Hey, Rubia

Capítulo 5 | Cerdo

AGUSTINA

AGUSTINA

Unas grandes y oscuras ojeras se asomaban bajo mis ojos cansados. No dormí muy bien anoche por dos razones, la primera es que me acosté un poco tarde por la fiesta y la segunda razón es algo vergonzoso decir que no pude dormir en cuanto llegue a la habitación interrumpiendo la noche de Cassandra.

Camino desanimada por los pasillos con el pelo mal peinado y sin maquillaje, mi rostro en estos momentos debe parecerse a un zombi. Lo único que quiero es que James no me vea en estas fachas sería mi funeral.

—Te ves pésima Agus —frente a mí estaba Bella fresca como una lechuga. Analizo mi aspecto dando una mirada rápida y negó repetidas veces tomando mi muñeca arrastrándome por el pasillo.

—No pude dormir anoche, Cassandra tuvo una noche agitada —mencioné siendo arrastrada por los pasillos al baño de las chicas. Bella me metió a este sin esperar que dijera nada, sabía que por más que lo hiciera mi mejor amiga no me escucharía.

—No me digas que metió a otro chico —volteo a verme juntando sus cejas en una mueca de desagrado. Afirmando con la cabeza, ella rodó los ojos. —Recuérdame regalarle de cumpleaños una caja de preservativos —las chicas que estaban saliendo de los cubículos nos miraron raro. Mis mejillas se encendieron tomando un color rojo imitando a los tomates. A veces me preguntaba como Isabella puede decir todo lo que piensa sin sentir la más mínima pizca de vergüenza. Yo me sonrojo hasta cuando los profesores mencionan mi nombre como mejor calificación.

—Yo solo espero que esta noche no lleve a nadie —pase un mechón de mi cabello detrás de mi oreja observando las baldosas negras del baño. La morena elevó mi rostro para aplicar la crema hidratante con olor a frutos del bosque.

—Si lo hace te aseguro que voy a arrancarle los piercings con unas tenazas y luego pondré sal a la herida —hablo con una sonrisa Bella. Nota mental jamás interrumpir el sueño de belleza de mi mejor amiga si no quiero amanecer calva y con mis orejas sangrantes.

No tardó más de quince minutos en tener mi rostro listo y el cabello algo más arreglado en una coleta alta. Ahora, en lugar de ser un zombi, parecía que me habían devuelto la vida, pero no las energías. Entrelazando mi brazo con el de Isabella, salimos del baño con una sonrisa caminando con firmeza por los pasillos. Todos los chicos voltearon a ver a mi amiga que admito es muy atractiva, pero pocos pueden llegar a tenerla. Sin ser de un modo atrevido, mi amiga disfrutaba de las experiencias que ofrecía la universidad, algo en lo que yo no hacía mucho. Ver a James Sullivan estar con cuanta chica se le cruzará en frente era el gran motivo por el cual no salía mucho de mi habitación.

Te arrepentirás más adelante de no vivir las cosas buenas de la universidad —es lo que siempre me repite Bella cuando rechazó las invitaciones a fiestas o diversas actividades.

—Tierra llamando a Agustina —las manos de mi amiga pasando frente a mis ojos me sacan de mis pensamientos. —¿Dime que no estás pensando en el idiota de Sullivan otra vez? —argumentó con amargura entrando en la clase donde, como siempre, no había mucha gente.

—No, bueno, sí... tal vez solo un poco, pero estuve pensando y yo... —deje mi mochila al lado de mi asiento para dejarme caer sobre este —Me gustaría salir un poco de "la cueva" ir por un café o algo en la tarde. Comenzaré a vivir mis experiencias de la universidad como dijiste —gire mi vista hacia ella con una sonrisa esperando su aprobación o que al menos me acompañará.

—Es un avance, me gusta que salgas Agus ya estaba harta de verte encerrada en esas cuatro paredes que compartimos con miss promiscua —pellizcó mi mejilla esbozando una media sonrisa que me indicaba que alguien tuvo una buena noche.

—¿Dónde pasaste la noche? —pregunte acariciando mi cachete adolorido por el pellizco de Bella, es peor que los de mi abuela.

—Me quede en la fiesta, uno de los chicos de la fraternidad me consiguió ropa y terminé jugando siete minutos en el cielo con... Dylan King —suspiro mi amiga soltando una risita, Dylan es por decirlo de alguna forma es el chico que mi amiga quiere, pero son tan competitivos que ninguno da el brazo a torcer diciendo que se gustan. Aunque Bella dice que Dylan no le gusta, que solo le atrae físicamente y que el amor para ella se terminó hace mucho tiempo. Yo todavía no pierdo las esperanzas de verla formalizar con algún chico.

La hora del almuerzo llegó y mi estómago ya estaba a punto de dar un concierto del hambre que tenía. No desayune en los apuros de querer llegar a tiempo, no había ingerido alimentos en todo el día. Pasando con mi bandeja la comida de la cafetería hoy se veía comestible a diferencia de otros días donde si dejaban mucho la comida en tu bandeja cobraría vida y saldría corriendo. Viendo lo que había, tomé una porción de pizza, papas fritas, agua sin gas y una pera. Espero que con esto mi estómago se calme hasta que termine el horario de estudio e ir a tomar un café con Bella. Pagué en la caja y con cuidado caminé hasta la mesa donde me esperaba Bella, Dylan y casualmente Cassandra con su ya mala cara de todos los días. Sentándome en la mesa acomodé mis cosas porque venía haciendo malabares con el cambio, la bandeja y la mochila.

—¿Puedo sentarme? —alce mi mirada para encontrarme con la amistosa sonrisa de Alan con un asentimiento el tomo asiento a mi lado.

—Carne fresca —escuché decir a Cassandra por lo bajo mientras comía su hamburguesa.

—Relaja tus tetas Cassandra, ese chico ya tiene un objetivo —susurro Bella dándole una patada sutil a Cassandra por debajo de la mesa. Que no fue desapercibido por nadie ante el quejido que soltó nuestra compañera de habitación.




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