Hielo Y Fuego

Capitulo 1

Nunca me ha avergonzado que las personas me mire, y mucho menos que un grupo grande de personas me observe; cada año y antes de cada vacaciones siempre he tenido que dar el discurso a toda la escuela, me parece tan innecesario hacerlo, pero según el director debo hacerlo para llegar a crear conciencia entre los nuevos estudiantes y que se esfuercen mucho  para que sus notas intenten ser buenas como las mías pero a veces me parece tan ridículo hacer ese tipo de cosas, casa seis meses es lo mismo y lo mismo. Pero esta vez no me encontraba en el auditorio y no estaba de pie en el escenario con mi discurso en la mano;  ahora estaba con las miradas de mis compañeros sobre mí y sobre una chica, que nunca en mi vida la había visto, no sabía si era de primero, segundo o incluso si estábamos en el mismo curso, no tenía idea de quien era; pero parecía que ella si sabía perfectamente quien era yo; pude notar que con fuerza agarraba un pedazo de papel y sus mejillas se tornaron realmente rojas, intento decir algo pero tartamudeaba, estaba algo nerviosa y era una situación muy incómoda  porque no estaba seguro de que planeaba o que quería decirme.

― Es… es … es para ti. ― me extendió el pedazo de papel que era un sobre rosado, con algunos dibujos de corazones y con letras negras note que estaba escrito mi nombre; no quería ser grosero, pero nunca me ha gustado recibir cosas de personas que no conozco.

― Lo siento no lo quiero. ― Lo rechace de la manera más corte que pude, me gire con suavidad y me apresure para ir al salón de clases.  Ese día para mí no fue nada fácil, toda la escuela murmuraba que era un chico de corazón frio y era cruel con las mujeres. Las clases culminaron ese día especialmente, al ser el primero se me hizo eterno, quería ir a casa, comer algo, hacer mis deberes y dormir.

― ¡Adrián! ― Escuche a mi buen amigo Manuel.  ― ¿Quieres ir probar el nuevo juego que compro Ernesto? ― Me pregunto muy ilusionado, Manuel había sido mi amigo desde la secundaria, aunque no lo podría llamar mi mejor amigo si era un buen amigo. 

― Vamos, pero solo puedo quedarme un rato. ― Mentí, realmente solamente estaba complaciendo a mi madre, según ella debería tener más amigos y así podría conseguir una novia.  Tomamos nuestras cosas y Manuel iba muy emocionado hablando de las gráficas y efectos del juego. Nunca me ha interesado mucho el tema de los videojuegos, consolas o cosas similares, siempre que juego es porque Samuel mi hermano pequeño quiere que juegue con él, o cuando mis amigos me invitan de resto no es lo que más me llame la atención.

― ¡Oye Ferreira! ― escuche que alguien grito mi apellido, a lo lejos note que un chico venia corriendo hasta la salida; parecía furioso. Manuel y yo nos detuvimos y este chico quedo a unos tres metros de mí.

― Eres un idiota ― parecía que me iba a golpear, pero otros chicos lo agarraron del uniforme. También note que la chica de esa mañana estaba con él.

― ¿Quién eres tú? ― Inquirí, confundido.

― Soy Cesar Navarro. ― Respondió.  ― ¿Cómo es posible que ignores los sentimientos de Valeria? ― Pregunto furioso, realmente no estaba entendiendo nada de lo que estaba ocurriendo, en cierta parte creía que este chico me confundía con alguien más.

― ¡Ella es una chica realmente dulce y encantadora! ― Grito histérico. ― No entiendo cómo se fijaría en un cretino como tú.

― ¿Cretino? ― No quería iniciar una pelea con ese sujeto, pero si odiaba que me ofendieran.  ― Disculpa, pero yo no sé quién es Valeria. ― Conteste; al decir que no sabía quién era Valeria, Cesar se molestó aún más, camino a paso firme hasta donde me encontraba parado, me agarro del cuello de la camisa, estaba presintiendo que tenía todas las intenciones de golpearme el rostro.

― ¡Cesar suéltalo! ― Una chica grito detrás de él; me di cuenta que era la misma que me dio una carta esa mañana, ella debía ser Valeria, tenía las mejillas coloradas y estaba agitada como si hubiera estado corriendo. Camino hasta donde nosotros dos y agarro el puño de Cesar que estaba destinado a terminar en mi rostro.

― No vale la pena.  ― Dijo ella ignorándome completamente.  Cesar me soltó con brusquedad la camisa. Y se alejó con Valeria un poco; ella en cierta parte me había salvado de tener la cara llena de sangre o un ojo morado― Ferreira nunca te perdonare bastardo por rechazar los sentimientos de Valeria, te crees superior por ser el mejor estudiante de la escuela. ― Ese chico era muy molesto, debía terminar de una buena vez con todo esto me estaba comenzando a fastidiar demasiado. ― Por tus venas recorre hielo y no sangre.

― No puedo aceptar los sentimientos de alguien que ni siquiera sabía que exista sería algo estúpido, porque ella ni siquiera me conoce realmente, deberías fijarte en alguien con quien interactúas no en alguien que solo miras y ya deberías pensar mejor en eso. ― Le dije a la chica sin más.

 ― ¡Fue un total desperdicio de mi tiempo sentir algo por alguien como tú eres un idiota! ― Grito furiosa, parecía molesta al escuchar la verdad de lo que pensaba

― Vámonos Manuel. ―  le di la espalda a Cesar y a Valeria. Mi amigo miraba sin poder creer lo que estaba pasando.

― ¡Bastardo! ― escuche a lo lejos. ― Espera no hagas nada Cesar, Adrián es un completo iditoa  ―  No me atreví a voltear. Con el tema de Valeria y su carta mi día ya había sido muy difícil y realmente no quería empeorar las cosas, solo esperaba que todo quedara en el olvido al día siguiente.

― No sabía que Valeria Herrera se te había declarado. ― Me detuve al escuchar a Manuel hablar de esa extraña chica.

― ¿Cómo la conoces? ― Pregunte intrigado. ― ¿Acaso no escuchaste que toda la escuela hablaba de eso esta mañana?

― La verdad sabes que no me gustan los chismes de la escuela, y la conozco porque fuimos vecinos por dos años, es una chica muy agradable, no pensé que le gustaras.

― Yo no tenía idea de cómo se llamaba y la verdad es estúpido enamorarse de alguien, eso no tiene sentido alguno para mí. ― Manuel se me quedo mirando algo sorprendido por lo que acaba de decir; nunca habíamos tocado el tema de gustarle a alguien o si nos gustaba alguien realmente siempre he pensado que todas las personas nacemos para encontrar nuestro destino; para ellos siempre se persiguen sueños, ambiciones o deseos.




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