Hidden World: Secretos entre las sombras.

Capítulo 14: No lo pensé muy bien Parte 2

DANNA.

Eso me había sorprendido. Todo me estaba sorprendiendo.

Sus palabras y sus acciones me dejaron de piedra, ¿Dónde estaba el estúpido y callado humano?

Sentí como colocaba su mano en mi mejilla para profundizar más ese beso. Sabía que le estaba devolviendo el beso pero creía verme como si fuera una espectadora de esta escena.

Me aleje de él, lo vi a los ojos y ellos estaban brillantes, debía aceptar que sus ojos eran hermosos, enigmáticos y sexys, su heterocroma no pasaba desapercibida. Un ojo café y uno gris...

—Lo... siento, Danna. — dijo sin alejarse de mí y seguía mirando mis labios.

Fruncí el ceño y él notó mi disgusto.

— ¿Cómo puedes confundir las cosas, Christian?— dije apartándole de mi para levantarme—. Casi morimos y todo por tu culpa.

Christian se levantó y se cruzó de brazos.

— ¿Es lo único que puedes decir?— me reprochó—. Fue la única forma de escapar de los licántropos y tú...

— ¿Qué vas a decir?— me acerqué a él con los brazos cruzados—. Si esperabas que te diera un "gracias" por casi tratar de ahogarme, te quedarás esperando.

Christian dio un paso hacia mí, sus ojos fijos en los míos, su mandíbula estaba tensionada.

—Algo que me diferencia de ti es que yo si te doy las gracias, gracias por sacarme de allí— dijo, estábamos a escasos centímetros—. Te lo agradezco de todo corazón, no comprendo porque te es tan difícil ser comprensiva, tener sentimientos...

Cuando dijo eso, sentí que un nudo en mi garganta se formaba, me fue difícil hablar y fácil darle un puño en la cara.

—No me conoces— dije entre dientes mientras le señalaba—. No me nace agradecerte por casi matarme.

—Te pedí disculpas, no sabía que nadar no era lo tuyo. Como eres tan buena en todo, me imaginé que la perfecta cazadora podría ver qué trate de pensar en ella para salvarla pero es tan terca que sólo puede reprochar.

Me estaba enojando, no podía soportar que dijera esas cosas y volví a darle un puño pero Christian lo detuvo y soltó mi mano.

—No dejare que me golpees nuevamente.

Trate de hacerlo nuevamente pero volvió a detener mi golpe y me acerco a él. Su rostro muy cerca del mío.

—No lo sigas intentando, Danna...

Se interrumpió cuando me aleje de él pero no me iba a detener.

Volví a repetir mi acción, no estaría bien hasta que no le golpeara pero me detuvo por tercera vez.

Su agarre en mi muñeca fue fuerte, trate de zafarme pero él echo mi brazo hacia atrás, lo doblo y sentí como mi dorso de la mano quedaba situado entre mis omoplatos.

De mis labios se escapó un leve gemido a causa del dolor que sentí en mi hombro. Se acercó a mí, sentí cada parte de su cuerpo detrás de mí. Su respiración en mi hombro y roso sus labios en mi oreja.

—Sé cuánto quieres golpearme por decirte la verdad— susurro y trague el nudo que tenía en mi garganta—. No quiero hacerte daño pero alguien debe decirte las cosas— hizo un sonido ronco que me hizo volver a tragar con dificultad—. No está mal que agradezcas una vez en tu vida, te he estado analizando y eso me ha dejado saber qué piensas una cosa pero dices totalmente lo contrario.

—Estas equivocado, Christian...— comencé a decir pero me interrumpió.

—No lo estoy, destripadora— se acercó más a mí y su susurro fue más bajo—. Sé que te importan las personas más de lo que demuestras.

Christian me soltó y lo mire con odio mientras movía mi hombro hacia arriba y abajo para disipar el dolor.

— ¿No tienes nada por decirme?— dijo.

Él sonreía, en serio que habia cambiado, era más seguro de sí mismo.

— ¿Dónde aprendiste eso?

Se encogió de hombros mientras hacía un puchero de desinterés al tiempo.

—Eso no importa.

Comenzó a caminar por toda la cueva, la lluvia aumentaba, hacia más frio, los relámpagos eran más constantes y fuertes.

—Sabes...— se giró para verme—. Yo solo quería huir, no recuerdo lo que me hicieron, solo recuerdo como me dolía, lo mucho que quería escapar, por eso solo pensé en saltar, contigo, era la única forma que vi para agradecerte por todo lo que has hecho por mí.

—Debiste preguntarme, Christian.

— ¿Y habrías aceptado la idea?— abrí mi boca para responder pero la cerré inmediatamente—. ¿Ves? Nunca aceptas nada que no sea tuyo, que no hagas tu— se rio para recostarse en una gran roca—. Esperemos que esta tormenta pase, así podremos irnos y haremos como si nada, como si no hubaras intentado golpear y como si nunca te hubiera besado...

Asentí y suspire antes de hacer lo que hice. Camine rápidamente hacia él y lo bese. Note su sorpresa pero él coloco sus dos manos en mi cadera y me pego a su cuerpo, con fuerza, sin miedo.

Interrumpió el beso y me miro a los ojos.

—Como dijiste— le interrumpí antes de que hablara—, esperemos que pase la tormenta y podremos irnos como si nada hubiera pasado.

Christian sonrió y volvió a besarme, era lento pero seguro, sus manos en mi cadera me tenían contra su cuerpo y la sensación era agradable. Me giro sin problema y me sentó en la roca, se posiciono entre mis piernas mientras con una de sus manos acariciaba mi muslo y la otra desabotonaba mi pantalón. Quite su camiseta y admire su cuerpo, era delgado pero firme, pude notar pequeñas cicatrices a los costados, donde estaban sus costillas y pase mis manos por ella, tome su brazo y vi que la cicatriz que le hicieron los licántropos aquella noche que lo conocí, era grande y gruesa, casi como las mías.

Christian retomo el beso y tomo mi mejilla, le retire la mano y él me miro.

—Ambos tenemos nuestras cicatrices— dijo en voz baja—. No temas mostrarlas, a mí me gusta cómo se te ven— sonrió de lado—. Si no te aceptan con ellas, no te entregues, deben aceptarte cómo eres...— me dio un corto beso—. Hermosa.

Trague con pesadez y el volvió a besarme. Christian comenzó a besar mi cuello, bajo a mis hombros, beso mis pechos por encima de la blusa y la subió hasta dejar mi ombligo visible a sus ojos, beso una de las cicatrices que tenía allí para luego seguir bajando, quito mi pantalón.




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