Los débiles rayos del sol traspasaban las cortinas de mi habitación, mis ojos entrecerrados observaban el reloj de pared que marcaba las 8.00 am, mi alarma por lo general suena a las 7.45, pero hoy no sonó, lentamente me senté en la cama y me fregué los ojos, luego me levanté, me puse ropa, moje mi rostro y bajé las escaleras.
Eche un vistazo al sofá donde Ene había dormido, no estaba. Me dirigí a la cocina y ahí estaba él preparando el desayuno, me acerqué:
— Buenos días, Ene —dije adormilada.
— Buenos días, Madison.
— No era necesario que prepararás el desayuno, yo podía prepararlo —dije sorprendida.
— Aaah...es que en Oxul es tradición que el huésped prepare alguna de las comidas para demostrar que vale la pena hospedarlo, que es útil para el dueño, además ayer tú me serviste a mi, hoy es mi turno de servirte.
— Que linda tradición, pero mañana yo lo preparo para ti, ¿trato?
— Trato, pasa al comedor —dijo cortésmente, mientras entraba en la habitación mencionada. — Te preparé lo que aquí llaman huevos revueltos, con tocino y tostadas, al parecer es el desayuno que más les gusta a ustedes, es algo simple, pero es exquisito.
— ¿Y cómo supiste todo eso? —dije curiosa.
— Bueno tengo mis tácticas —lo mire con una ceja arqueada, prosiguió diciendo —simplemente analicé las mentes de los vecinos más cercanos y bueno todos o la mayoría preparaban esto.
— Si tiene sentido, igual no era necesario —dije sentándome —¿qué es lo que querías proponerme? —dije recordando la conversación de anoche.
— Aaaah...verdad la propuesta —dijo con voz siniestra.
— Te gusta poner suspenso a las cosas.
— No sabes cuanto —dijo imitando la misma voz.
— Solo dilo.
— Okey —dijo con la misma maldita voz— lo que quiero proponerte es que vayamos a Oxul, para que lo conozcas, allá seré tu mentor, te enseñaré a usar tus poderes, te mostraré el planeta, te enseñaré su historia, a su gente, puedes hacerme las preguntas que desees y todo lo necesario para que seas una de nosotros.
Quede sorprendida, a la vez estaba ansiosa de que ese día llegará:
— Es increíble y ¿cuándo sería? —pregunté intrigada.
— Lo ideal es lo antes posible, pero la idea es que sea cuando tú estés preparada.
— Mmm... —dije pensativa.
— Es sin presiones, Madison —dijo acariciándome el hombro.
Se levantó llevando su plato y su taza a la cocina junto con la sartén y la panera:
— Mañana a la tarde —dije gritando para que me escuchara, pero de seguro ya lo sabía.
—¿Estás segura? —dijo asomándose por el umbral de la puerta quedá a la cocina.
— Si muy segura, no aguanto las ganas de conocer a Oxul —dije levantándome para llevar los platos sucios a la cocina.
— Ya, entonces mañana —dijo esbozando una sonrisa.
En la cocina Ene estaba lavando la loza, me acerqué y le dije:
— Ene no es necesario que laves, déjame a mí ...—me interrumpió.
— Madison es mi turno de servirte —dijo firme. — Dime Madi —dije sonriendo, mientras me alejaba.
Subí las escaleras, tomé mi bolso, mi celular, mi abrigo, las llaves, volví a bajar y mientras me dirigía a la puerta dije:
— Adiós Ene nos vemos a la tarde —dije en voz alta, cerré la puerta al momento en que termine de decir la frase.
Camine a la universidad como todos los días, las aves paseaban por el cielo, el sol permanecía escondido tras las nubes, el viento sacudía las hojas de los árboles que comenzaban a caer por las rítmicas brisas, era un día agradable de esos que son cálidos, pero a la vez fríos.
Al llegar al campus no encontré a John, pasaron las clases y no llegó, él no es de los que falta, normalmente es responsable, me extraña que haya faltado, ayer estaba raro y no me quiso contar que le sucedía de seguro tiene que ver con eso.
Las clases ya habían terminado así que compré mi café y me dirigí al restaurante. Me topé con Emmy hablamos un rato, luego hice mi trabajo y me fui a casa. Al llegar Ene me estaba esperando con la once preparada y le dije:
— Ene no debiste hacerlo —dije sorprendida.
— Es lo mínimo que puedo hacer. Pasa toma asiento.
— Esto de que el huésped sirva al dueño de casa me esta gustando —dije risueña.
— No te acostumbres, porque mañana te toca a ti.
— Bueno fue lindo mientras duró —dije fingiendo.
Tomamos la once y me senté en el sillón mientras él lavaba la loza, insistió tanto que accedí a que él lo hiciera, me levanté y me acerqué a la cocina y le dije:
— ¿Puedo hacerte unas cuantas preguntas? —dije sonriente.
— Partimos otra vez —dijo balbuceando —claro pregunta lo que desees —dijo fingiendo alegría.
— Tú apagaste mi despertador, ¿verdad?
— Si, fui yo
— Siguiente pregunta —dije hablando como presentadora de un concurso —¿cómo es que hablas español?
— Desde pequeños nos enseñan todos los idiomas existentes, no cuesta demasiado porque aprendemos rápido.
— ¿Cómo es que llegamos a Oxul? —dije fingiendo que entrevistaba a un criminal.
— Existen diferentes maneras, pero la más simple es por tele transportación.
— Bueno era eso, que desilusión, ya no sé que más preguntar—dije levantando los hombros.
— Que bien, ¿lo estabas disfrutando no es así?
— ¡Oh!, no sabes cuanto —dije burlesca.
Terminó de lavar, me miro y me dijo:
— Yo soy el que molesta aquí, queda claro—dijo sonriendo.
— Ajá, pero yo también tengo derecho a molestarte —dije dando la vuelta —voy a descansar, buenas noches.
— Buenas noches.
Subí las escaleras y me acosté, pensé por un largo tiempo hasta que el sueño me venció.
* AL OTRO DÍA... *
Me levanté y bajé las escaleras esta vez la alarma si sonó. Trate de no hacer ruido para que Ene no despertara.
Preparé panqueques para el desayuno, ya estaba terminado cuando vi que Ene ya había despertado:
— ¡Oh!, buenos días Ene —dije exaltada.
— No quise asustarte.
— Asustarme yo, ni soñando —dije fingiendo.
— Bueno si tú lo dices. ¿Qué es eso que preparas?
— Panqueques, ve a sentarte, en la mesa hay unos fríos por si quieres probar.
— Okey —dijo dirigiéndose al comedor.
Tomamos el desayuno y me fui a la universidad, al llegar al campus, nuevamente, no encontré a John, tampoco llegó a clases, así que al finalizar las horas lo llame. No respondía. Le deje unos mensajes que tampoco contesto, finalmente opté por ir a verlo a su casa, golpeé reiteradas veces sin obtener respuesta. No seguí insistiendo. Comencé a alejarme de la casa para dirigirme al restaurante, todo el camino pensé y pensé buscando una respuesta que no encontré, quizás me estaba evitando, no sé, pero algo le estaba ocurriendo.
Llegué al restaurante, me puse el delantal y me acerqué a Emmy:
— Hola —dije saludándola con un beso en la mejilla.
— Hola, pensé que ya no venías —dijo sorprendida.
— Sí es que tuve un problema y me atrase.
— ¿Qué sucedió? —preguntó intrigada.
— Es que... —dije buscando una excusa que me sirviera para ausentarme por un tiempo. Era el momento justo para decir algo creíble, que no levantará sospechas— mi abuelo me llamó ayer en la noche, dijo que mi abuela estaba grave, me pidió que fuera a acompañarlo, así que saque pasajes para esta noche y me atrase organizando las maletas.
— ¡Oh!, es una lástima, y ¿viven muy lejos?
— Sí, viven en... California —dije decidida.
— ¡Ah! , y ¿cuándo vuelves?
— Aún no lo sé, todo depende de cómo esté —dije fingiendo tristeza.
— Bueno, que te vaya bien y sabes ve arreglar tus cosas te doy el día —dijo suspicaz.
— Pero tú no eres la jefa —dije confundida.
— Bueno no, pero soy hija de la jefa, no será difícil convencerla, le daré las razones y veré si es que puedo hacer que reservé tú puesto hasta que vuelvas, pero no prometo nada.
— Gracias amiga —dije abrazándola.
Salí del restaurante un poco triste, no estoy segura de que vaya a volver a verla ni a él. Ellos fueron los que me hicieron sentir a gusto en este planeta, me entristece haberle mentido a Emmy, pero no le puedo decir la verdad y no me pude despedir de John.
Pensé que iba a ser mucho más fácil irse, no pensé que dolería tanto, pero no voy a cambiar de opinión por un poco de sentimentalismo, la decisión esta tomada.
Llegué a mi casa abrí la puerta y ahí estaba Ene esperándome, me recibió y me preguntó:
— ¿Cómo te fue?
— Bien —dije con voz tristona.
— Podemos aplazar el viaje si es lo que deseas — ¡No!, no es necesario —dije decidida.
— Entonces, ¿Estás lista?
— Sí —dije con seguridad
Me tomo la mano y cerré los ojos, lo último que vi fue una luz blanca. Un leve cosquilleo pasó por mi cuerpo y cuando los volví a abrir estaba en Oxul.