Hey, Rubia

Capítulo 4 | Primer beso

AGUSTINA

AGUSTINA

Alan acababa de robar mi primer beso, sé que sonará un poco cliché, pero así soy yo. Quería que mi primer beso me lo diera James, no su hermano menor. Asustada alejé a Alan de mí, con las piernas temblando salí corriendo para buscar a Bella. Las lágrimas picaron en mis ojos cayendo por mis mejillas mientras los gritos de Alan me persiguen. Esquivando gente encuentro a mi amiga bebiendo algo que no logro distinguir que es, pero no me importo, seguí tratando de llegar a ella. No lo logré porque una mano me tomó del brazo y freno mi andar, no quise girar porque sabía de quién se trataba. Alan me hizo voltear para que lo viera, pero intenté zafarme de su agarre, no quería saber nada del menor de los Sullivan. Él se agachó y tomándome de las piernas me cargó en su hombro caminando conmigo y pasando al lado de Bella, a la cual llamé desesperada para que me ayudara.

—Agus si me necesitas grita, sé que Alan no te hará daño —Bella continúo tomando su trago mientras yo era llevada a quién sabe dónde.

—¡Isabella Nayeli Gotti Flores, me las pagarás! —grité golpeando la espalda de Alan que parecía estar hecha de piedra, ¿es que acaso este chico es un robot? No deje caer mis manos para no tocar su trasero, donde estaba mi cara demasiado cerca, tenía miedo de tocarlo y que él piense que soy una pervertida. ¿Por qué tuvo que cargarme así? ¿Por qué no me deja escapar?

Un viento frío congeló mis piernas y por instinto, intente que la falda no se levantara todavía más, para que no se me viera nada. Nos estábamos alejando de la fraternidad y pude ver que pasamos la piscina de la casa y finalmente él me bajó. Acomode mi ropa esquivando su mirada viendo hacia dónde podía salir corriendo para evitar hablar con Alan. El único escape que tenía era tirarme a la piscina y salir nadando, el único problema es que yo no sé nadar.

—Lo siento, no debí besarte —rompió el silencio tenso que había entre ambos. No pude mirarlo, mordiendo mi labio me crucé de brazos intentando así protegerme de lo que sea que me fuera a decir Alan.

—No, no debiste —me alejé un paso de él esquivando mis pensamientos, estaba andando a mil por hora analizando qué pasaría si James me vio cuando su hermano me beso. Todo mi plan se estaba yendo por la borda y todo por un inocente beso. Si Bella estuviera en estos momentos en mi cabeza, me diría que ni siquiera puedo hablarle a James sin tartamudear como que un plan ni siquiera lo tenía iniciado. —Sé que es tonto enojarme tanto por un inocente beso, pero Alan a mí me gusta tu hermano —en ese momento me sentí mal, noté como los hombros de Alan cayeron de repente y su mirada baja. ¿Le gusto a Alan?

—Debí suponerlo, él siempre se queda con todas las chicas —soltó un suspiro de resignación. Un viento frío se arremolinaba alrededor de nosotros y sus palabras comenzaron a resonar en mi cabeza.

—Si tan solo supiera de mi existencia —un gusto amargo me hizo percatarme de que estaba llorando otra vez, pero el suave tacto de las manos de Alan seco el rastro de esas lágrimas. —Lo siento si te di falsas ideas —tomé su mano apartándola de mi rostro, pero no la solté. Alan me agrada, es de las pocas personas con las que puedo hablar de más cosas que de arte o de la universidad.

—Puedo ayudarte a que mi hermano sepa de tu existencia si ¿aceptas ser mi amiga? —suelta de repente. El ambiente pareció quedar congelado ante mi falta de respuesta, no podía hablar aún procesaba lo que acababa de decir, después de todo no era mala idea lo que me estaba proponiendo y al fin podría conquistar a James. Y podía seguir teniendo de amigo a Alan, algo que me estaba dando miedo de perder.

—Acepto —me escuché decir, estreché su mano dedicándole una sonrisa y él me imitó, pero algo en ella me dio miedo. Dio un paso hacia mí soltando mi mano y quise retroceder, pero él fue más rápido que yo. Tomándome de la cintura, me levantó del suelo y nos tiró a ambas a la piscina. Entre en pánico, no sabía muy bien que hacer, comencé a patalear desesperada, pero no lograba subir a la superficie, no sé nadar. Bella, una vez me dijo que agite los brazos hacia arriba y abajo para poder flotar. Así lo hice saliendo a flote y mis cabellos rubios obstruyen mi visión y escuché otro chapuzón y noté como un brazo femenino me arrastraba. Llegamos a la orilla donde arrastrándome como una babosa logré salir del agua viendo a mi salvadora. Isabella estaba empapada de pieza a cabeza y su maquillaje comenzó a correrse por su rostro.

—¡Agustina te dije que no te metas a la piscina, si aún no sabes nadar, puedes ahogarte, loca! —me gritó Bella, la observé tirada desde el suelo, estaba exhausta por luchar y mi pecho me ardía. Quería explicar que no me tiré por mi propia voluntad, pero no pude, vi como mi amiga comenzó a temblar al igual que yo, parecíamos dos pollos mojados. Tragué saliva intentando responder, pero no pude al ver la presencia de James colocando una toalla sobre los hombros de Bella y otra sobre mis hombros, ayudándome a ponerme de pie.

—Lo siento mucho, Agus, no tenía idea que no sabías nadar —el menor de los Sullivan apareció frente a mí todo mojado y mirándome con preocupación. Quise hablar, pero no me salía la voz avergonzada y encima de todo frente a mí estaba James.

—Estoy bien, no se preocupen, lamento haber asustado a todos —agaché mi cabeza aferrando mi agarre en la toalla, quería irme ahora, sabía que no era buena idea venir a la fiesta.

Deje atrás a todos, incluido a los curiosos que se juntaron a nuestro alrededor, quería estar sola, pero el destino seguía queriendo que uno de los hermanos Sullivan se cruzara en mi camino. Una mano alrededor de mi muñeca me hizo parar justo en la cocina de la fraternidad. Mire sobre mi hombro encontrando la mirada preocupada de Alan temblando de frío y con una toalla sobre sus hombros.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.