Lo empujé al interior de la casa y cerré la puerta, por un minuto me quedé parada intentando analizar lo que había visto, todo en mi mente era confuso y todo en mí gritaba peligro, el miedo corría por mis venas y la otra parte de mí pedía a gritos salir.
Al voltearme me encontré con un ser de piel color esmeralda como la de los oxtrilitas, con alas negras como la de los murciélagos, con el cabello más negro que había visto, en sus hombros se dibujaban dos calaveras doradas, en sus brazos se marcaban unas líneas que terminaban con un triángulo como la cola del demonio y en su rostro se marcaba una flecha que atravesaba su ojo derecho.
— ¿Qué eres? —pregunté con temor.
— Uno de los tuyos, pero es más complicado que eso —dijo menos agresivo— puedo contarte. Tenemos todo el día —moví la cabeza en forma afirmativa por temor a que me hiciera algo de decirle lo contrario, a lo que el prosiguió diciendo—soy hijo de la muerte, y nací en Oxul como tú, pero mi padre no tenía una muy buena relación con los demás oxtrilitas y lo marcaron como un peligro para la sociedad por años, hasta que un día tuvo un enfrentamiento con el gobernante, quien le prohibió la entrada al planeta. Mi padre no sabía a donde ir, por lo que nos quedamos durante muchos años en un punto muerto a las afueras del planeta, nada fue igual, la vida a las afueras del planeta era dura, como ya sabes la atmosfera de Oxul no es apta para nosotros. El tiempo paso y mis padres me inculcaron el odio hacia ellos, convirtiéndome en la muerte misma, luego cuando ya era casi imposible vivir allí mis padres me enviaron aquí, por lo que tuve que tomar forma humana para vivir y tomé el nombre de John y me mantuve oculto durante mucho tiempo rodeado de estos desagradables seres, con la misión de encontrar y acabar con la salvación de Oxul, con la hija de dos mundos, ahora jamás pensé que estaría tan cerca ni que sería tan fácil encontrarla — dijo con frialdad — y mucho menos que estaría en frente a ella, en este preciso momento.
— Y… ¿a qué te refieres con “hija de dos mundos”? —dije alejándome con temor, tragué con dificultad, mientras mis pies temblaban.
— Con que aún no sabes quién eres, ¿eh?, interesante. Tus amiguitos debieron de haber bloqueado tus recuerdos, que lamentable tan poderosa y sin memoria de tu pasado, sin amigos honestos, sin la verdad—dijo acercándose amenazante, a lo que comencé a retroceder hasta chocar con la pared. Tomó mi rostro de manera violenta — en fin, tú, eres la maldita hija de dos mundos — dijo con agresividad se acercó más aun y se quedó mirándome. Sentí como me transformaba en Nat y estaba dispuesta atacarlo, pero unos ojos color miel, aparecieron de manera fugaz, desapareciendo al instante, esos eran los ojos de John. No pude dañarlo. Aun así, pudo haberme matado en ese mismo instante, pero no lo hizo, en cambio apretó mi rostro y lo soltó de manera agresiva.
— Ellos no harían eso —dije con la voz quebrantada— ellos son mis amigos.
— ¿Estás tan segura de eso? —hizo una pausa y me miraba desafiante— ¡oh!, Nat ambos sabemos que es verdad, todas esas mentiras, esas excusas, quizás no sabias que era exactamente, pero ambos sabemos que, aun así, desconfiabas. Para que vienes a hacerte la desentendida si de todas formas algo sabias, a mi no me vienes con mentiras, yo sé mucho más de ti que tú misma. Ahora tú puedes vengarte, únete a mí y destruyámoslos juntos, yo sé que quieres —dijo con esperanza.
— Tú no sabes lo que quiero —dije más repuesta.
— Claro que sí, yo sé lo que quieres y lo que deseas —dijo mientras acercaba su mano para tocar mi rostro, la que esquive —así yo conozco tus puntos débiles.
— ¿Y John? —consulté intrigada.
— ¿Qué con él? —contesto de manera cortante.
— ¿Qué le hiciste, donde esta? — interpelé con prepotencia.
— Ese bicho sentimental esta…como decirlo, lo suprimí, sigue dentro de mí, pero está descansando, ¿Qué con eso? — respondió con sagacidad
— Ya entiendo —dije sonriendo con convicción
— ¿Qué es lo que entiendes? —dijo con un tono burlón
— Me estas manipulando, tu plan inicial era destruir a Oxul a costa mía, pero tú no vas a dañarme, quieres que yo te ayude para no tener que matarme, porque John no te lo permite, porque él controla lo que sientes, aunque tú digas que él no está, no vas a matarme porque John y tú son uno. Y todo lo que dices son solo mentiras para irme a tu lado —dije con seguridad.
— Inteligente conclusión —hizo una pausa — pero te equivocas. ¿Mentiras?, los que te mienten son ellos yo solo digo lo que veo, solo te digo lo que los demás no quieren decirte.
— Si es tan así, ¿Por qué no me cuentas todo?, ¿Por qué no me dices la verdad de una vez? —indagué con impaciencia.
— Pregúntales a tus amiguitos por la profecía de la hija de dos mundos, así te darás cuenta y recordaras todo o puedes unirte a mí y yo podría devolverte la memoria y contarte la profecía ahora.
— ¿Por qué debería confiar en ti? —cuestioné ante su propuesta.
— Porque yo soy tu amigo antes que ellos, además siempre te he dicho la verdad —dijo convencido de que aceptaría.
— Tú también me has mentido, ¿no?, tú supiste que era Nat desde un principio y jamás lo mencionaste, tú jamás has sido mi amigo yo era amiga de John, no tuya, yo confiaba en él no en ti y jamás seré tu aliada, yo a ti no te conozco y tampoco quiero conocerte —dije con ira.
— Lástima no me dejas otra opción. Tendré que taparme los oídos para no oír los gritos de John cuando te destruya. —dijo amenazante.
— Así que resumiendo quieres destruirme, aunque tú voluntad no te lo permita, quieres dejar a Oxul en ruinas y destruir a todos sus habitantes, digamos que es demasiado ambicioso para mi gusto — dije con sarcasmo.
— Es más que eso, quiero todo, —me dio la espalda, moviendo los brazos, como quien sueña despierto — quiero ser el gobernante de Oxul, quiero levantar al mundo cuando este en ruinas, hacerlo mío, y gobernar, mientras todos los sobrevivientes son mis esclavos…