Hey, Rubia

Capítulo 11 | Sacrificio virgen

Con la excusa de hacerme el disfraz de Helena de Esparta, logre ganar un tiempo de dos semanas

ALAN

—¡Arriba novatos! —grita Valentino con su voz intensificada por un megáfono.

Me desperté asustado por los gritos, en el pasillo se escuchan los pasos de mis compañeros corriendo para ir a la sala donde está nuestro líder. Siguiendo el ritmo de los demás bajó corriendo hasta la sala donde Valentino cada dos segundos está gritando que se despierten. En quince minutos nos tiene a todos reunidos, viéndonos desde un banco que todos le prestemos atención.

—Novatos llegó el día de los juegos, antes de que se pongan su ropa para deportes, van a tener que sacar un papel de esta bolsa —señala la bolsa de papel que tiene en sus pies sobre el banco. —Estos papeles decidirán en qué equipo van a estar si con su capitán, el príncipe Paris, que es comandado por James, o con nuestro capitán, el rey Menelao, comandando por Alan —comenta Valentino seguido de una serie de gritos de alegría algo adormilados.

El líder de la casa nos había pedido estrictamente no irnos de fiesta, no dormir tarde y mucho menos tener sexo una noche antes de las olimpiadas. Seleccionó un día en que sabía que ninguno tenía nada importante en la universidad para entregar el lunes y preparó todo para que la fiesta posterior a los juegos sea legendaria.

Con mi hermano pasamos al frente de Valentino viendo como los demás sacaban un papelito y se posicionaron atrás de quien le había tocado como equipo. Los capitanes son únicamente elegidos por el líder de la casa, por lo que pueden ser dos personas que ya forman parte de la fraternidad, como también puede ser una persona que no es todavía iniciada. Y siendo Agus el sacrificio de este año, es razonable que Valentino nos escogiera a mi hermano y a mí para estos papeles. Se notó la tensión cuando defendí a mi amiga de mi hermano y todos en la casa.

—Tenemos los dos equipos formados, las reglas son simples; regla uno, todo equipo que haga trampa será descalificado. Regla dos, no se puede lastimar, lesionar o golpear a ningún novato o iniciado de la casa. Regla tres, una vez que los juegos comiencen no van a haber distracciones, las chicas y amigos ajenos a la fraternidad no pueden venir a verlos, mientras estamos en los juegos. Y regla cuatro, el sacrificio de este año, Agustina Lemus, no será el premio del ganador. Las tradiciones de índole sexual para con las chicas del sacrificio no van a estar permitidas. —Recita las reglas Valentino. A mi lado noté a mi hermano tensarse ante la regla cuatro, según tenía entendido, hubo años en la que las sacrificadas exigieron que nada sexual pasará y por eso se implementó esa regla. Que puede ser vigente o no por la chica del sacrificio, lo que da pauta al capitán ganador si coquetea con la chica o no.

—Esto va a ser divertido —escuchó decir a Logan. El rubio al igual que yo estaba haciendo su novatada y esta última prueba era la decisión definitiva de si entraba o no en la casa.

—Novatos, si alguno rompe las reglas no van a ser aceptados, para los demás si rompen alguna regla les esperan una serie de castigos que nadie quiere cumplir. Sean buenos jugadores y hagan esto todo más fácil —nos dice a todos soltando el megáfono. —Tienen veinte minutos para vestirse con ropa deportiva y volver aquí abajo. Dejen listos sus trajes de guerreros para el último juego —ordena el líder.

Veinte minutos después estábamos todos partiendo al lugar donde íbamos a realizar los juegos, una cancha de fútbol cerrada que se nos había prestado gracias a un miembro de la fraternidad. El primer juego era una carrera de relevos donde debíamos correr, saltar, pasar obstáculos y volver a correr pasando un tubo a nuestros compañeros. Como capitán me tocó elegir a mis compañeros para cada posición y verlos pasar los relevos alentándolos desde las gradas. Valentino nos había vuelto a repetir que no se permitía hacer trampa y que debíamos ser buenos compañeros y alentar a nuestro equipo para ganar. El primer juego lo ganamos, por unos escasos centímetros de diferencia y ganamos diez puntos. Algo que mi hermano lo recibió como un golpe para su ego, no dijo nada, pero vi en su mirada que estaba enojado por perder.

Nuestro segundo juego era una carrera de obstáculos, de dos personas con los pies atados y corriendo, esquivando diferentes objetos hasta llegar a la línea de meta. Debíamos elegir a dos personas que no hayan participado del primer juego y que sean de la misma altura y peso, para que les sea más sencillo caminar sin caerse. Este juego lo ganó el equipo de mi hermano y su sonrisa de superioridad me hizo enfadar a mí esta vez.

—¿Cómo nos organizamos para el siguiente juego capitán? —habla Adán. Estaba sentado en el suelo junto a los demás, esperando la siguiente orden. El próximo juego debíamos hacerlo todos, pero tendríamos que salir en cierto orden y mantenernos concentrados.

—Vamos a ir de los que más equilibrio tienen a los que menos, recuerden y siempre por el lado derecho y volver por los costados sin llegar a acercarse entre sí —les digo. Mi equipo está de acuerdo y continuamos hablando sobre quién puede comenzar y dando consejos a los que tienen menos equilibrio.

Luego de este juego nos toca ir a almorzar y seguiremos con otros juegos más deportivos y el gran final. A ver quien gana los juegos este año, el anterior fue ganado por el equipo de París y su capitán fue Logan. Recibieron un trofeo y trato preferencial como equipo en la casa como por un mes entero. Y en verdad deseo poder estar en la casa sin tener que limpiar los baños o cosas que a nadie le agradan limpiar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.