Hidrium - La Orden Makin

Un Aliado Impredecible

NARRACIÓN DE RUBÉN

Después de ese suceso con los Gollems no había duda alguna de que Anya debía ser quien nos liderara, yo no podía serlo, no me sentía capaz, además de que por alguna razón sentía que no debía ser yo quien lo hiciera sino alguien más, y su imagen pasaba por mi mente cada vez que lo intentaba razonar, era como si alguien me lo dijera pero no podía descubrir quién. Lamentablemente, cuando por el portal apareció Xutyenek, las miradas de Anya y de Salex cambiaron de manera radical, no creo que por él justamente, sino por la túnica que sostenía y por haber dicho que Kriniton ya no podría ayudarnos; quería pensar que esa simple túnica era en realidad la vestimenta de ese hombre, de Kriniton. No sé qué aventuras tuvieron que pasar Salex y Anya, pero definitivamente puedo asegurar que Kriniton estuvo implicado en ellas al mostrar ese rostro que estaba viendo justamente en ese momento y conociendo lo sentimental que es Anya.

 

Xutyenek dejó caer la túnica al suelo y al terminar de avanzar se posó encima de ella limpiándose los pies. Anya parecía molesta pero no hacía nada, sabía que la estaba intentando provocar; los demás Makin simplemente esperaban órdenes, ya fuera de mí o de ella al no habernos puesto de acuerdo referente a quién nos lideraría, pero en ese momento Anya caminó hacia delante de todos y dijo:

 

-Xutyenek -su voz iba en incremento mientras decía cada letra de la palabra-. ¡Quita tus pies de esa túnica!

 

Al decirlo, todos los Makin excepto yo, se colocaron detrás de ella en fila, de la manera exacta en la que estaban las estatuas, dejando un espacio donde se supondría estaría Kleiterem, lugar en donde me coloqué yo. Anya nos miró a todos volteando a los lados y simplemente asintió con la cabeza dándonos a entender que estaba dispuesta a tomar el liderato de los Makin, justo como en algún momento lo hizo Kleiterem, quizás eso estaba destinado a ocurrir, aunque tal vez no de esa exacta manera.

Xutyenek permanecía inmóvil y ninguno de nosotros tenía la certeza de saber qué hacer, probablemente ni siquiera Anya, aunque creo que en realidad ella sí sabía; solo volteó a mirar a Iyione, quien no entiendo cómo comprendió qué le quiso decir Anya, acto seguido rompió la formación y huyó de ahí yéndose en lado contrario a Xutyenek, hacia atrás de nosotros. Después miró a Khaal, quien de igual manera entendió rápido qué quería Anya que él hiciera, y se colocó delante de nosotros con su escudo hacia enfrente. Anya ni siquiera necesitó mirar a Ion, puesto que él sabía qué hacer, también se fue detrás de todos y empezó a golpear el suelo rompiéndolo y sacando rocas pequeñas de los pedazos que salían. Salex se subió encima de Khaal y Eome avanzó hacia Xutyenek. Larem se colocó a la derecha de Khaal, posteriormente Khaal hizo su cuerpo hacia abajo y colocó su escudo en el suelo, después de eso comenzó a gritar a causa del esfuerzo que estaba haciendo y levantó su escudo con fuerza. Salex caminó hacia el escudo logrando ser impulsado hacia arriba, después Larem hizo un tajo con su espada conservando la parte ancha vertical, golpeando con ella los pies de Salex, el cual salió disparado en línea recta a una velocidad absurda, llegando con Xutyenek en cuestión de segundos; sus dagas estaban completamente hacia delante logrando encajarlas en el cuerpo de Xutyenek, sin embargo eso no fue suficiente y se quedaron trabadas ahí. Xutyenek solo se quejó por el golpe y segundos después empezaron a lloverle rocas, las cuales lo golpeaban en todo su cuerpo; las estaba lanzando Ion. Eome, que caminaba hacia Xutyenek desde antes, había llegado por fin y gracias a su enorme fuerza física intentó contenerlo; lamentablemente parecía que Xutyenek solo esperaba para ver qué hacían los demás, y al ser contenido ni siquiera intentó zafarse, permaneció ahí.

El cielo comenzó a iluminarse y de él destellos en forma de flecha comenzaron a caer en toda la zona evadiendo por completo a los Makin. Iyione era una guerrera a distancia, y entre más lejos se encontraba más poderosa era. Las flechas que impactaban el suelo hacían una enorme nube de polvo que fue complicando la visibilidad de todos, incluyendo la mía, y al ser totalmente hechas de divinidad, eran las que más daño parecían hacerle a Xutyenek, pero aun así algo no andaba bien... Su cuerpo parecía lastimado pero sus gestos faciales no cambiaban ni un poco.

La nube de polvo parecía que no estaba siendo causada por Iyione, pues, fijándome de una mejor manera cuando impactaban en el suelo, vi que éstas se rompían antes de siquiera entrar en contacto con él; la nube de polvo estaba siendo causada por algo diferente pero no sabía que era. “¡Por eso Xutyenek está tan tranquilo!”, pensé, y al intentar gritar para advertirles a todos, la nube de polvo me absorbió por completo y fui transportado a un lugar que jamás había visto en mi vida.

Se encontraba vacío por completo, había un desierto gigantesco y un calor abrasante que con seguridad me haría deshidratar en cuestión de minutos; curiosamente sentí que Sahame me quería apoyar, y dada nuestra nueva relación, podía sentir sus deseos con mucha facilidad. Al entender que quería ayudarme ella comenzó a tener ese reflejo de agua que tenía antes, el cual se fue expandiendo hacia mí haciéndome sentir más fresco, y gracias a eso el clima no me afectaría para nada, pero la situación no terminaba ahí…, era apenas el inicio. En el suelo, una sombra realmente grande comenzó a formarse y de ella salió un minotauro idéntico al que nos había atacado la primera vez que llegamos a Boyeryetye, era enorme; y al tener Anya que recurrir a la máscara de Ikeonwu para derrotarlo no se me ocurría qué hacer. Sabía que Sahame podría cortarlo sin dificultad, pero un solo golpe que me diera sería suficiente para que mi vida terminara en un instante, dado que ni siquiera tenía una armadura. Esa sombra de agua que tenía en mi cuerpo, otorgada por Sahame, se fue tornando de color blanco y rosa, y de alguna manera me sentía un poco más pesado, aunque al moverme parecía que no afectaba en algo a mi velocidad normal.




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