No le di mucha importancia a la situación, seguí con mis deberes, estaba concentrado en lo que estaba haciendo; levante un momento la cabeza al escuchar a una chica de mi clase algo enojada con un chico de la clase C que no lograba comprender las integrales; mi escritorio estaba aún ocupado con las cosas de Valeria aún no regresaba; me levante de la silla y salí un momento al corredor; estaba seguro que ella no volvería había sido un poco grosero con ella; lo mejor era pedirle disculpa. No estaba muy seguro de donde podría buscarla, la escuela era demasiado grande y me llevaría más de una hora en intentar encontrarla; subí al segundo piso hasta el salón de la clase D para buscarla allí, pero no había nadie estaba totalmente vacío. Medite unos segundos donde podría estar, pero no se me ocurría ninguna idea. Baje nuevamente, camine un rato por los pasillos del primer piso esperando dar con Valeria, pero no fue posible.
― ¿Qué crees que le haya pasado a esa chica? ― Escuche a dos niñas de primaria saliendo del baño. No se me había ocurrido que podría estar en el baño; me cerciore que no viniera otra mujer o algún profesor y entre al baño, esperando no ganarme una bofetada o algo por entrar a hurtadillas al baño de mujeres, no había nada solo se escuchaban unos sollozos dentro de uno de los baños.
― ¿Valeria? ― los sollozos se detuvieron. ― Necesito que vengas al salón debo explicarte las materias en las que vas mal. ― No obtuve ninguna respuesta, esto me estaba comenzando a molestar. ― Es tu decisión si quieres o no aprobar los exámenes. ― Salí del baño, para dirigirme de nuevo a mi salón.
― ¡Hielo es lo que corre por tus venas! ―Mire sobre mi hombro y Valeria estaba con la cara bastante roja y los ojos hinchados, parecía agitada. ― Eres el peor ser humano que conozco, y lo peor de todo fue que sentí algo por ti. ― El timbre de la escuela sonó se había terminado un periodo quedaban aun dos. Algunos estudiantes salieron de sus salones para tomar aire, ir al baño o comer una golosina mientras los profesores hacían sus respectivos cambios. Mire a Valeria y sin decir una palabra me gire.
― Idiota ― Alcance a escucharla. ― Si necesitas algo ya sabes dónde encontrarme. ― Le dije caminando de nuevo a mi salón; todos estaban concentrados, me senté de nuevo en mi puesto y pude notar que Cesar me miraba realmente enojado.
― ¿Dónde está Vale? ― Parecía que de sus ojos saldrían llamas, tenía el ceño fruncido y estaba rojo de la rabia.
― Ni idea, yo estaba en el baño. ― Me encogí de brazos y me puse a leer un libro. Los dos periodos pasaron ya era hora de irnos a casa, los estudiantes de clase C y D regresaron a sus respectivas auras dejando solo a los de clase A recogiendo sus cosas para marcharnos. Estaba por irme, las cosas de Valeria seguían en mi escritorio, las tome y guarde en mi mochila para dárselas si la veía. Durante el trayecto hasta la puerta no hubo señal alguna de ella.
Ese día no hice gran cosa, llegue a casa termine mis deberes, ayude a Samuel con sus tareas, cene con mis padres y me acosté a dormir. La misma rutina desde hace diecisiete años. Me desperté a la misma hora y me arregle para ir a la escuela, mi madre llevaría a Samuel para luego ir a trabajar al igual que mi padre; yo solo debía caminar unas cuantas calles para llegar a la escuela. La mañana fue igual me encontré con Manuel en la puerta y entramos a nuestro salón a esperar que empezaran las clases mientras él me contaba alguna cosa rara que había leído de superhéroes, algún video juego que estaba por salir a la venta o de la última película de ciencia ficción. Todo siguió normal hasta la hora del almuerzo, las caras de mis compañeros cambiaron aburrimiento y desgana por la pérdida de las tres horas de clase, los chicos de la clase C y D regresaron y se acomodaron en los lugares correspondientes, mi compañera no llego.
― Disculpa Adrián. ― Una chica llamo mi atención, tenía el cabello negro hasta la cintura y era muy alta, parecía una modelo de pasarela.
― ¿Si que necesitas? ― Pregunte cortes mente.
― Me llamo Andrea soy amiga de Valeria, ella no vino a la escuela ¿Podrías darme sus cosas?
― Lo siento no las tengo. ― Andrea me miro sorprendida por lo que acaba de decirle. ― Está todo eso en mi casa, me pesaba mucho la mochila, mañana se los traeré. ― Andrea asintió sin decir una sola palabra. La charla con la amiga de Valeria fue lo más interesante que hice en todo el día hasta que cayó la noche y me acosté a dormir. Para al día siguiente seguir con la misma rutina. La semana termino, el viernes estaba transcurriendo igual que los demás días de la semana, ya estaban por empezar las tres clases de tutoría, aunque, yo no había tenido la primera con Valeria. Antes de que llegaran los chicos de las clases C y D entro el señor Calderón. Quería saber cómo nos había estado yendo con nuestras clases y ayuda nuestros compañeros.
― De verdad chicos gracias a todos por el gran esfuerzo que están haciendo. ― El hombre nos miró a todos algo preocupado, la visita de él a estas horas era demasiado extrañas. ― El lunes los estudiantes de clase C y D tendrán un examen para ver si han mejorado en las materias que van mal. ― Solté un suave bufido, Valeria no había querido verme ni asistir. ― Lo cual será una nota importante para ustedes, claramente les ayudar aumentar su promedio, si les va muy bien a sus compañeros, pero si les va mal les bajara un poco su promedio. ― Eso sino me gustaba para nada. Tenía que hacer algo para buscar a Valeria y ayudarla, mi padre se molestaría demasiado conmigo si mi promedio baja un decima. Subí al salón de la clase D, estaba sentada ahí sentada en la última silla; sus compañeros se estaban preparando para bajar a los salones A y B, pero parecía que el plan de ella era totalmente diferente, aguarde que todo el mundo abandonara el salón para entrar y hablar con Valeria.
― Por tu culpa voy a perder mi promedio perfecto. ― Me miro sorprendida al verme entrar por la puerta. No dijo nada y volteo a ver por la ventana.