¿Dijo lo que escuche? ¿Me dijo... Hermosa?
Mire a Callan quien aun se encontraba sentado sin hacer ninguna reacción.
— ¡Mckenzie! —me gire encontrandome con el maestro muy molesto —están en un examen. No voy a permitir que grite y distraiga a todos.—comenzó a acercarse y extendió su mano derecha— entregueme el examen.
— ¿que? No, no, no, no, el—apunte a Callan—me desconcentro y.. Y.. Y.. Y yo.. Yo.. Yo.. No, no, no y no, el.. El.
— ¡No hay excusa!—cogió el examen—veo que no quieres estar en mi clase, esa es tu decisión, pero no vas a desconcentrar a los demás —rompio el examen—y ni pienses que tendrás una segunda oportunidad, ya reprobaste este examen ahora vete a dirección.
— pero...
— ¡A dirección!
Bufé y cogí la mochila, pase por su lado y camine hacia la puerta, salí y me dirigí a dirección maldiciendo por lo bajo. Toque la puerta y escuche un "adelante" y entre.
La directora se encontraba revisando algunos papeles e inmediatamente los dejo a un lado del escritorio.
—sientece— me indico, bufé y me senté sobre la silla.—¿en que puedo ayudarla señorita Mckenzie?
*****
Todos comenzaron a salir y el pasillo no tardo en inundarse de alumnos, guarde algunos libros en el casillero y vi a Liliana acercándose a mi.
—oye.—la ignore—¿podemos hablar?
— si vienés a hablarme de Layla ahorratelo. No hagas que me enfade contigo.—guarde el libro de matemáticas y me gire quedando frente a ella.
—no me parece justo la forma en la que le hablaste.
Cerré el casillero y comencé a caminar acto seguido que también hizo ella mientras hablaba, pero yo la ignoraba.
—¿podrias hacerme caso?— seguí caminando, ignorándola —Yamileth, Yamileth, ¡Yamileth!—exclamo y se gano algunas miradas— ¿Te gusta Callan verdad?—pare en seco y me gire.
— estas loca, ¿que quieres?— pregunte molesta.
—quiero hablar contigo.
—¿y tu absurda ley del hielo?— pregunte cruzandome de brazos.
— olvida esa ley, necesitamos hablar. ¿Por que fuiste tan dura con Layla?— era de esperarse.
—¿enserio me estas preguntando eso?—pregunte y baje los brazos.
—si, quiero saber por que le dijiste todas esas cosas, ¿sabes que casi todos te escucharon?
Volví a cruzarme de brazos—no me importa si me escucharon o no. Y si para ti ser dura es hablar con la verdad entonces si soy muy dura.— baje nuevamente los brazos, me gire y comencé a caminar, me cogió del brazo y me estiro, al instante me solté de su agarre bruscamente provocando que muchas miradas se enfocaran en nosotras— te dije que no quería hablar de ella —dije enfadada.
—Layla no merece que le hables de esa manera. No merece nada de lo que estas haciendo. No es justo que la trates mal.—las personas que se encontraban en el pasillo dejaron de hacer lo que habían para enfocarse en la escena que estábamos haciendo.
—¿y yo donde quedo?—pregunte molesta—¡Ella puede hacer lo que quiera y yo no! ¡No le importo nuestra amistad, creyó mal de mi, ni siquiera me dejo explicarle, me trato como la peor de las amigas y yo no puedo hacer nada!—exclame enojada—¡Basta! ¡Se acabo esa estúpida que fingí ser! Tu sabes que tu hermana me odia y aun así la defiendes, no te culpó, es tu hermana pero ella siempre comienza todo.— pase saliva y me gire.
Todos nos observaban y algunos murmuraban cosas.
Comencé a caminar hasta la salida, salí rápidamente y camine hacia el parque. Llegue y me senté en una banca que se encontraba vacía, deje la mochila a un lado y baje mi vista observando el suelo.
Liliana era mi amiga pero lo único que estaba logrando era que me enfadara con ella. La amistad que alguna vez tuve con Layla ya no se podía recuperar. No por el simple hecho de lo que había hecho si no por el hecho de no confiar en mi. No podía odiar a Layla ya que ella me había ayudado el tercer día que entre a ese instituto, se convirtió en una de mis amigas, pase muchas cosas con ella, reímos, salimos al parque, al cine, perdimos unos niños, fueron tantas las cosas que pasamos juntas pero aun así no pensaba volver a ser su amiga.
Bufé y mire hacia el frente, alguien se sentó a mi lado pero no vi quien era.
— ¿que tanto ves?
Me gire —al perro que se esta rascando las pulgas— dije y provoco que el riera.
— ¿y ya terminaría?— pregunto riendo.
— no lo creo, mas bien creo que le falta un buen rato. — reímos—¿Y Miranda?— pregunte. Ya extrañaba a esa niña.
—en la escuela, de hecho iba ir por ella.
— genial. ¿Que haces aquí? — preguntamos al unísono — no, tu primero— dijimos al unísono.
— no enserio tu primero.—pidió.
Regrese la vista hacia el frente— quería ir a algún lado y pensé en venir aquí..— lleve mi vista a el— ¿Y tu?
—ya dije, voy por Miranda.
—te acompañó —dije rápidamente — digo si quieres.
— ah, claro—sonrió y nos levantamos.
Cogí la mochila y me la acomode, comenzamos a caminar hacia la escuela en la que estaba Miranda, no hablamos mucho, a decir verdad solo cruzamos unas cuantas palabras, era difícil hablar con el después de lo que había pasado, todas aquellas veces en las que nos gritamos y nos llevamos mal hacia difícil intercambiar palabras.
Llegamos y esperamos a Miranda quien minutos después salió con la mirada perdida y después corrió hacia nosotros y se abalanzo sobre mi dándome un abrazo.
—¿y para mi no hay abrazo? — preguntó Christian abriendo los brazos esperando un abrazo por parte de su hermana.
Ella se separo de mi y lo miro—no— dijo secamente y me volvió a abrazar.
Comenzamos a caminar, me acompañaron hasta mi casa mientras Miranda me contaba de lo bien que se la había pasado en la escuela y mientras Christian trataba de hablar con ella, ella lo ignoraba. Llegamos hasta mi casa y paso un carrito de helados y Miranda corrió tras de el.
—esa niña me odia.— dijo observando a su hermana quien se encontraba comprando un helado.
Reí —dale tiempo, tu tampoco la has tratado muy bien que digamos y bueno... No esperes que una persona que no ha tenido el mejor trato por parte de su hermano cambie de un día para otro —asintió — ya veras que pronto te vera como su hermano mayor.
Editado: 30.09.2020