Hey Quitate Enana

Capitulo 24 Reconciliación

La terapia término y salí. Me fui a casa y comencé a hacer la tarea, después comencé a leer mirame y dispara, y de pronto los recuerdos me invadieron.

Flashback

Ya habían pasado nueve años de la muerte de mi madre, observe la única fotografía que me quedaba de ella, la puerta se abrió pero yo seguí observandola, de pronto fue arrebatada de mis manos.

— ¿¡No te es suficiente con haberla matado!? ¿¡Ahora también quieres Reírte de ella!?— pregunto enojada.

—no, eso no es verdad, yo solo estaba observando la fotografía, yo la extraño.

—tu no la extrañas ¡Tu la mataste!— exclamó haciendo sentir como una asesina.

— yo no la mate— dije llorando.

— claro que lo hiciste,— me estiro el cabello— si nunca hubieras nacido ella no hubiera muerto ¡Eres una asesina! Tu la mataste.

Fin del flashback

Las lágrimas comenzaron a caer recorriendo mis mejillas, me limpie con las manos y me acosté, cerré mis ojos y el sueño no tardo en apoderarse de mi.

*****

Comencé a abrir los ojos lentamente, bosteze, me levante, me cambie, acomode mi cama, me peine, baje y salí hacia el parque. Me senté en la banca de siempre y recordé la dirección que me dio la mama de Miranda, lo pensé unos segundos y comencé a caminar hasta la dirección que me había dado, toque la puerta y luego de unos segundos abrieron la puerta dejando ver a un chico alto y rubio, me miro de abajo para arriba.

— ¿que?— pregunto de mala gana.

— ¿esta Miranda?

— si... ¿Quien eres tu?

— soy ya....— no me dejo terminar.

—no me importa— dijo molesto— ¡Miranda! ¡Enana te buscan!

La mama de Miranda salio y me invitó a pasar, luego de unos tres minutos Miranda bajo y me abrazo—que bueno que viniste ¡Tenia muchas ganas de verte!— exclamo emocionada.

— yo también tenía muchas ganas de verte y decidí visitarte.

La mama de Miranda nos llevó galletas y después se retiró, el chico rubio se sentó frente a nosotros, cogió las galletas y comenzó a comerlas y subió sus pies encima de la mesa.

— esas galletas no son tuyas — dijo Miranda enojada—y además a mama no le gusta que subas los pies a la mesa.

— esas galletas no son tuyas— dijo arremendandola.

El chico se fue, supuse que a encerrarse en su habitación ya que rápidamente comenzó a escucharse musica a un muy alto volumen.

— ¡Yo creo que es mejor que me valla!— grite para que me escuchara.

—¡Mi hermano es un tonto, no te vallas por favor!

— ¿¡Es tu hermano!?— eso si que me había sorprendido. No por el simple hecho de que el fuera rubio y Miranda castaña, si no por que se notaba que era un irrespetuoso.

— ¡Si, pero solo ignoralo!

El chico bajo por las escaleras y la música aun se escuchaba a un alto volumen.

— ¡Ya se va tu niñerita!— exclamó feliz.

— ¡Ella no es mi niñera!— exclamo Miranda.

— ¡Yo no soy su niñera!— exclame molesta.

— ¡En todo caso tu eres el que necesita una niñera!— dijo Miranda.

El chico me miro detenidamente— ¡Pero una bonita!— Miranda abrió la boca y salio corriendo a buscar a su mama.

Te dijo fea en pocas palabras.
No me afecta.
Pero te dijo fea.
Aun así no me importa.
Pero aun así te dijo fea haz algo.
¿Que pretendes que haga?
Demuestrale que no eres fea.... No mejor olvidalo si estas fea.
Aveces me dan ganas de matarte.
No puedes.

Miranda y su mama bajaron, me despedí ya que no pensaba seguir viendo o escuchando al rubio oxigenado y Miranda me acompañó hasta la puerta.

— adiós— dijo haciendo una mueca.

—adiós pequeña, te veo luego.

Su hermano llego hasta la puerta—ya, ya vete niñerita.

—ya me voy estúpido rubio oxigenado.— abrio la boca indignado, sonreí y comencé a caminar, llegue a casa y termine de leer mirarme y dispara, hasta que se llego la noche, me bañe, me coloque mi pijama y me acosté hasta caer en profundo sueño.

*****

La alarma comenzó a sonar y me levante, hice lo mismo de siempre y salí directo hacia el instituto.

Las clases fueron muy aburridas.
¿Y cuando no lo son?
¿Ya vienes a molestar?
No, vengo a hacer que tu vida no sea un....
Una total mierda, si, si ya lo se, solo que no veo que hagas algo que mejore mi vida.
Tu vida ya no tiene arreglo.

Las clases terminaron y todos salieron corriendo, me dirigí hasta mi casillero para guardar unos libros, termine de guardarlos  y me di media vuelta, a unos metros vi a Liliana, Layla y Callan ¿hablando? Después Callan se fue y ellas siguieron hablando.

¿Debería hablar con ellas?

Me acerque a ellas y sonreí, pero después seguí caminando. Realmente no sabia si debía perdonarlas o no.

—¡Yamileth!— me detuve, di media vuelta y Layla y Liliana se acercaron a mi. Nos observamos por unos segundos sin hacer o decir algo y rápidamente nos abrazamos.

—te extrañamos tonta— dijo Liliana.

— y yo a ustedes tontas— dije, a pesar de todo si había extrañado hablar con ellas.

—lo siento, ya se como es mi hermana y aun así la defendí a ella y no a ti— se disculpo.

—eso ya no importa— dije restándole importancia.

—ya no hay que volver a enojarnos nunca mas— dijo Layla.

—y tampoco hay que guardarnos secretos— dijo Liliana y rompí el abrazo.

Muy bien, muy bien, muy bien, tengo que decirles.

— entonces no somos amigas de nuevo—dijo Layla y Liliana y yo la miramos— ¡Por que nunca dejamos de serlo! —Reímos y nos volvimos a abrazar.

Tengo que decirles pero ¿como? ¿Como se los digo? ¡Como se los digo! ¿¡Como se los digo!? Como demonios se los digo.

Respire profundamente y observe el suelo— yo... Tengo que decirles algo— esto es muy complicado pero tengo que hacerlo.

—¿que pasa?— preguntó Liliana.

— ¿te pasa algo?— pregunto Layla.

—no, es solo que...— levante la vista, las mire y ellas esperaban a que hablara—.... Bese a Callan.



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En el texto hay: humor, romance, amor

Editado: 30.09.2020

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