Hidden World: Secretos entre las sombras.

Capítulo 14: No lo pensé muy bien.

CHRISTIAN.

         La escuchaba…

         Escuchaba su voz…

         Todo estaba bien… ¿No?

         Abrí mis ojos y vi la luna, estaba llena, pero no brillaba con la misma intensidad de la primera noche, cuando estuve en la jaula y…

         — ¿Dónde estoy?— la respiración agitada de Danna me alerto—. ¿Qué está pasando?

         —No es el momento, Christian…— dijo ella con pesadez.

         Abrí totalmente mis ojos y mire a mis lados, estaba siendo cargado por Danna y un hombre que nunca antes habia visto, estábamos en un bosque… me detuve, fue una mala idea porque caí de rodillas.

         —Por el amor a Dios, Christian— dijo Danna acercándose a mí—. Debemos irnos.

         — ¿Por qué?— pregunte impidiéndole su ayuda para levantarme, no tenía fuerza para estar de pie, me sentía agotado pero no quería verme depender mucho de ella, ya me habia rescatado muchas veces—. ¿Qué está pasando?

         —Vamos, Christian…

         —No— dije sonando serio—. ¿Qué está pasando?

         Danna miro a aquel hombre, era alto y se veía mayor, estaba vestido de negro, con un arma en su cinturón y varias dagas con mango de hueso. ¿De dónde lo conocían?…

         Danna miro con más urgencia a ese hombre, luego ambos a mí. Escuche varios pasos apresurados y especies de gruñidos, me levante enseguida, mirando a las direcciones en que escuchaba los pasos de… ¿Licántropos?

         —Ya vienen los licántropos— dijo aquel hombre, con voz ronca—. Debemos irnos— miro a Danna y luego a mi—. ¿Puedes caminar o necesitas nuestra ayuda?

         —No— dije al notar que Danna intentaba acercarse a mí para ayudarme—. Yo puedo solo— comencé a caminar con ellos aunque sentía que mis piernas eran de gelatina—. ¿Por qué nos persiguen los licántropos?

         —No… ¿No recuerdas nada?— pregunto Danna mirándome.

         Negué, ella me iba a decir algo, pero fue interrumpida por aquel hombre. Ella me miraba a los ojos, y por más que intentara decir aquellas palabras, para saber que pensaba, no podía, eso solo provocaba una punzada de dolor en mi cabeza.

         —No hay tiempo para hacer memorias, debemos irnos, buscar un sitio seguro, no sabemos cuántos licántropos hay…

         Yo podía decir cuántos habia, más o menos, no lo sabía con exactitud, pero ahora no les diría nada.

         Comenzamos a correr, me sentía cansado y a la vez que aquella manada estaba más cerca de nosotros. Estábamos corriendo sin dirección alguna, esquivando grandes ramas de los árboles que se habían caído, esquivando piedras, la luna ya comenzaba a ocultarse, no debían ser mas de las cuatro y media, pero nada los detendría para llegar a nosotros.

         Escuche la fuerte corriente de agua, estábamos cerca de un rio, más bien, estábamos en una especie de risco un poco alto y en el fondo, estaba el rio, la otra parte del risco estaba demasiado lejos e incluso note que en cada extremo habían los soportes de un antiguo puente de madera.

         — ¡Mierda!— grito Danna—. ¿Qué hacemos?

         —No lo sé, están cerca, muy cerca…

         Aquel hombre se detuvo en lo que decía, ya ellos estaban aquí, rodeándonos.

         Gruñían, mostrando sus colmillos. Los licántropos nos tenían rodeados. Los tres retrocedíamos y ellos avanzaban, había más de veinte. Mire la orilla del risco y el rio debajo, mire a Danna y aquel hombre.

         —Saltemos. — dije lo más bajo posible.

         — ¿Estás loco?— dijo Danna con su frialdad característica—. Podríamos morir.

         —Si nos quedamos a pelear, igual moriremos…

         —Danna, no hay otra opción, tu amigo tiene razón. — dijo aquel hombre interrumpiéndome.

         Ambos estaban preparados para atacar, si alguno de los licántropos daba el primer golpe. En este tiempo tratando con Danna y leyendo su mente, entendí cómo funcionaba esto para ella.

         No perdería una oportunidad para pelear por más que estuviera todo perdido. Recordé que estuve secuestrado por esas personas que ahora estaban frente a nosotros y si Danna se habia arriesgado tanto por salvarme, yo haría lo mismo.

         Después me perdonaría.

         Me gire, le tome por la cintura y la subí a mi hombro, ella grito mientras me golpeaba pero resistí cada golpe, ella no lo haría por las buenas, así que por las malas seria. Corrí con ella y salte, esperando que al caer en el agua, no fuera tan doloroso, esperaba que saliéramos vivos de esta…

 

         No sé por cuanto tiempo caímos pero al entrar en el agua no fue tan dolorosa como pensé pero tampoco fue tan suave. Intente nadar pero la corriente no me dejaba, salía a la superficie pero casi instantáneamente volvía al fondo.

         — ¡Danna!

         Grite su nombre, lo hacía cada vez que salía a la superficie. No la veía y eso me preocupaba. No sabía en qué parte estaba ella, si se habia golpeado con alguna de las piedras del rio, no sabía en donde estábamos, no sabía si este no solo sería un rio, con tal fuerza de la corriente era posible que hubiera una cascada… esperaba que no fuera eso.




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