Hideyoshi Toyotomi

CAPITULO 8 (6-10)

A la mañana siguiente, las fuerzas de Oda se reunieron en la puerta del Castillo de Azuchi.

Nobunaga- ¿Están todos preparados?

Soldados- ¡Sí, mi lord!

(Parece que están deseando ir.)

Casi toda la ciudad se había reunido para despedir a todos. Me paré cerca de la primera fila de la multitud. Montado y blindado, cada guerrero miraba hacia delante, la ambición ardiendo en sus ojos. Era como si cada uno de ellos ya estuviera en batalla con sus futuros enemigos.

(Nunca me he despedido de nadie. Al menos tengo las cartas.)

Escribí una a todos los que se me ocurrieron, con la esperanza de que todos estuvieran vivos para leerlas después de la guerra. En mis cartas, escribí que, a causa de la guerra, iba a volver a mi pueblo natal. Agradecí a todos, tanto por su ayuda como por los buenos momentos que compartimos. Le había dado instrucciones a Kinu para que se las entregara a todos a su regreso. Sólo la carta de Hideyoshi era diferente. Únicamente para él, escribí la verdad. Le dije que no era de esta época, que venía de 500 años en el futuro, y que tenía que volver.

(No tengo ni idea de si me creerá o no.)

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MC- No. No te escribiré. Nunca te escribiré.

Hideyoshi- ¿Por qué no?

MC- Porque no voy a esperar a que vuelvas y me escribas una respuesta. Todo lo que tenga que decirte, te lo diré en persona en cuanto vuelvas. Si, por alguna razón, no regresas, entonces, iré a buscarte.

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(Y aun así, le escribí una carta de despedida de todos modos. Cielos, ¿puedo decir que esto está mal o qué?)

No tuve tiempo de arrepentirme de mis poderes anti-proféticos. La voz de Nobunaga resonó.

Nobunaga- ¡Partiremos! Y espero que ninguno se quede atrásRequiero que todos ustedes me sirvan valientemente en esta guerra. Ni uno de ustedes morirá. Juntos, regresaremos vivos y pisaremos el suelo de Azuchi una vez más.

En el momento en que terminó el breve discurso, los soldados aplaudieron rotundamente. El ejército se movió como uno solo, una línea organizada de caballos y tropas.

(Ese fue un buen discurso, Nobunaga. Y espero que sea verdad. Cuídense todos.)

Observe al igual que el resto de la multitud mientras el ejército nos pasaba, fila por fila. Finalmente, Hideyoshi pasó delante. Llevaba puesto el kimono que yo le había hecho.

(Esta es la última vez que lo veré. ¿Qué es lo correcto?)

Quería gritar. Casi lo hice, pero pensé en Hideyoshi y me detuve. Sin embargo, sus gentiles ojos ya me estaban buscando. Nuestras miradas se encontraron.

Hideyoshi- ¡MC! Gracias por venir a despedirme.

(Por supuesto, me encontró sin que yo tuviera que decir nada.)

Hideyoshi sonrió y saludó como si anoche hubiese sido una noche normal.

(Normalmente, si un chico actuara tan normal después de un beso como ese, tendría unas palabras para él. Pero, ¿qué puedo decir? Me encanta esa sonrisa y me alegro de verla por última vez.)

Le devolví el saludo, negándome a parpadear, a perderme un momento de Hideyoshi en mi vida.

Hideyoshi- Cuida el castillo mientras no estoy, ¿de acuerdo?

Le seguí con la mirada hasta que Hideyoshi ya no era más que un punto verde en la distancia.

(Ojalá pudiera, Hideyoshi. Pero yo también me voy. Para siempre.)

Y él ni siquiera lo sabía.

(Te amo. Siempre te amaré, Hideyoshi. No importa lo que pase, quiero que te mantengas a salvo. Vive. Vive tanto como ... no, más de lo que podrías haber vivido de otra manera.)

Me tragué mis lágrimas, me mordí el labio, me clavé las uñas en las palmas de las manos, cualquier cosa para evitar que las lágrimas cayeran. Esperé allí, observando, mientras muchas de las personas valiosas que había conocido en este tiempo viajaban más allá de mi vista.

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Pasadas las fronteras de Azuchi, Nobunaga se volvió hacia Hideyoshi, cabalgando junto a él.

Nobunaga- Esa fue una breve despedida.

Hideyoshi- ¿Qué quiere decir, mi lord?

Nobunaga- Tu adiós a tu preciada hermana. La que te gusta mimar. No es propio de ti ser tan conciso.

Hideyoshi- Simplemente me estoy centrando en la batalla que tenemos por delante. Ahora que hemos dejado el castillo, estoy completamente dedicado a la lucha. No hay nada más en mi mente. Estoy dispuesto a apoyar su ambición a costa de mi vida.

Nobunaga- ¿Tan mala es tu memoria? Acabo de decirle a todos que vivan. ¿Crees que me hace falta una vida tan inútil como para que la desperdicies?

Hideyoshi- Lo siento, mi lord. Le aseguro que no tengo intención de salir corriendo y morir. Pero es el deseo de mi corazón ver el nuevo mundo que usted va a crear. Vivo sólo por eso. Y para ello, con gusto daré mi vida.

Nobunaga- ¿Por qué intento meterte algo en la cabeza, mono? Conversar contigo no tiene sentido.

Con un sonido de insatisfacción, Nobunaga instó a su caballo a que se adelantase.

Hideyoshi- Ha pasado mucho tiempo desde que me llamó mono.

Hideyoshi se rio irónicamente mientras alcanzaba a Nobunaga.

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Después de que la multitud se dispersó, fui a las mazmorras a visitar a Mitsuhide. Sasuke llegaría pronto, pero tenía que despedirme de alguien, y Mitsuhide era el único señor de la guerra que quedaba.



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En el texto hay: ikemen sengoku, cybird

Editado: 16.07.2025

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