(_____)
—¡Barcelona! —Grité al llegar a la salida del aeropuerto —. ¡I’m here to give everything! —Las personas que pasaban me miraban mal.
Comencé a caminar hacia ningún lugar en específico, sabía exactamente adonde debía ir, pero quería observar los cambios que había experimentado la ciudad desde la última vez que vine —que fue hace como cinco millones de años, ahre—. Solo llevaba una pequeña maleta así que no se me haría difícil cargarla.
Pasé dando vueltas por Barcelona el resto del día, a pesar de algunos malos recuerdos que llegaban a mi mente de repente por algún lugar familiar, los buenos momentos con Alex aquí los sustituían.
Llegué a la habitación del hotel y me recosté en la cama que tenía sábanas blancas y cafés, estaba bastante cansada y al otro día me esperaba una junta con el dueño del hotel donde me hospedaba, y así días posteriores con otros dueños.
(…)
—Esposa, esposa, así no se me plancha —ya había pasado más o menos una semana desde que regresé de Barcelona—, ay si te fus ro, ay, ay si te fus ro.
Ese día tenía libre y me había pasado la mayor parte de la mañana acostada viendo hacia al cielo mientras cantaba canciones de Rubius. No sabía qué hacer, todos estaban ocupados, y algunos preferían no hablarme. Abby y Nathaniel estaban en la universidad, Alex estaba grabando, Rubius, bueno, él era quien prefería ignorarme y dejarme con una gran interrogante.
Decidí llamarlo, no iba dejar pasar la oportunidad de aprovechar mi día libre. Un timbre… Dos timbres… Tres timbres…
—¿Hola? —La felicidad me inundó, empecé a saltar y a correr por toda la casa—. Si no me contesta nadie, pues… Adiós.
—¡Rubén! — Grité antes de que cortara la llamada—. ¿Qué tal? ¿Qué haces? ¿Quieres salir hoy? —Esperaba no agobiarlo con todas las preguntas que le hice y tenía por hacerle.
—_____, te refieres a una ¿cita? —Sonaba angustiado, como si no le gustase la idea.
—Si tú quieres verlo así, bien —dije despreocupada, la verdad no quería salir con él en una cita—. Yo solo proponía salir a una fiesta, beber un poco… Tal vez hacer subnormalidades. No sé, pasar un buen rato, juntos.
—Por mí, bien —empecé a gritar internamente, me hacía mucha ilusión poder salir con Rubén —, pero tengo una pregunta: ¿puedo llevar a Mangel?— Reí ante la pregunta, la verdad es que no podía desperdiciar la oportunidad de ver a los chicos juntos.
—¡Claro! —Hablé emocionada—. ¿Te parece que nos veamos en la Plaza de la Armería a las cuatro, tal vez? —Hacía tiempo que quería visitar el palacio real de Madrid, pero no quería ir sola, además pasaba muy ocupada.
—Sí, perfecto, conozco una discoteca cerca de allí, no sería problema —era genial, tenía hecha una salida con mis ídolos.
Colgué la llamada y empecé a saltar, tomé a Alex en mis manos y comencé a besarlo por toda la cara, él solo intentaba zafarse de mi agarre. Al final lo logró y lo saqué de mi habitación y me duché, me vestí y salí a prepararme mi almuerzo, cuando me lo proponía, cocinaba muy bien a decir verdad.
Solo necesitaba algo que me distrajera por cuatro horas en viernes… Una tarea bastante fácil. Tenía una idea para estar ocupada durante toda la tarde, una idea muy loca y que si no la controlaba bien, se saldría de mis manos. Llamé a mis amigos, quienes supuse ya había salido de la universidad. Los necesitaba a todos para llevar a cabo esto.
Los convoqué a todos en la Plaza de la Armería a las dos de la tarde para organizar una quedada con todos los amantes de Avicii que conocíamos. Seríamos nosotros despidiéndolo a nuestra manera. Necesitábamos a los contactos de Nathaniel para ubicar todo, lo que haríamos posiblemente rompería algunas leyes, pero, ¿qué con eso?