Hidrium - La Orden Makin

El árbol que juega con el destino.

Pasó medio día y no se veía nada a la redonda, de hecho, parecía todo tan vacío que me daba una flojera enorme caminar. Volteé hacia atrás, donde venían Ikeonwu y Kijim, estaban golpeándose en el brazo el uno al otro, parecían divertirse; frente a mí estaba Anya y me dieron ganas de intentarlo con ella pero si intentaba jugar de esa manera estaba seguro de que cortaría mi brazo y lo usaría para abofetearme. Después se me ocurrió una idea divertida para entretenerme.

 

-Kijim, ven -dije en voz no tan alta para evitar que Anya me escuchara.

 

-¿Dime? -respondió mientras avanzaba hacia mí.

 

-¿Te quieres divertir? -pregunté enérgicamente, cerrando los puños e impulsando mis brazos hacia dentro.

 

-¿Haciendo qué? -contestó él levantando una ceja.

 

-Es sencillo, solo tienes que acercarte a Anya, y una vez que estés a su lado quédate mirándola sin decir una sola palabra -le dije aguantándome la risa lo más que pude porque sabía lo que iba a pasar.

 

Kijim solo me miró entrecerrando los ojos porque no sabía cómo eso lo iba a divertir, pero optó por escucharme (muy mala idea). Fue hacia Anya, tocó su espalda con la mano y caminó a su lado mirándola fijamente justo como le había dicho que hiciera. No pasaron siquiera 5 segundos cuando noté que Anya ya estaba poco molesta, y rápidamente le dijo:

 

-¿Qué quieres? -Kijim no respondió y solo la miró con una vista aún más penetrante. Yo estaba detrás de ellos muerto de risa por dentro, la escena era increíble y estaba esperando que Anya le diera un golpe o le amenazara, pero no pasaba; varios segundos después Anya ya no pudo contenerse y dijo-: ¡Si me miras aunque sea por un segundo más, las cuencas de tus ojos estarán tan vacías como el cerebro de él! -y me señaló a mí, a lo que solo respondí:

 

-¿Y yo qué fregada culpa tengo? -el traidor de Kijim respondió después de mí:

 

-Tú me dijiste que hiciera esto porque sería divertido. Y no lo es…, ella da miedo.

 

Después se detuvo en seco y caminó hacia atrás, a donde estaba Ikeonwu (que yo suponía, por su apariencia, daría más miedo que ella), sin quitarle la mirada de encima a Anya. Yo seguí caminando sin darme cuenta de que Anya ya se había detenido; cuando ya me encontraba al lado de ella, con una voz tenebrosa me amenazó diciendo:

 

-¿Así que quieres divertirte? Bien, saca a Sahame.

 

“Esta loca me va a matar”, fue lo primero que pensé, y quise excusarme diciéndole que era solo una broma; ella simplemente ignoró mi comentario, se hizo hacia atrás y se puso en posición de defensa con su espada en la mano, pero apuntando hacia atrás, en su mirada solo se veía un enorme: “Esto te dolerá”, pero creí que sería peor si no me defendía. Ahí donde estaba tomé a Sahame de su funda y me puse en posición de defensa también, pero esta vez mi defensa se sentía diferente… La sentía más estable, a pesar de que era la misma que había estado usando desde siempre; me di cuenta de que en realidad mi defensa había cambiado bastante respecto a la última vez que peleé, y recordé que esos movimientos extraños habían empezado después de haber aparecido mágicamente al final del pueblo fantasma y con nuestros ropajes casi destrozados. Hice la misma guardia que Anya, salvo que mi otra mano, a diferencia de la de ella, se encontraba hacia arriba, con la palma abierta.

“¿Cómo fue que no me di cuenta de que estaba en esta postura?”, pensé; parecía que no era el único sorprendido, ya que al ver el rostro de Anya ella se veía confundida, con una ceja levantada y haciendo una extraña mueca con su boca.

Comenzó a caminar hacia mí; con la mano que tenía en el aire golpeó hacia adelante y, sin siquiera pensarlo, esquivé y bloqueé hacia abajo con Sahame, porque de alguna manera sabía que ella había intentado distraerme y el verdadero golpe venía por debajo. Ella sonrió y dijo: “Vaya”. Después intentó saltar en el aire tomando impulso con mi propio cuerpo, colocó su pie en mi estómago y lo usó como plataforma para ir aún más alto, todo fue realmente rápido, y, con su otra pierna, intentó patearme la cabeza; no sé por qué logré ver lo que seguía, nuevamente bloqueé el golpe con mi mano derecha, donde no tenía a Sahame y, con la empuñadura de la misma, la golpeé en el pecho, donde su armadura le protegía, lanzándola poco más adelante; al caer rodó en el suelo y se impulsó hacia adelante con la espada al frente, con la mano la desvié y me giré hacia atrás en el lugar en el cual me encontraba dejando que Anya se pasara de largo. Ella dijo nuevamente:

 

-Vaya, quizá te subestimé.

 

Acto seguido, sus movimientos cambiaron haciéndose muchísimo más rápidos que antes, tomó su arma con ambas manos y comenzó a cortar el aire rápidamente pero, estando un poco retirada de mí, por lo que sus ataques no me hacían daño alguno ya que no podían alcanzarme, después corrió hacia mí y velozmente se tiró en el suelo resbalándose por el mismo, pasando entre mis piernas. Con su mano tomó mi pie y, sin perder velocidad, pasó atrás de mí y jaló el pie haciéndome caer; del impulso que llevaba se volvió a poner en pie e inmediatamente volteó lanzando su espada, clavándola en el suelo al lado de mi rostro haciendo un corte pequeño en mi mejilla. Yo me quedé inmóvil, ella acercándose dijo:




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.