá! —gritó dirigiéndose a mi tía Alexa— Mira lo que se hizo Diana —fue inútil esconder mi brazo.
De verdad, amo a mi prima, pero había ocasiones en las que sentía que no la soportaba. Era solo un año más grande que yo y a veces parece tres años menor.
Mi mamá me regañó, mi tía solo me dio una pequeña sesión psicológica. El rostro de mi mamá estaba triste. Al terminar, las dos se fueron a platicar a la habitación de mamá. Iba por un poco de agua, caminé por el cuarto y escuché que mi tía le aconsejaba a mi mamá que me metiera a un psicólogo. No pensaba algo como eso, yo no estoy loca. No puedo permitirlo, tendré que ser mucho más cuidadosa con todo esto. Porque si se enteran de que aparte, no como, y cuando lo hago, regresó la comida por la boca, seguramente me encierran en un manicomio.
¡¡¡Personitas!!! ¿Cómo están? Espero que muy bien. No se pierdan ni un capítulo de esta historia.