Hey, Morena

Capítulo 9 | No puedo sola

A la hora del almuerzo fui a la cafetería de enfrente a la universidad, estaban Agus, Alan, Cassie y para mi sorpresa James. Todos reunidos en una mesa con sus almuerzos y dejándome un lugar para que pueda sentarme tranquila y pedir algo. Nadie parecía tener nada que contar y por dentro lo agradecía no quería hablar o escuchar a nadie. Aquella paz duro nada porque en la cafetería entro una rubia hecha una furia al local. Su mirada reflejaba ira pura y con su elegante porte camino hasta nuestra mesa donde señalo con sus uñas perfectamente cuidadas a James.

– Tú no puedes hacerme esto – hablo con rudeza la rubia apartando un mechón de su cabello del rostro. – Antes muerta que ser humillada por un idiota como tú, yo te dejo a ti primero y en persona maldito cobarde – las mordaces palabras de la rubia nos dejaron a todos atónitos y de reojo mire a James.

– Jodie intente hablar contigo, pero tú nunca me escuchas y por eso te deje un mensaje – la rubia movió su cabeza de manera exagerada, pero sin perder su elegancia.

– No me interesa lo que me tengas que decir, solo vine a dejarte en claro que soy yo la que está terminando contigo nadie deja a una Birkin y mucho menos alguien que no está a mi altura – escuche la risa ahogada de Cassie y yo no pude evitar tener que cubrir mi boca para no reírme. – Perdón a los demás si arruine su almuerzo, pero necesitaba aclarar las cosas – la diva rubia se colocó unos lentes de sol negros y se fue con la frente en alto y contoneando sus caderas.

– ¿Qué acaba de pasar? – el primero en hablar es Alan y Cassandra suelta una risa que hace difícil el trabajo de Agustina de no reírse.

– Es la diva de Jodie Birkin estuvimos saliendo un tiempo, pero las cosas no estaban funcionando y quise dejarla, pero ella no me escucho. Le envíe un mensaje explicándole la situación y la drama queen ataco – no me pude contener y comencé a reírme, parecía una loca pues no podía dejar de hacerlo y la cara me dolía al igual que mi estómago.

En un momento la risa fue cambiando y lágrimas comenzaron a salir, fue momento en donde Cassandra y Agustina me abrazaron. Esto se estaba volviendo tan habitual en mí, hasta el punto en donde no reconozco en quien me he convertido. Separándome de ellas me fui al baño con la vista empañada por las lágrimas y me enceré en aquel pequeño espacio. Respire hondo antes de mojar mi cara con el agua, necesitaba recomponerme para irme a la universidad. Secando mi cara con toallas de papel me miro al espejo viéndome como desde hacía días, sin maquillaje, demacrada y con los ojos hinchados.

– Se que no te hubiera gustado verme así bombón, pero qué más puedo hacer si lo único que siento es dolor por tu falta – pasando mis manos por mis ojos contuve las ganas de llorar – No puedo hacer esto sola Dylan – alejándome del lavado salí del baño caminando más tranquila hacia la mesa donde estaban todos.

☁️☁️☁️

La semana se pasó siendo bastante pesada para mí, pero no derrame más lágrimas y eso fue una pequeña victoria. Es fin de semana y como desde hacía tiempo no estaba planeando irme de fiesta. Me pongo un jean azul claro, una blusa blanca y un sweater fino blanco metido dentro de los pantalones, zapatos blancos y una campera café de lana. Tome mi bolso pequeño de color café guardando dinero, gas pimienta y mi celular. Mis amigas no estaban por lo que cerrando el apartamento me fui guardando las llaves en mi bolso. Subí al taxi que llame previamente y le doy la dirección al taxista. Debía enfrentar mi realidad e intentaba reunir coraje para no irme en cuanto llegara a mi destino. Mis manos sudaban y jugaba con ellas sobre mi regazo, mordiendo mi labio inferior mi pierna derecha comenzó a sacudirse con violencia.

– Llegamos señorita – la voz del hombre me saca de mis pensamientos y asintiendo con torpeza saco el dinero para bajarme. Abro la puerta del auto con las manos temblando y me bajo frente a la fraternidad Alpha.

Mis piernas tiemblan al ver la enorme mansión y cierro mis ojos para recordarme que debo hacer esto. A pasos firmes atravieso la entrada de cemento hasta llegar a la puerta. Todo el timbre y acomodo mi cabello hacia atrás recordándome una y otra vez que debo hacer esto. La puerta de la casa se abrió y dos ojos azules me miraron seguidos de una sonrisa.

– Hola – James me saludo de manera amable y se apartó un poco de la puerta para dejarme pasar.

– Hola – entrando en la casa aferro mis manos a la correa de mi bolso y la aprieto con fuerza. Solo necesito un minuto antes de ir a la habitación de Dylan.

– ¿Puedo ayudarte? Dylan también era mi amigo – sus palabras fueron como un puñal en mi pecho, ese “era” resulta duro de procesar todavía. Asiento con la cabeza y juntos vamos a la habitación de Dylan, que se encuentra tal y como él la dejo. Su perfume sigue en el aire a pesar del tiempo que paso, es como si Dylan siguiera estando con nosotros.

Tomando las cajas del escritorio comencé a guardar su ropa respirando su perfume y reteniendo las lágrimas. Veo a James guardar sus cosas con cuidado y viéndolas como si le recordaran cosas. Estaba enterada de que James y Dylan compartieron cuarto en su primer año de universidad en la fraternidad, pero no sabía que eran amigos tan cercanos. Los dos fuimos llenando cajas con las cosas de mi novio hasta que el cuarto quedo sin nada de lo que representara a Dylan. Todas estas cosas serian enviadas de nuevo a Steateld a casa de sus padres.

– ¿Quieres estar un rato sola? – me pregunta James a mis espaldas y yo me giro a verlo. Se veía tan cansado como yo y su sonrisa amable no estaba, se lo notaba algo decaído y con sus ojos azules tristes.

– No, lo que menos quiero últimamente es estar sola – las veces que me quedaba sola mi cabeza comenzaba a traerme recuerdos y toda esta situación me resultaba aún más difícil de superar.

Con James bajamos a la planta baja donde me invito a tomar un té y comer algo ya que estuvimos trabajando sin parar guardando todo en cajas. Acepte porque no tenía nada más que hacer y mis amigas no volverían pronto. Por lo que estaba en la isla de la cocina de los Alpha viendo la espalda desnuda de Adan y a James buscando los saquitos de té.




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