Hidrium - La Orden Makin

El Mal se Alimenta de Odio

Me quedé perplejo al escuchar su voz, pero no podía verla aún, ya que se encontraba detrás del árbol y pensé que si me acercaba podría espantarla, por lo que en vez de hacer eso decidí mejor hablarle desde lejos; pero justo antes de empezar a hablar, Anya, con su dulce actitud gritó fuertemente para saber quién estaba ahí. “¡Muéstrate!”, dijo empuñando su arma, haciéndome señales para que empuñara la mía y con señales le decía a Kijim que retrocediera; Ikeonwu, por otra parte, ya se había ido…, otra vez.

Del árbol del centro se alcanzó a ver cómo Kiara se asomaba, pero no completamente; solo podía verse parte de su cabello, menos de la mitad de su cara y su mano rodeando al árbol; luego dijo:

 

-¿Quiénes son y qué hacen aquí? -y retrocedió un poco para que no la viéramos mucho.

 

-La pregunta más bien es: ¿quién eres tú? -respondió enérgicamente Anya, y luego agregué yo:

 

-Anya, espera -me puse delante de ella y de espaldas a aquel gran árbol-. Ella no es enemiga, su nombre es Kiara. ¿Recuerdas que cuando toqué a Kijim vi a una hermosa chica?, pues es ella -y señalé poco hacia donde estaba Kiara.

 

-¿Cómo que es ella?, ni siquiera hemos visto quién se esconde detrás del árbol -replicó Anya en un tono muy escéptico y sin bajar su arma.

 

-Por su voz, también escuché su voz, y la de ella es idéntica a la que recuerdo; baja el arma, estoy seguro de que ella es Kiara -dije empujando el arma de Anya hacia abajo lentamente.

 

Anya solo hizo un gesto de inconformidad y bajó su arma para después hacerse hacia atrás, donde estaba Kijim. Yo, lentamente me volteé hacia donde estaba Kiara y, con la voz más dulce que pude hacer le dije:

 

-Eres Kiara, ¿cierto? -subí un poco la voz por estar ella varios metros alejada, escondida en aquel árbol. Ella solo se quedó en silencio y continué-: Yo te vi hace unos días; bueno, vi todo este lugar y estabas aquí también tú, y me pediste terminar con la guerra -decía a la vez que intentaba acercarme lentamente hacia donde estaba ella, pero no pude porque una barrera me impidió el paso.

 

Nuevamente no dijo palabra alguna, pero se asomó un poco más dejándome verle el rostro completo, y me quedé ensimismado viendo tanta belleza, era justamente como la recordaba, probablemente quizás aún más hermosa de lo que podía recordar.

 

-No hemos venido a hacerte daño, mira hacia allá -y apunté con el dedo a Kijim, quien estaba junto a Anya. Kiara salió poco más de detrás del árbol y miró a Kijim, aunque podía sentir que me tenía un poco de miedo-. Ese niño que vez ahí, aunque parece pequeño, es a quien el talismán ha elegido y lo hemos traído para que termine con la guerra de una vez por todas.

 

Cuando terminé de hablar me miró, salió completamente de atrás del árbol y caminó lentamente hasta acercarse a mí; estaba en verdad muy cerca y mi corazón latía tan fuerte como un sismo de 9 grados. Sus alas comenzaron a moverse a una velocidad no muy alta, después flotó para igualar mi altura, se acercó a mi rostro y lo tomó con sus manos, luego puso su frente junto la mía, cerró sus ojos y se mantuvo así unos segundos. Estaba tan avergonzado que no pude decir una sola palabra. Después se separó de mí y, sin decir nada, aleteó hacia donde estaban Anya y Kijim; a Anya solo le dio una vuelta alrededor mirándola detenidamente, y, como era de esperarse, Anya se molestó y le dijo con voz firme:

-¿Qué quieres?

 

Yo le hacía señales a Anya desde donde estaba para que se tranquilizara, pero solo me miró y me ignoró completamente; aunque, por suerte, Kiara ya parecía haber terminado con ella y se acercó a Kijim, a quien extendió su mano para que él se la diera también. Me acerqué rápidamente a donde Anya para intentar contenerla si se molestaba de más, pero parecía estar calmada. Kijim extendió su brazo hacia donde Kiara y ella lo examinó minuciosamente teniendo que dejar de volar e hincándose para igualar su estatura; le tomó el otro brazo e hizo lo mismo, pero sin decir una sola palabra a alguno de nosotros. Después hizo lo mismo que conmigo, colocar su frente junto a la de Kijim, pero permaneció menos tiempo; se alejó de él rápidamente y dijo:

 

-¿Están seguros de que es él? -lo miraba fijamente con el rostro algo preocupado, y su voz lo denotaba.

 

-No podemos asegurarlo al cien por ciento, pero sí, estamos bastante convencidos de que él es quien debe portar el talismán -respondió Anya algo seria.

 

-Mmm, supongo que la única forma de comprobarlo sería que entre a la barrera -dijo Kiara, y le hizo señales a Kijim para que la siguiera.

 

Voló lentamente hacia el otro lado de donde estábamos. Anya y yo la seguimos caminando detrás de ella; Kijim parecía estar nervioso ya que tomó mi camisa con sus manos y apretó fuerte avanzando detrás de mí sin despegarse. Le dimos una vuelta de 180 grados al árbol y nos detuvimos justamente del otro lado. No podía verse la barrera de la que hablaba, pero sí podía observarse el tronco, y justo al centro del mismo, en un hueco bastante grande, se miraba un objeto flotando y dando círculos en sí mismo; era en verdad muy pequeño, tenía un color como si se tratara de un rubí pero sin la transparencia de un cristal, era un color uniforme y fuerte, parecía estar reflejando la luz del sol aun y cuando ésta no le estaba llegando, tenía una forma que cambiaba conforme giraba, se hacía más redondo, cuadrado, luego como un rombo; en fin, un sinnúmero de formas que no terminaban de cambiar mientras giraba; pero no se hacía más grande o pequeño, únicamente cambiaba su forma manteniendo su tamaño. Kiara dijo:




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