Hey, Rubia

Capítulo 12 | Fracaso

AGUSTINA

AGUSTINA

Sin camiseta, con su pecho totalmente mojado, al igual que todo mi cuerpo bajo sus tonificados brazos, me veía James. No estaba en los brazos de Brice como me habían prometido que me rescataría, tampoco es que me esté quejando con el cambio. Al contrario, estoy más que feliz porque el mayor de los Sullivan me sostenga entre sus brazos.

El mundo real vuelve hacia mí cuando los perdedores son arrojados por el equipo de Alan mojándonos nuevamente con el agua. Ahora James reacciona y me saca fuera de la piscina ayudándome y Bella aparece con una toalla de color negra colocándola encima de mis hombros.

—¡Zeus está contento con el sacrificio y quiere que todos disfrutemos hasta el amanecer! —escuchó el grito de Valentino a través de unos parlantes que están en el patio, algo lejos de la piscina. Las personas comenzaron a gritar animados y Brice se acerca hacia mí con un micrófono.

—¡Debes decir unas palabras Agus! —gritó por encima de la música el chico de cabello verde agua. Tomando el micrófono entre mis manos sin saber muy bien qué debía decir, mire a Isabella. Mi amiga entendió mi mirada y me señaló que mirara al tejado por donde me encontré con Alan saludándome. Devolviéndole el gesto encendiendo el micrófono y llamó la atención de todos que guardan silencio y la música vuelve a bajar.

—Solo quería decir que felicito al equipo ganador y que fue un honor ser el sacrificio de estos juegos. —Tirando un beso al aire miró a Alan que hace un amago de atraparlo y lo guarda en su pecho —Que siga la fiesta para los Alpha —la música sube de nuevo y más gritos de emoción hacen que la fiesta vuelve a su punto más alto.

Isabella me saca del patio trasero llevándome dentro de la casa donde me guio hasta llevarme a la habitación de Alan. No podemos entrar, ya que está cerrada bajo llave, solo tuvimos que esperar unos minutos cuando apareció Alan moviendo la llave de su habitación entre sus dedos. Cuando entré en su cuarto fui directo a la ropa que había dejado ayer por la tarde, mi amigo se fue dejándome algo de privacidad. Me quito el vestido que se había pegado a mi cuerpo y la ropa interior. Secando el resto de mi cuerpo y envolviendo mi cabello con la toalla.

Colocando mi ropa interior negra, un top negro de mangas largas y una minifalda de cuero plateada. Calzándome unas bucaneras negras que alargaban aún más mis piernas, retiro la toalla de mi cabello peinándolo hasta dejarlo decente, aún sigue estando húmedo.

Saliendo de la habitación encuentro a Alan y Bella esperándome mientras hablaban. En cuanto me escucharon cerrar la puerta me miraron de arriba abajo examinando mi atuendo. Mi mejor amiga fue la primera en venir a hacerme dar un giro sobre mi propio eje para luego soltar un silbido.

—Mírate Agus te ves muy sexy —me alaba la morena afirmando con su cabeza sin apartar la sonrisa de su rostro. —Los dejos solos tengo que ir a ver que Dylan no cometa idioteces —con Alan compartimos una mirada cómplice por las palabras de mi amiga, pero ninguno se animó a decirle nada. Dando media vuelta se fue de manera rápida perdiéndose y dejándome sola frente a Alan que todavía no dijo nada.

—Volverás loco a mi hermano Agus estás hermosa —eso me animo, ya que comenzaba a dudar si bajas así o no, pero la nueva Agustina debía probar la experiencia de vivir una verdadera fiesta sin estar llorando por los rincones si James se estaba besando con otra o haciendo cosas peores. El menor de los Sullivan cerró su puerta con llave y bajó conmigo a la planta baja donde la fiesta estaba en su apogeo.

Abriéndonos paso entre las personas, caminamos al medio de la pista donde comenzamos a bailar. Perdiéndonos en la mirada del otro, nos olvidamos por completo de las personas que están a nuestro alrededor y de las cosas que están pasando cerca de nosotros. A medida que la pista de baile se llena, nuestros cuerpos se pegan de manera algo incómoda, pero se acoplan a la perfección.

—Iré por un trago, ¿quieres algo? —grita en mi oído Alan apretando el agarre en mi cintura. Asintiendo con la cabeza lo veo alejarse mentiras continúo bailando sola, mi cuerpo chocó contra otras parejas, pero no me importa porque a nadie parece molestarle eso.

Nuevamente, unas manos se posaron en mi cintura y pensando que se trataba de Alan volteo de manera relajada para preguntarle si trajo mi bebida. Frente a mí estaba un pecho aceitado y tonificado, sin ningún rastro de vello, con una la v marcada en sus caderas y al elevar mi mirada mi cuerpo comenzó a flaquear. James tenía sus manos sobre mi cintura y comenzó a moverme al compás de la música, yo seguía estática en mi sitio.

—¿No te gusta bailar? —pregunto con las cejas alzadas, viéndome con un puchero en sus labios que me derritió. Quería tirarme a sus labios y comenzar a llenar su rostro de besos, pero me contuve para contestar a su pregunta.

—Yo no sé bailar muy bien —estando con Alan, cada uno se movía a su ritmo sabiendo que no somos expertos en baile, la confianza fluye y puedo moverme sin temor. Pero James es un muy buen bailarín y las veces que lo vi bailando con chicas ellas eran mucho mejores que yo moviendo su cuerpo.

—Descuida, yo te guiaré, tú solo déjate llevar —nuevamente la música comenzó a sonar sacándome de esa extraña burbuja en la que me encontraba. El mayor de los Sullivan comienza a moverse haciendo que yo siga su ritmo y como si fuera una muñeca de trapo no soy dueña de mis movimientos.

Con las manos temblorosas me aferro a sus brazos y noto como su sonrisa crece a pesar de la poca luz. Todos a nuestro alrededor no se percatan de lo que estamos haciendo y eso me da más confianza para seguirle los pasos a James. Nuestras miradas se conectan transportándonos de nuevo a esa burbuja que no deja pasar el sonido. James acercó su rostro y yo lo imitó acercando el mío, nuestras narices se tocan haciéndome sonreír como tonta. Sus labios rozan los míos logrando que esté paralizada por un minuto, apretando el agarre en mi cintura, me aprieta en su pecho y me besa.




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