ALAN
Al salir del embarque camino buscando a mi hermano mayor, hace un año que no nos vemos y a pesar de las diferencias no negaré que me alegraba de verlo otra vez. Buscándome con la mirada, encuentro los ojos claros de mi hermano James, se encontraba cruzado de brazos viendo la salida de pasajeros hasta que me encuentra y una sonrisa se ensancha en sus labios. Extendió sus brazos caminando en mi dirección, en cuanto estuvimos frente a frente nos dimos un apretado abrazo y por ese breve momento nuestras rivalidades estaban echadas a un lado.
—Alan es bueno verte de nuevo, tienes músculos hermanito, probaste las proteínas que te recomendé —golpeando mi espalda me suelta dejando que pueda avanzar unos pasos antes de ayudarme con uno de mis enormes bolsos.
—Gracias por venir, sé qué mamá te habrá obligado, pero aprecio que no me lo eches en cara —intentó bromear, pero otro golpe de mi hermano en la espalda me deja sin aire, James tiene la mano pesada desde que éramos unos niños daba golpes que me dejaban en el suelo sin aire en los pulmones.
—Deja de decir tonterías, mamá, no me lo pidió, fue papá, quería asegurarse de que no escapes y eres mi hermano, está claro que vendré por ti. Te echaba de menos tonto —se ríe James desordenando mi cabello, juntos salimos del aeropuerto para subir a su auto.
Mi padre se había encargado de mover sus influencias, por lo que mi ingreso tardío en la fraternidad no fue un problema para nadie, algunos de los novatos pensaron que tenía ciertos privilegios, pero la verdad es que Valentino, el presidente de la casa, no me daría ninguno. La fraternidad es una enorme mansión de tres plantas, casi tan grande como la universidad, con diversas áreas comunes para el disfrute de cada uno de los miembros. Me dieron una habitación individual, los de primer año comparten habitación, mientras que algunos de segundo año tenemos la posibilidad de tener cuartos solos, son pequeños, pero es mejor que compartir con personas desconocidas.
Me instalé rápido muchas de mis cosas ya estaban aquí y las que faltaban llegarían en unos días, el cuarto contaba con una cama grande, un armario y un escritorio donde poder estudiar. En las estanterías coloqué mis libros en su mayoría de medicina, otros de misterio y terror, géneros que me fascinaba leer. En las paredes pegué algún póster del nuevo equipo de fútbol americano al que pertenecería de ahora en más, y unas pocas fotos con mi familia.
Sentado en la cama, saqué mi celular para enviarle un mensaje a mi madre diciéndole que ya me instalé en la fraternidad y que no se preocupara. No vería mi mensaje hasta que termine su turno en el hospital, pero al menos se quedara tranquila sabiendo que ya estaba en la universidad, ella se sentía mejor sabiendo que estaba en la misma universidad que mi hermano mayor. James se encargó de presentarme a todos en la fraternidad como su hermano menor, no me agrado demasiado, pero al menos la mayoría no me veía como la sombra de mi hermano.
🍭🍬🍭
Colgué la llamada con mi madre, como había pronosticado me llamó en cuanto salió de una cirugía de apéndice, mi progenitora se especializó en cirugía de medicina general, por lo que la que acaba de realizar era una cirugía bastante sencilla dentro de las que hace casi a diario. No estaba nerviosa ni preocupada por su paciente, la cirugía salió sin problemas y lo que más le estaba preocupando ahora era que su hijito menor se mudó a otra universidad aún más lejos de casa.
—Llámame si necesitas algo, dile a tu hermano que me llame o iré personalmente a la universidad para saber que está bien, hijo, no estoy enojada porque te hayas cambiado de universidad. Pensilvania fue mi sueño, no el tuyo y espero que en California logres lo que te propones, estoy orgullosa de ambos. Te amo corderito, hablamos, luego tengo que ver a mis pacientes en su postoperatorio —se despide mi madre colgando la llamada porque una de las enfermeras la solicita su ayuda, bajo el celular de mi oído dejándolo sobre mi cama y me dejo caer hacia atrás pensando en las palabras de mamá. No quería irme de la universidad de Pensilvania porque mi madre estudió allí, quería hacerla sentir orgullosa y por eso me resistí un año entero a cambiar. Ahora me quedaba una sensación amarga en el pecho, sé que ella está feliz por mi decisión, pero hubiera preferido seguir en Pensilvania lejos de mi hermano, muy lejos de su sombra.
Unos golpes en la puerta de mi cuarto hacen que me siente en la cama, en el marco de la puerta estaba mi hermano cruzado de brazos viéndome con una sonrisa de lado. Solté un suspiro largo porque sabía lo que eso significaba para mí, él me estaba por pedir algo o proponerme ser su compañero de parrandas para que pueda beber hasta perder la conciencia o encuentre su próxima cita de esta noche. Lo que ocurra primero.
—Hermanito, esta noche tenemos la fiesta de comienzo de clases en casa de Juliet. Una estudiante de diseño de modas, estamos todos invitados, alcohol gratis, buena música y chicas —comenta mi hermano con una enorme sonrisa —Debes ir, conocer a más gente, integrarte a la universidad, no puedes pasar encerrado y se lo prometí a mamá, por lo que esta noche no beberé demasiado. Vamos a divertirnos y no aceptaré un no como respuesta, alístate o te llevo en pijama —sin darme oportunidad de contestar, James se va cerrando la puerta de mi habitación, me dejé caer en la cama de nuevo sin oportunidad de poder decidir y resignado me busco mi ropa para tomar una ducha.
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Editado: 22.08.2024