Desde el punto de vista de Leon
Esa chica es insufrible… Justamente la encuentro entre la multitud y ella corre a los brazos del estúpido de Pablo, bueno, realmente él fue quien corrió, pero ella no lo detuvo. Solo recordar la escena me molestaba ¿Qué pasa conmigo? ¿Qué importa si Lyla se acuesta con alguien o no? El simple pensamiento hace que se me revuelva el estómago por el malestar.
Me dijo tantas cosas y estaba tan molesta… Puede que tenga razón, pero hay cosas que ella no entiende. Aunque no entiendo mi actitud tampoco, la busco para arreglar las cosas y en lugar de hacerlo terminamos discutiendo nuevamente, o bueno, yo termino discutiendo y huyendo como un cobarde fuera de la fiesta. Esa chica consigue alterarme como nadie lo había hecho antes…
-¿Qué se supone que estoy haciendo? – mi voz apenas es un susurro. La música del salón se escucha apagada a esta distancia y las voces no son más que un murmullo. Siento deseos de patear o golpear algo.
Cierro los ojos y me apoyo en la pared sin poder evitar emitir un suspiro. Aunque las cosas que Lyla me dijo desde su punto de vista eran ciertas, hay pequeños detalles que ella no conoce y yo no le puedo decir. Nunca antes había maldecido tanto las instrucciones de la Agencia de Guardianes como ahora lo hago.
Lyla… Su imagen invade mi cabeza aunque no esté conmigo. El poco tiempo que no paso con ella, realmente mi mente se encuentra con ella. He pasado sobre este tema muchas veces, mucho antes de que se convirtiera en Rahea ya era de esta forma.
Pensar que cuando la conocí mi primer instinto fue molestarla. Tiempo después, cuando comenzamos a entrenar juntos, me sentía extrañamente apegado a esa chica, claro que en ese momento no lo reconocería. Pero con el tiempo me di cuenta, ella me gustaba, la primera vez que me gustaba una mujer y era la hermana del Rahea a quien debía proteger. No estoy diciendo que nunca antes había estado con otras chicas pues estaría mintiendo, simplemente con Lyla era diferente.
Nunca se lo he dicho, pero la única razón por la que decidí en aquel entonces apartarla a tal punto de mi vida, poco después de la muerte de Katte, fue porque me sentía asquerosamente culpable. Me sentía culpable porque puse a Lyla por encima de Katte, cuando mi deber era proteger a Katte, y me sentí mil veces peor cuando descubrí que si tuviera otra oportunidad, lo volvería a hacer.
Cuando estuvimos en la casa del lago, ese día, estaba bastante frustrado y molesto, peleando conmigo mismo y con el maldito sistema que me ataba. Molesto por ser quien era, por ser un Guardián que estaba obligado a pasar el resto de su vida con la hermana de la chica a quien realmente quería. Ese día la única persona que me sacó del barro fue Lyla, sin saber que en parte era su culpa el que yo estuviera tan hundido en él.
Nunca me animé a decírselo, y tampoco pienso hacerlo. He fallado mucho como Guardián dejando que mis sentimientos por Lyla se interpongan todo el tiempo. La Agencia nos prohíbe ser nosotros quienes avancemos y demos los primeros pasos para iniciar un romance con un Rahea, ellos deben ser quienes tomen la decisión, porque nada de lo que hagamos debe alterar o incomodar al Rahea.
Generalmente los Guardianes aceptan los sentimientos de los Raheas sin ellos corresponderlos, porque así funcionaba, ese era nuestro deber. Pocas veces los Guardianes se casaban enamorados de su Rahea, quizás los sentimientos podían surgir con el tiempo, pero en un principio todo es un teatro. Pero esta vez, esta jodida vez, yo sí que quiero a esa chica, pero esa chica no me quiere a mí, al menos no de esa forma.
Lyla no siente nada por mí, el que yo le diga algo no haría ninguna diferencia (teniendo en cuenta que tengo prohibido hacerlo). Aun está enamorada de Ryan, y si no, al menos aun guarda sentimientos por él… Aunque lo peor no es eso, lo peor es su relación con ese otro Rahea.
Mi relación con Erika no es tan formal, le expliqué desde un principio que me gustaba alguien más y ella insistió de todas formas en querer estar conmigo, y yo desesperado por buscar una salida de este matadero no la rechacé. Ahora se podría decir que somos novios supongo, pero no quería decírselo a Lyla de esta forma. Maldita sea Jessica… ¿Por qué eres tan metida todo el tiempo? ¿Qué tiene esa chica contra Lyla?
Tomé mi cabeza frustrado y molesto, no podía con este manojo de sentimientos y frustraciones… Esa chica, es la mujer más importante para mí, no estoy con ella porque soy su Guardián, la sigo porque realmente la amo, pero, ¿Cómo le podría decir algo así? No puedo decirle algo así…
-No te arranques el cabello – la voz de Pablo hizo que levantara la vista, aunque un poco menos molesto seguía igual de frustrado y contrariado por la situación.
-¿Qué quieres Pablo? – lo miré despectivamente.