El sonido de la lluvia afuera es como una suave música mientras bebo un poco de té de manzanilla, la taza calienta mis manos mientras observo a James buscando abrir su cuenta de Netflix en la televisión de mi cuarto. Hace meses que comenzamos a salir sin ser nada oficial, mis terapias con la doctora Manson estaban ayudándome mucho y me hicieron entender que no tiene nada de malo seguir con mi vida y volver a enamorarme. Por mucho tiempo sentí culpa por enamorarme del mayor de los Sullivan primeramente porque sería que traicionaba a Dylan y segundo porque me sentía rara enamorada del chico que lastimó tanto a Agus. Pero con ayuda de la doctora pude entender que no estaba traicionando a nadie, tuve que aceptar que yo tengo el derecho a seguir siendo feliz y hablando con Agustina me di cuenta de que en realidad a ella no le afecta en nada que salga con James. Ella misma en terapia se dio cuenta de que lo que sentía por James era una dependencia obsesiva por él y no amor de verdad, por lo que no le importaba que salga con él mientras me haga feliz. Con respecto a lo de Dylan lo visité en el cementerio contándole todo sentía que haciendo esto no le traicionaba y mi conciencia se sentía más limpia.
La fraternidad Alpha Gamma Rho hizo en memoria de Dylan una placa dentro de la casa un gesto que me pareció muy bonito y su familia estuvo agradecida, vinieron a ver la placa que fue puesta en la sala de la fama de la casa. Tuve la oportunidad de hablar con los padres de mi Dylan estaban llevando un duelo difícil perder a un hijo no es algo que se supere fácil y la que peor lo estaba llevando fue Sadie la hermana menor de Dylan. Para ella su hermano era su modelo a seguir, lo admiraba por todo lo que estaba logrando y su repentina muerte le afectó muchísimo. Fue bueno poder hablar con ellos y saber que estábamos sintiendo lo mismo, pero se alegraron por mí al saber que estaba yendo a terapia que me ayudaba a sobrellevar este duelo.
— James, si me gustaría – habló por encima del ruido de fuera y veo como el castaño se tensa en su lugar, no hacía falta que preguntara a qué me refería él lo sabía perfectamente. Hace unas semanas preparó una salida muy bonita – que estoy más que segura lo ayudó Alan – donde me propuso ser su novia, en ese momento no supe qué responderle. Y él fue muy comprensivo conmigo me abrazó y me dijo que le respondiera cuando esté preparada que él me esperaría lo que fuera necesario. Lo pensé durante estas semanas viendo que es lo que en verdad sentía por James, no quería decir que sí sin estar segura del todo. Esto lo hable con Agus y Cassie ambas me aconsejaron que debía seguir adelante y que siguiera lo que siento que no voy a reemplazar a Dylan, pero sí que puedo comenzar a disfrutar de mi vida.
James se levanta en su sitio y se gira a verme con los ojos bien abiertos incrédulo de las palabras que acababa de soltar y rápido se acercó a mí olvidando por completo la película. Sus manos tomaron las mías sacándome la taza de té que dejó en mi mesa de luz y acunando mis manos antes de besar mis nudillos y apoyar su cabeza entre mis palmas. Me estaba viendo con carita de cachorro abandonado lo cual me estaba mordiendo los labios para no soltar la carcajada en la cara.
— Repítelo por favor – exclamó en un susurro sin dejar de verme a los ojos, quería que se lo dijera viéndolo a los ojos y con una sonrisa complazco su petición.
— James Sullivan si quiero ser tu novia – apretando su rostro con mis manos le dejo un pico en los labios, uno tan rápido que lo deje con ganas de seguirle el beso. Pero él se acercó más a mí atrapando mis labios y aplastandome en el proceso, sus cálidas caricias me fueron acomodando sobre mi cama sin aplastarme. Me río contra sus labios sintiendo sus caricias sobre mi abdomen, zona la cual siempre me causa cosquillas. Nos encontrábamos tan metidos en nuestro mundo que cuando la puerta de mi habitación se abrió nos dimos cuenta demasiado tarde.
— Oh Dios, lo siento, lo siento – la inconfundible voz de Agustina nos hizo sentarnos de prisa en la cama y cubrirnos las bocas, antes de que la risa se me escapara y volteara a ver a mi amiga que seguía en la puerta con las manos cubriendo sus ojos. — Lo siento debí llamar antes no sabía que estaba James – alega la rubia con cierta timidez en la vos de seguro estaba roja debajo de sus manos.
— Descuida no estábamos haciendo nada malo y puedes quitarte las manos de los ojos – le indicó a ella viendo como poco a poco aparta sus manos enseñando que efectivamente estaba toda roja por la vergüenza. — ¿Venías a decirme algo? – pregunto al ver que sigue sin decirme nada viéndonos a James y a mí una y otra vez.
— Venía a decirte que saldré con Alan y Cassie aún no ha llegado por lo que te quedas sola con James, nos vemos mañana – dando media vuelta la rubia se fue dejándonos nuevamente solos, y con una nueva película a punto de comenzar. Sonriendo me acomodo al lado de James y con mi taza de té en manos me preparo para una noche de películas junto a mi novio, aún me parece irreal que hace un par de meses James me parecía la persona más insoportable del planeta y ahora me encuentro entre sus brazos viendo una película. Las vueltas que da la vida son realmente impredecibles, pero no me disgustaba para nada el ser la novia del mayor de los Sullivan después de todo se terminó ganando mi respeto y corazón.
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Para el resto de nuestros amigos no fue sorpresa que James y yo nos hayamos vuelto una pareja, primero porque se lo esperaban y segundo porque Agustina no se aguantó el chisme. Con todos sabiendo de nosotros no fue una sorpresa para nadie el vernos juntos en la universidad, en las fiestas y en reuniones especiales con nuestros amigos. James siempre me sorprendía con detalles que quizá para muchos eran tontos, pero a mi parecer solo lograron que me enamorara cada vez más del mayor de los Sullivan. Sus regalos no eran frecuentes por lo que siempre me lograba maravillar con sus locuras y mis amigas muchas veces eran cómplices de sus sorpresas.
Editado: 07.08.2021