HIDEYOSHI- ...nunca quise que vieras ese lado. No quería que supieras la clase de persona que realmente era en el fondo.
Mi corazón se desgarró al escucharle hablar. Todo lo que yo quería era saber. Y todo lo que él había querido era permanecer oculto.
(Todo el tiempo que estuvo luchando, ¿estaba realmente avergonzado de sí mismo? ¡Oh, Hideyoshi...!)
No pude evitar la oleada de amor que sentí por él en aquel momento. Alargué la mano y se la puse en la cara...
HIDEYOSHI- ...¿MC...?
Luego, con la otra mano, atraje a Hideyoshi en un abrazo, estrechándolo cálidamente contra mi cuello.
HIDEYOSHI- ...No deberías. Estoy cubierto de sangre, mugre y sudor, y sólo conseguiré ensuciarte...
MC- ¿Y qué? Hideyoshi, no me importa estar limpia. Lo que me importa es quedarme contigo. Un poco de suciedad, o mucha, es un intercambio justo.
HIDEYOSHI- ...¿De verdad crees...? ¿Por qué deberías agradecérmelo?
MC- Porque te he importado lo suficiente como para revelar las cosas que más te disgustan de ti mismo. Y todas son cosas que me encantan.
HIDEYOSHI- No puedes...
MC- Yo lo veo así. Tu pasado se compone de todos los acontecimientos que hicieron de ti el presente. Así que amo al tú de entonces y al tú de ahora.
HIDEYOSHI- ...Eso es ridículo. No hay nada que amar...
MC- No es ridículo. No es ridículo en absoluto. No tienes nada de lo que avergonzarte.
Hideyoshi aspiró. Sentí que luchaba internamente con sus dudas. Así que le abracé más fuerte para darle aún más de mi fuerza. Sentí su cálido aliento en mi cuello, que llegaba alternativamente en jadeos cortos y largos.
(Me has protegido de tantas cosas y durante tanto tiempo, Hideyoshi. Ahora me toca a mí protegerte a ti. Protegeré el yo que tanto has maltratado)
MC- No te detendré de ir a la batalla por Nobunaga o de luchar por lo que crees. siempre y cuando luches con esto en mente. Eres mi tesoro más importante en todo el mundo. Tratate de esa manera, por favor.
HIDEYOSHI- MC...
(Por favor, déjame llegar a él...)
Aflojé un poco el abrazo para mirar aquellos ojos dorados como la miel, tan suaves, como la cálida luz del sol. Y allí estaban, tal y como los recordaba. La llama devoradora que rugía en su alma se había extinguido por fin.
HIDEYOSHI- ...Creo que ahora lo entiendo. Y no olvidaré lo que me dijiste. Gracias por eso, MC.
Hideyoshi me devolvió el abrazo. Casi en cuanto me rodeó con sus brazos, me apretó, como si los sentimientos que se permitía sentir lo abarcaran todo.
(De verdad que te quiero mucho. Me encanta tu pasado, tu presente y tu futuro. Amo tu forma de vivir; amo los errores que has cometido. Lo amo todo)
Cuando me soltó, me olvidé de que era tarde, porque su sonrisa era así de brillante.
HIDEYOSHI- ...¿Estás listo para irnos? Hagamos esto y volvamos todos juntos a Azuchi.
MC- ¡Si a las dos cosas!
Esta vez, recorrimos juntos el empinado sendero de la montaña, codo con codo.
(Nuestra verdadera batalla aún nos espera. Y espero que vaya a ser más dura que cualquier lucha a la que nos hayamos enfrentado en el camino hasta aquí. Pero todo irá bien, porque puedo animar a Hideyoshi y saber que lo conseguirá. Sobrevivirá a esta batalla y él, yo y todos los demás llegaremos juntos a casa".)
Cada paso me daba más confianza y me quitaba el cansancio.
(Estoy tan contenta de no haberle dejado ir solo. Y me alegro de que estemos juntos para esto...)
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Llegamos a la cima justo cuando la luna se ocultaba en el cielo occidental.
HIDEYOSHI- MC, quédate escondida entre la maleza y no salgas, ¿vale? Mantén la cabeza agachada por si recibes algún golpe.
MC- ¡Eso haré!
Me escondí, aunque no sin antes asomarme a la abertura que teníamos ante nosotros.
(¡Ahí está! ¡Lord Nobunaga!)
Lo tenían atado al borde del acantilado, pero con las piernas cruzadas y los ojos cerrados, bien podría haber estado en consejo.
(No parece estar muy malherido. ¡Menos mal!)
Escudriño a nuestros oponentes en busca de Kennyo, pero su característica cicatriz facial no aparece entre ellos.
(Lo que significa que llegamos antes que él. Esto pinta bien para nuestras posibilidades, al menos)
HIDEYOSHI- Lo tienen bien vigilado.
Sí. Tiene sentido...
Nobunaga estaba rodeado de tantos monjes como los que habíamos visto en todo el camino. Docenas de ojos fijos hacia fuera, docenas de ojos fijos en Nobunaga. Todos allí sabían de lo que era capaz... Justo entonces, vi un breve destello de luz desde el otro lado de la maleza.
MC- ¿Qué era esa luz?
HIDEYOSHI- La señal de Mitsuhide. Ha llegado a la cima de la montaña.
(No les oí hablar de una señal, pero aun así Hideyoshi lo sabía. Eso es genial).
MC- Entonces, está a punto de empezar, ¿eh?
HIDEYOSHI- Sí. Sacaremos a Lord Nobunaga de allí antes de que lleguen Kennyo y sus fuerzas.
Nos superaban en número diez a uno... y yo no era gran cosa. Pero Hideyoshi parecía confiado en todo el asunto.
(Lo de irnos todos juntos a casa lo dice en serio. No lo decía por decir)
MC- ¿Tienes tiempo de ponerte esto primero?
Me solté el pesado fardo que llevaba a la espalda todo el camino.
HIDEYOSHI- ¡Este es mi...!
Le entregué a Hideyoshi su armadura y el haori que le había regalado... todo lo que me había confiado antes.
MC- Está todo aquí. Ya no necesitas vestirte como en los viejos tiempos. Pero nunca está de más ir a la batalla con una armadura.