Hidden World: Secretos entre las sombras.

Capítulo 13: Ojos azules.

Danna.

Dos toques a la puerta con mis nudillos y uno con mi palma, eso me dijeron que hiciera.

La puerta era roñosa y roja, estaba en buen estado pero el ambiente era deplorable. El olor a basura llegando a mi nariz, el murmullo de todas las personas de calle quejándose por el frio, quería salir de inmediato de este lugar, pero me dijeron que aquí encontraría lo que buscaba.

La puerta se abrió, un aire cálido saliendo de allí. Pude ver a un hombre, más alto que yo, de cabello rubio y largo, sus ojos eran azules y fríos, era acuerpado, expresaba seriedad y desagrado, sus facciones era fuertes, como si fuera ruso o alemán.

Me miro con esos ojos azueles de pies a cabeza, con una expresión de desagrado en su rostro. Bufo y trato de cerrar la puerta, pero lo detuve con mi mano.

—Necesito un trabajo.

—No. — su voz era ronca y fría.

Trato de cerrar nuevamente la puerta pero lo impedí, esta vez colocando mi pie.

—Debe ayudarme— dije con frialdad—. Como Destripadora, le ordeno que me ayudarme.

El brujo abrió sus ojos levemente en sorpresa, provocando que sus rubias y gruesas cejas se alzaran. Mi voz habia sonado más fría de lo que generalmente era.

— ¿Es usted una Destripadora?— sus labios se despegaron levemente en un gesto de sorpresa, asentí—. Perdóneme— se inclinó levemente en forma de disculpa, retire mi pie y mano de la puerta, lista para que me dejara entrar—. Pero eso a mí no me interesa— dijo adoptando nuevamente esa frialdad—. No me meto en asuntos de cazadores.

Y sin más, cerró la puerta en mi cara.

¿Cómo se atrevía? Él no debió hacer eso, él tiene el deber de ayudar a cualquier cazador que le pida ayuda, era así.

Por más que un brujo estuviera por encima de nosotros, el tratado habia sido claro. Nosotros solo controlaríamos a los vampiros y licántropos, protegiendo a los humanos, los brujos estarían a raya a de todo pero que ayudarían mientras pudieran.

Ohm, esto no se quedara así, brujo.

Nadie me cierra la puerta en la cara. Esto te costara, me encargare de eso después de que encuentre a Christian.

Cargada de frustración, patee una piedra que encontré. Escuche pasos y empuñe la daga que tenía en mi cinturón.

—Yo puedo ayudarla.

Una suave y dulce voz hizo que girara para ver quien me hablaba. Era una adolescente, no podía tener más de dieciséis años.

Le brillaban los ojos, se veía tan delicada, tan pura... muy pocos humanos lo eran, siempre están rodeados de ese aura egocéntrica, siempre hablando mal entre ellos, porque la lealtad era algo que no conocían a profundidad. Yo no era muy diferente a ellos, solo que el ego iba más allá de mí, era algo que estaba en mi naturaleza como cazadora, era uno que me conducía a poner mi vida por encima de cualquier otra, fuera vampiro, brujo o humano, incluso licántropos, por más que yo los odiara.

Esperaba que aquella adolescente no cambiara, pero la vida es un ciclo, eres puro hasta que alguien te corrompe, o simplemente, cuando la situación lo amerita.

—Sígueme— dijo con una sonrisa—. Todo aquel que ha sido rechazado por el buen brujo es bienvenido con Jowell.

Fruncí el ceño pero me deje guiar por ella. Me sorprendió que no se asustara con mi cicatriz, generalmente los jóvenes salían corriendo.

Nunca habia escuchado ese nombre en el mundo sobrenatural, y he que Hank me ha hablado de muchas personas.

Caminamos varias calles hasta salir del suburbio, el lugar era diferente, clase media, limpio y hogareño. El pasto verde y con las pequeñas gotas del roció de la madrugada, un ambiente muy tranquilo para los humanos.

La chica me sonrió cuando nos detuvimos en una casa marrón, era la única que no tenía luz encendida en la entrada, su pasto era verde pero no estaba tan cuidado como el de las demás casas del vecindario.

Mire el pasto con forme pasaba, habían Campanula Patula y Prímula sembrados. Cuando llegamos a la puerta, la chica dio cuatro golpes con sus nudillos. Note que había dos macetas a cada lado de la puerta con las mismas flores.

Me pareció raro ningún brujo que habia tenido el privilegio de visitar tenia tantas Debolis y Rosvide en su casa. Siempre tenían una pequeña maceta con una moderada cantidad.

Un hombre de ojos azules abrió la puerta, tenía una camisilla blanca y una pantaloneta gris, su cabello castaño estaba largo y tenía cierto tinte gris en él, incluso su barba de varios días, ambos le daban un aspecto sexy, maduro y experimentado...

Miro a la chica con una sonrisa y luego a mí, cuando lo hizo, inclino su cabeza a un lado, confundido.

—Pero que ven mis ojos— dijo de forma amable—. Gracias, Mila, te debo una— la chica sonrió y se alejó corriendo—. Pasa, tienes un favor que pedir.

Arrugue mi ceño, se veía tan amable y a la vez enigmático. Yo no era de confiar en las personas, pero sentía que estaba bien bajo el techo de esta casa.

Pasamos por la sala y nos dirigimos a una pequeña mesa.

—Siéntate— dijo moviendo una silla a un lado de la mesa.

Él se sentó frente a mí. La mesa era pequeña y de madera roñosa, no resistiría mucho peso y justo en el centro habia un calendario de tres brazos.

—Cuéntame— dijo con un sonrisita que no comprendí mientras entrelazaba sus dedos—. ¿A qué has venido, cazadora?

Sentí un tono burlón en su pregunta.

—Necesito encontrar a un amigo.

¿Por qué dije amigo?

Omití la pregunta que me hice y lo vi, él asintió y se levantó, movió su mano en un gesto para que continuara hablando.

—Ha sido secuestrado por una manada de licántropos— dije—. No sabemos cuál manada es, pudo ser la del Norte, Este u Oeste, aunque ellos no llegan por estos lados.

— ¿Y la del Sur?— dijo regresando a la mesa—. Pudo ser la del Sur, pasan mucho tiempo en el centro de la ciudad...




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