Desde que tuve mi charla con James estuve pensando mucho con respecto a lo que paso con Dylan y como estaba dejando que me afectara. Si el duelo es pasar por ese inmerso dolor, pero también se trata de aprender a vivir sin esa persona y recordarla con amor se que Dylan este donde este se pondría feliz por la decisión que estoy a punto de tomar. Miro a Agustina hablando con Alan listos para ir a la cafetería de enfrente para almorzar, pero yo los detengo tomando del brazo a mi amiga.
– Hoy tengo ganas de almorzar aquí en la cafetería – la rubia me sonríe y tomando la mano de su novio me acompaña a nuestra antigua mesa habitual. No tarda mucho en aparecer Cassandra junto al gato callejero, intento no reírme, pero se me hace difícil cuando Agus habla.
– ¿No era que se llevaban mal? – me cuestiona la rubia en un tono bajo para que la teñida no nos escuche. Por mi parte me encojo de hombros y comienzo a comer mi almuerzo viendo de reojo a los dos individuos que son observados por Agus, Alan y por mí. Ellos notan nuestras miradas y nos ven a la par que nosotros hacemos que estamos viendo otra cosa.
– Hola – delante de nuestra mesa aparece James quien se sienta a mi lado de manera animada y comienza a almorzar sin cuestionar la presencia del lindo gato callejero.
– Agus... – pregunto con un tono de voz algo tembloroso, la rubia deja de comer su comida y me mira alzando su mentón señalando que continuara hablando – ¿Me puedes dar el numero de tu terapeuta? – al decir aquellas palabras fue como si la mesa entera, no mejor dicho la cafetería entera se sumergiera en un silencio profundo. Agustina parpadea un par de veces antes de sonreír y sacar su celular de manera rápida para enviarme por mensaje el numero que le acababa de pedir.
– Me pone muy feliz que pienses en buscar ayuda Bella, sabes que me tienes aquí para cuando estés lista para pedir una cita e ir a ver a la doctora – casi tirándose encima de mi Agustina me abrazo con fuerza pasando por encima de su novio. Le correspondí su abrazo por que si bien no iba a pedir una cita ahora si lo estaba considerando, esto es algo que iría haciendo poco a poco.
– Gracias rubia – le respondo cuando ella deja de abrazarme y vuelve a sentarse en su lugar pidiéndole disculpas a su novio por casi tirarlo de su silla. Una mano sobre mi hombro me hace mirar en dirección a James y lo veo sonriéndome de manera gentil su mirada casi podía decirse que era una de "cuenta conmigo para lo que necesites", ese gesto me hizo sonreír. Volviendo a ver mi comida intente mantenerme en calma escuchando a Cassie hablar acerca de que sus trabajos en la universidad la están matando y Set la apoyaba en sus argumentos. Al parecer ambos comenzaron a llevarse bien y en mi mente se vino la escena de hace un par de días donde este chico Set estaba elogiando un tatuaje de la teñida.
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Firmo la hoja del correo y se lo entrego a la chica que me da una boleta con la información del paquete que acabo de dejar. En una caja con muchas cosas que aún quedaban de Dylan envié en un estuche cerrado el collar de mi novio a sus padres. Ellos son los que deben tener eso no yo, salgo del lugar caminando con las manos en mi campera y mi mente se llena de buenos recuerdos de Dylan. Como poco a poco nos fuimos enamorándonos, de momentos felices, íntimos y otros tantos donde no todo fue color de rosa. También tuvimos nuestras peleas porque ambos somos... éramos competitivos. Los últimos son de la fiesta de Valentino que tuvo sus momentos buenos mientras duraron. Sonrió porque aprendí muchas cosas el tiempo que estuve con Dylan y todo eso que vivimos siempre estará presente en mi vida. No dejare que su recuerdo muera, pero si quiero aprender a vivir sin él, sé que le hubiera gustando eso.
– Isabella – miro al costado donde en la calle avanza lento el coche de James y me acerco para hablar con él.
– Hola James – saludo al castaño que detiene su marcha y me indica que suba. Sin dudar me subo dentro del auto y le sonrió de manera amable mientras el vuelve a retomar la marcha.
– ¿Vas a tu departamento? – me pregunta James con un tono algo animado y sin mirarlo le contesto.
– Sí, puedes dejarme allí no tenía un rumbo fijo – le digo viendo la ciudad pasar por mi ventanilla. Familias con niños, jóvenes apresurados y parejas despidiéndose en las puertas de sus casas. El mundo sigue su curso a pesar de que alguien ya no está para seguir cumpliendo su ciclo.
– En ese caso podemos ir por un helado ¿te gustaría? – me senté bien en mi lugar y mire al frente, el castaño no despegaba sus ojos de la ruta, pero note que estaba atento esperando mi respuesta.
– No tengo nada mejor que hacer por lo que acepto ir – respondo volviendo a ver la calle y toco mi brazo antes lesionado apretando un poco. Existen heridas que sanan rápido y otras que duran toda una vida en sanarse, yo no estaba optimista para nada, pero aun así quería sanar por mi bien.
El coche se detiene frente a una heladería, la misma a la que hemos venido la vez anterior y caminamos juntos hasta entrar al local. Se ve bastante lleno y las personas pasan pechando otras obligándome a tomar del brazo a James para no perderlo entre tanta gente. Pedimos los helados y salimos del local para entrar en su coche en los asientos traseros mientras comemos nuestros helados.
– Isabella me preguntaba si te gustaría ir algún día conmigo a dar un paseo por la ciudad o podemos ir juntos a ver un partido de futbol – las palabras de James hacen que me congele en mi lugar. ¿acaso me esta invitando a tener una cita?
– Claro podemos ver un partido, creo que a Agus y Alan también le gustaría ir – le respondo concentrándome en completo con mi helado no quiero darle alas a este chico y que piense que quiero tener una cita. No quiero que se haga ilusiones por cosas que no van a pasar o quizá solo este haciendo tanta bulla por algo que no debería preocuparme.
Editado: 07.08.2021